Todas las miradas estarán puestas mañana en la reunión del BCE. La expectación es alta y más aún cuando el presidente de la institución, Mario Draghi, se ha vuelto a comprometer esta misma semana a iniciar una ofensiva para contener la escalada de las primas de riesgo de España e Italia. Draghi defiende la compra de bonos a corto plazo como solución. Una intervención que busca asegurar las necesidades de financiación de los países en el punto de mira pero que no está exenta de inconvenientes.
"Es una nueva compra de tiempo. El BCE no puede suplantar la labor de los Gobiernos", recuerda Borja Gómez, estratega de Inverseguros. El BCE condicionará las compras a que los países necesitados soliciten la ayuda -un primer obstáculo para que lo implemente con rapidez- pero además solo intervendrá a plazos de hasta tres años. Se trata, por tanto, de una ayuda temporal para asegurar que los países beneficiados acometan las reformas y recortes necesarios. Y su efectividad se logrará solo si España o Italia logran financiarse a tipos medios más asequibles.
El mero anuncio de una intervención por parte del BCE ya ha tenido un claro efecto en la evolución de las rentabilidades de los bonos españoles e italianos en los plazos más cortos. El 2 años español, que en julio llegó a dispararse al 7,1%, ha caído al entorno del 3,072%. Muy diferente, sin embargo, ha sido la trayectoria del 10 años, actualmente en el 6,57%, lejos del máximo del 7,7% de julio pero todavía en niveles estratosfíéricos.
La decisión del BCE, por tanto, condicionará las próximas emisiones de deuda al forzar a los Estados a emitir a plazos más cortos. El jueves, de hecho, el Tesoro prevíé captar hasta 3.500 millones 2, 3 y 4 años en su primera subasta de bonos desde julio. Por tanto, aunque la ayuda del BCE facilitará una rebaja de los costes de financiación, clave para la sostenibilidad de las cuentas públicas, al mismo tiempo, contribuirá a recortar la vida media de la deuda en circulación, lo que otorgará al Gobierno menos margen de maniobra y provocará que los problemas se aplacen en el tiempo. "La intervención del BCE puede ayudar a bajar el coste medio de la deuda del 4,3% pero seguirá siendo muy alta. Es una patada hacia adelante. No es una solución porque el verdadero problema de España es la situación macroeconómica. Si estamos en recesión los tipos deberían estar en el 1%", argumenta Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio.
La intervención que prepara el BCE no se perfila como la panacea pero si surte efecto debería reducir el coste de financiación y asegurar los próximos vencimientos, algo urgente tanto para España como para el futuro del euro. "La no intervención sería el inconveniente cuando los mercados están cerrados y hay vencimientos importantes en octubre", recuerda Marian Fernández, estratega de Inversis Banco.
España afronta 29.116 millones en vencimientos el próximo mes de octubre, uno de los meses de mayores ingresos fiscales. Una cifra elevada para unas arcas públicas cada vez menos boyantes. De hecho, la hucha del Tesoro se ha reducido hasta los 23.231 millones, según datos de julio del ministerio de Economía.
Riesgo de decepción por las altas expectativas
Las expectativas que ha generado la reunión del BCE mañana son tan altas que los expertos advierten que el principal riesgo es que no cumpla con lo esperado. Las compras de deuda prometidas por Draghi son la gran medicina esperada pero está por ver si realmente concreta los detalles clave de esta operativa para asegurar su efectividad.
El presidente del BCE trabaja contra reloj y, aunque parece haber logrado el apoyo de la canciller Angela Merkel, todavía debe sortear la oposición de otros dirigentes alemanes como el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. "Hay riesgo de que las medidas no convencionales se queden en el aire", avisa Josíé Luis Martínez, estratega de Citi.
Se espera que las compras de deuda estíén sujetas a la petición de ayuda de los Estados beneficiados y se centren en los plazos cortos pero se sabe poco más. Queda por conocer cuándo se empezará a intervenir, el papel que tendrá el fondo de rescate, la cantidad que se destinará a las compras, además de otros aspectos clave. Se desconoce si el BCE mantendrá o no el estatus de acreedor preferente o si el incremento de liquidez derivado de estas compras se retirará despuíés del sistema para evitar efectos inflacionistas.
Muchos expertos advierten que el programa puede fracasar a la hora de alejar a los especuladores si no es muy contundente. De momento, el mercado parece creer que las compras llegarán.
Las cifras
3,43% es el coste medio de emisión de la deuda a 31 de julio, inferior al 3,9% de final de 2011.
6,29 años es la vida media de la deuda en circulación del Estado a junio. En diciembre de 2011 era de 6,5 años.
4,1% es el coste medio de la deuda en circulación, según datos del Tesoro de finales de junio.