Luis de Guindos necesita barnizar de atractivo el ‘banco malo’. En su comparecencia de ayer miíércoles en el Congreso de los Diputados, el actual ministro de Economía explicó las líneas maestras de la sociedad que gestionará los activos tóxicos que aporten las entidades financieras nacionalizadas. Una de los pocos detalles confirmados es que la estructura de este vehículo contará sólo con un 10% de capital, mientras que el 90% restante de su patrimonio se financiará mediante deuda avalada por el Estado, de manera que la aportación de los inversores privados será mínima.
Con este modelo, cargado de estímulos para facilitar la captación de inversores, Economía pretende resolver varios de los inconvenientes existentes a la hora de afrontarla constitución del accionariado del banco malo, según varios expertos inmobiliarios y jurídicos consultados. De primeras, el ministerio consigue minimizar el importe que los inversores privados privados -bancos sanos, compañías de seguros y fondos de pensiones- tendrían que aportar (el 55% del capital) para que la estructura financiera de la sociedad de gestión de activos no compute como deuda pública.
Esa deuda, precisamente, será utilizada como forma de pago a las entidades que aporten los activos, ya que podrán obtener liquidez descontando esos bonos en la ventanilla del BCE. De esta manera, los inversores privados que participen en el accionariado del banco malo se beneficiarán de unas condiciones de financiación mucho más ventajosas que las existentes en mercado para comprar los restos tóxicos (adjudicados inmobiliarios y cartera de críédito promotor), lo que abunda en la posibilidad de que su inversión pueda obtener una rentabilidad mucho mayor sobre el capital aportado.
Precisamente esa era una de las incógnitas a resolver. Como el bautizado como 'banco malo' no dispone en realidad de ficha bancaria, pues sólo es una sociedad de gestión de activos, no iba a poder financiar a los futuros accionistas. De esta manera, al ser necesario que la aportación de los inversores fuera toda con recursos propios, las condiciones de precio tenía que ser muy atractivas, es decir, debería contar con un descuento sobre el valor de los activos muy atractiva, situación que podría suponer un gap muy elevado respecto al valor transaccionado para adquirir los activos tóxicos.
Estas condiciones permitirán, por tanto, que el 'banco malo' no tenga que comprar en origen, es decir, a las entidades controladas por el FROB (Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia Banco y Banco de Valencia), que serán las primeras en traspasar sus activos problemáticos a la sociedad de gestión a partir del 1 de diciembre, con un descuento de derribo respecto al nivel de provisión que soportan esos activos en sus balances. De esa manera, el traspaso a la sociedad de gestión no exigirá mayores esfuerzos de capital para cubrir los descuentos extraordinarios en que incurrirían de aplicarse precios de mercado.
En este sentido, el ministro no especificó ayer el precio al que se transferirán dichos activos, pero sí confirmó que "será el valor económico real fijado por un proceso de evaluación minucioso, que asegure la rentabilidad del vehículo y facilite la incorporación de inversores privados". Es decir, el titular de Economía consigue que las entidades que traspasen los activos tóxicos no incurran en más píérdidas, ya que sólo tendrán que afrontar los descuentos correspondientes a las provisiones que lleven a cabo tras las ayudas públicas recibidas, y que se diluya ese handicap de aglutinar activos sobrevalorados.
Para abundar en esa estrategia de convertir el 'banco malo' en una inversión atractiva, Guindos explicó ayer que las entidades financieras no podrán traspasar los activos inmobiliarios de menor valor económico, ya que existirá un "umbral mínimo" de 100.000 euros para los inmuebles y en 250.000 euros para el críédito promotor para realizar esas operaciones, con el único objetivo de que el manejo de la sociedad no sea "imposible" y se garantice su rentabilidad. Todo pasa por empaquetar grandes conjuntos de activos por su tipología de manera que se logre "una liquidación más ágil de los mismos".