En el sector se da por hecho que los dos grandes bancos -Santander y BBVA- y CaixaBank han superado la prueba con holgura. Tambiíén se apuesta por que Sabadell (beneficiado por la absorción de CAM), Bankinter y KutxaBank saldrán airosos y sin necesidad de mejorar su capital.
Por el extremo opuesto se sitúan las nacionalizadas, empezando por Bankia que, según se comenta en el mercado, necesitará más capital de los 19.000 millones solicitados inicialmente por la entidad el pasado mayo. Algunas fuentes elevan la factura hasta los 26.000 millones, que hay que sumar a los 4.500 que ya ha recibido en mayo, cuando se convirtió en capital el príéstamo recibido por el FROB 1.
La atención se centra así en el resto de la banca mediana, especialmente despuíés de que, en los últimos días, Oliver Wymann haya endurecido algunos supuestos del escenario macroeconómico estresado, obedeciendo a las peticiones del Banco Central Europeo (BCE). El organismo que preside Mario Draghi, que forma parte del grupo de trabajo encargado de analizar la banca española ha exigido un endurecimiento de las condiciones, lo que ha provocado un aumento de las exigencias de capital.
Popular es una de las entidades que se encuentra en el ojo del huracán. Todo parece indicar que finalmente Oliver Wymann afirmará que sus necesidades de capital superan los 2.200 millones de euros, es decir el 2% de sus activos ponderados por riesgo. De esta forma, el banco que preside íngel Ron se vería abocado a recibir ayudas públicas.
No obstante, fuentes cercanas al banco insisten en que pueden conseguir el capital que necesitan por su propia cuenta y no necesitan ayudas del Estado. Eso sí, parece que ante este panorama el acercamiento entre Popular y BMN se ha enfriado, antes los temores del Banco de España de juntar dos entidades con problemas. La mala experiencia de Bankia parece haber impulsado el miedo a crear nuevas entidades sistíémicas que puedan poner en jaque la estabilidad del sector.
De hecho, el resultado de Oliver Wymann tambiíén puede poner en entredicho algunas de las fusiones que se están ya cursando. Entre ellas, la más antigua es la de Unicaja con Banco Ceiss (el resultante de la unión de Caja España y Caja Duero), una operación de la que el presidente de la caja malagueña, Braulio Medel, ha intentado recular ya más veces. Unicaja, según fuentes del sector, saldría airosa de los test de estríés si fuese analizada en solitario, pero no así cuando el análisis se hace de forma conjunta con Ceiss. Algo parecido le ocurre a Ibercaja, que ha empezado un proceso de fusión con Liberbank y Caja 3.
En la banca se da por descontado que, una vez conocido el resultado de los test, empezará un nuevo baile de movimientos corporativos,