Los astros parece que se han conjugado en contra de la fusión planeada por Ibercaja, Liberbank y Caja3, un proyecto que estaba llamado a configurar el síéptimo grupo bancario del país, pero cuya evolución se ha cortado en seco a partir de los test de estríés que Oliver Wyman hizo públicos el pasado 28 de septiembre. A la Unión Europea no le terminan de convencer las fusiones entre cajas de ahorros y el Banco de España tampoco quiere contrariar a los funcionarios de Bruselas. Por eso y porque tres no se juntan si uno no quiere lo más probable es que la operación pase a mejor vida en las próximas semanas.
El martes día 9 es la fecha marcada en rojo por las autoridades monetarias para que las entidades que presentan nuevos díéficits de capital hagan oficiales sus planes de viabilidad. El deadline obliga a forzar la máquina a gran parte de los afectados que prácticamente no tienen tiempo para certificar el making up de una fotografía en la que muchos aparecen con más legañas de las que cabría esperar. Es el caso de Liberbank cuyo retrato no ha resultado nada favorecedor, entre otras razones porque los consultores elegidos por el Gobierno se han cebado con los costes de reestructuración que el grupo tuvo que abordar en su día para hacer efectiva la integración de CajaAstur con esa otra entidad de cuyo nombre nadie quiere ya acordarse y que respondía por las siglas de CCM.
A Manuel Meníéndez, máximo ejecutivo de Liberbank y eventual consejero delegado de la nonata integración con Ibercaja, parece que le ha mirado un tuerto en sus sucesivos proyectos de consolidación, incluyendo tambiíén el fallido acuerdo con la CAM valenciana. El presidente de la caja asturiana está curado de espanto y como hombre precavido va a presentar a las autoridades monetarias dos planes alternativos de actuación. Uno, más bien teórico, sobre la base del programa combinado con Ibercaja y Caja3. Otro, más certero y definido, orientado a un destino en solitario que se cimentará mediante la venta de participaciones industriales y la emisión de convertibles, los cíélebres “cocos†instituidos en el mercado financiero español por los sucesivos decretos del ministro Luis de Guindos. En este marco de actuación se inscribe precisamente el mandato de colocación otorgado a Barclays para la desinversión del 5% de Enagás y que ha permitido a Liberbank generar ingresos extras durante la pasada semana de 182 millones de euros.
La posibilidad de reconducir la alianza con Ibercaja y Caja3 no es del todo descartable pero parece muy difícil que la operación pueda llegar a buen puerto si los reguladores no terminan de lanzar un ancla que facilite la renegociación. La Unión Europea le ha puesto la proa al acuerdo con el argumento de que la integración tampoco representa una ventaja comparativa dentro del sistema financiero español. De hecho, la fusión a tres bandas requiere ayudas de 2.108 millones de euros, mientras que la ruptura implicaría unas necesidades de capital por separado de 1.198 millones en el caso de Liberbank, 779 para Caja3 y 226 en Ibercaja. En otras palabras, ni siquiera cien millones de diferencia a favor de un proyecto que amenaza con retrasar un poco más todavía el desarrollo de una reforma ya de por sí interminable. Para este viaje no hacen falta alforjas porque Luis Linde, como gobernador del Banco de España, tiene la misión de imprimir velocidad al proceso y no parece que eso sea factible si ahora hay que volver sobre los pasos perdidos de un acuerdo suscrito ya hace más de medio año.
Ibercaja, Liberbank y Caja3 han venido intensificando durante el fin de semana los contactos con el fin de recomponer los tíérminos de su integración, pero lo cierto es que, hoy por hoy, nadie está dispuesto a ceder ni media fisura. Si acaso, el único aspecto donde cabría alguna concesión es el que se refiere al gobierno corporativo de la entidad resultante, pero siempre en el bien entendido de no perturbar ni los repartos accionariales pactados y la distribución de sillones dentro del consejo de administración.
En definitiva, las invitaciones de boda siguen en curso solamente como demostración de la buena voluntad que todos quieren exhibir ante el Banco de España, pero eso no significa que el enlace vaya a celebrarse. Sobre todo porque los jueces y ministros que vigilan desde Bruselas tampoco están por la labor de celebrar matrimonios de conveniencia que luego terminan marchitando en catastróficos divorcios. Los test de estríés han sido utilizados por las autoridades europeas para demostrar que las cajas de ahorros españolas se distinguen mejor separadas que unidas y eso ha de conducir a un proceso de consolidación en España que tiene a la gran banca nacional, y tambiíén a la extranjera, como primeras beneficiarias de la crisis financiera.
