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Autor Tema: Las microfinanzas y la pobreza...  (Leído 123 veces)

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Las microfinanzas y la pobreza...
« en: Septiembre 28, 2012, 07:11:56 pm »
Por...   Bernardo Corro Barrientos

 

Desde fines de los años 80 del siglo pasado se reitera en los cí­rculos gubernamentales y financieros de los paí­ses de Amíérica Latina que el microcríédito, o las “microfinanzas”, constituyen un medio importante para la reducción de la pobreza. Otros van más allá y consideran que el microcríédito serí­a tambiíén la mejor palanca para impulsar el desarrollo de grandes grupos de microempresarios y de trabajadores informales, y de íéste modo contribuir al desarrollo económico y social de los paí­ses pobres.
 
Los considerados íéxitos logrados por los programas de microcríédito a los pobres de la Grameen Bank(“Banca de aldea” en bengalí­) de Bangladesh, fundada por Muhammad Yunusa mediados de los años 80,contribuyeron a difundir la creencia de que el microcríédito constituí­a la palanca por excelencia para la reducción de la pobreza. Esta creencia fue reforzada teóricamente por Amartya Senpremio Nobel de Economí­a 1986, con su idea de que el “capital social” que poseí­an naturalmente los pobres y el dinero que no poseí­an, podrí­a ser complementado con el microcríédito con el objeto de dotarles finalmente de las “oportunidades” necesarias para la superación de la pobreza y el avance al desarrollo económico.
 
La filosofí­a del Consenso de Washington tomó estas ideas y al recurso del microcríédito desde fines de los años 80 como la base de sus polí­ticas financieras para reducir la pobreza en los distintos paí­ses de Amíérica Latina y paí­ses en desarrollo en general. Desde entonces se crearon miles de instituciones microfinancieras, muchas bajo la forma de Organizaciones no Gubernamentales (ONG) y de “fundaciones sin fines de lucro”. Miles fueron impulsadas por profesionales jóvenes, de izquierda y de derecha, combatientes contra la pobreza, así­ como por programas gubernamentales, urbanos y rurales, en los distintos paí­ses de Amíérica Latina y del mundo. Esta ocasión no fue pasada por alto por la gran banca y la finanza tradicional que se insertó a este torrente mediante ya sea el financiamiento a las ONG y fundaciones mencionadas o creando directamente “nuevos instrumentos” en favor de los pobres.
 
Objetivos del Grameen Bank
 
¿Cuáles eran los objetivos del Grameen Bank para suscitar tanto entusiasmo? Sus principios y objetivos eran los siguientes:
 
1.      º Extender los servicios financieros a los pobres, mujeres y hombres.
2.     º  Eliminar la explotación de los pobres por los prestamistas usureros.
3.    º   Crear oportunidades de autoempleo para la multitud de desocupados urbanos y rurales.
4.    º   Llevar principalmente a las mujeres de hogares pobres y de origen rural, un plan simple de organización financiera para que ellas mismas puedan manejarlo.
5.    º Revertir el cí­rculo vicioso de los pobres de “bajo ingreso, bajo ahorro y baja inversión” en un cí­rculo virtuoso de “bajo ingreso, inyección de críédito, mayor ingreso, mayor ahorro, mayor inversión y mayor ingreso”.
 
Resultados
 
¿Cuales fueron los logros de estos programas al cabo de más de 30 años de experiencia? Las crí­ticas en Bangladesh a esta experiencia no fueron circunstanciales ni coyunturales. Sudhirendar Sharma, especialista en desarrollo económico de Bangladesh, señala que las tasas de interíés de íéste banco serí­an “similares a las practicadas por la banca comercial”, lo que habrí­a “condenado a gente muy pobre al cí­rculo de la deuda perpetua”. Precisa que “el beneficio de esta banca irí­a, “en ultima instancia, a parar en manos de corporaciones que venden bienes e infraestructuras a los tomadores de príéstamos (a los pobres)”. En una investigación realizada por la televisión sueca Uppdraggranskning en febrero de 2011, se señala que “para devolver los príéstamos se obliga a los pobres a vender hasta sus últimas posesiones llevándolos a la humillación e incluso al suicidio·” (citas tomadas de google).
 
En cuanto a los paí­ses de Amíérica Latina, se sabe poco o nada sobre los resultados logrados luego de alrededor de 30 años de experiencias. En este continente no se publican en general datos sobre los logros alcanzados en materia de prosperidad de los beneficiarios ni sobre su impacto en el desarrollo de los paí­ses. Las fotos de los felices microempresarios exitosos que los bancos publican de vez en cuando dicen poco en realidad sobre el impacto real de estos programas.
 
La desigualdad entre los ricos y los pobres continúa ahora tan elevada o más que hace 30 años en los distintos paí­ses. El ingreso del 20% más rico de la población continúa siendo superior en alrededor de 20 veces a los ingresos del 20% más pobre en los distintos paí­ses. Incluso si el PIB de algunos paí­ses crece a ritmos altos la proporción de la pobreza interna se mantiene sin cambios. Entre el 70% al 80% de las empresas de los paí­ses de Amíérica Latina continúan siendo informales y subsistiendo gracias a actividades precarias sobre todo comerciales, de contrabando, y con ingresos de subsistencia. Entre el 70 al 80% del empleo se concentra en estas actividades. La población de las microempresas informales forma el grueso de la clientela de las “nuevas instituciones microfinancieras luchadoras contra la pobreza”. El cí­rculo propuesto de “bajo ingreso, inyección de críédito, mayor ingreso, mayor ahorro, mayor inversión y mayor ingreso” no se cumple en los diferentes casos. Los gobiernos no intervienen para controlar esta situación.
 
Si el impacto de estas nuevas instituciones es nula ¿cuál es el papel real de íéstas en el sistema financiero global de los paí­ses en desarrollo?
 
El excedente de los pobres
 
El “microcríédito informal” ha existido en realidad en los paí­ses de Amíérica Latina prácticamente desde tiempos de la colonia española. Para poder pagar los tributos per cápita aplicados por la administración colonial, mucha gente debí­a recurrir a los “prestamistas populares de último recurso”. Miles de comerciantes se reconvirtieron por consiguiente a la nueva actividad lucrativa del príéstamo usurero a los campesinos, artesanos y a otros trabajadores. Los “prestamistas populares” continúan siendo hasta hoy la mayor parte de los microfinancieros de los distintos paí­ses de Amíérica Latina. Estos prestamistas populares no fueron un invento de Yunus. Eran en realidad un producto de la pobreza tradicional y coexisten y coexistirán en el futuro como las dos caras de la misma moneda.
 
En este contexto, las nuevas ONG microfinancieras humanistas, las “fundaciones combatientes contra la pobreza” y la gran “banca tradicional creativa”, no luchan en realidad para combatir la pobreza sino para “eliminar a los prestamistas populares tradicionales”. El objetivo real de estas microfinancieras modernas, de “humanistas de saco y corbata”, es captar los magros excedentes financieros generados por la pobreza, generados por los pobres en sus actividades de sobrevivencia.
 
La diferencia principal entre los nuevos microfinancieros con “saco y corbata” y los microfinancieros populares “sin corbata” estriba en que, en el primer caso, los excedentes extraí­dos de la pobreza son insertados en los circuitos financieros de las grandes empresas y de la finanza internacional, mientras que en el segundo caso, permanecen en parte en los sectores populares, aunque no contribuyan a mejorar sus condiciones de vida. Estos temas deben ser analizados por los gobiernos de los paí­ses de Amíérica Latina.
 
Seguramente Muhammad Yunus, fundador del Banco Grameen y premio Nobel de Economí­a en 2006, no estarí­a feliz de saber que sus nobles propósitos no están sirviendo a los objetivos de los pobres.
 
Microcríédito y desarrollo
 
El microcríédito puede, sin embargo, contribuir al desarrollo en ciertas condiciones. Para que esto suceda, los gobiernos deberí­an primeramente dotar a los sectores sociales perifíéricos urbanos y rurales los servicios básicos y las infraestructuras fí­sicas necesarias para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones marginadas y pobres. Sobre esta base inicial se deben implementar de manera coordinada y simultánea las reformas para impulsar del desarrollo equilibrado y diversificado de los diferentes sectores productivos. Es en este ambiente que el microcríédito puede alcanzar los logros esperados. Sin estas reformas previas y paralelas, lo único que puede lograr el microcríédito es la reproducción de la pobreza y de la explotación de los pobres.


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