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La ministra de Trabajo de Italia, Elsa Fornero, descartó hoy la posibilidad de que el país pueda permitirse una vuelta atrás en las reformas al sistema de pensiones aprobado por el gobierno de Mario Monti.
De acuerdo con la titular, la nación no puede afrontar ahora una contra-reforma de las pensiones, pues volver "a la carretera de la insostenibilidad financiera" sería muy problemático, aunque, concluyó, el Parlamento es soberano y puede tomar sus propias decisiones.
Como parte de las reformas, la edad de jubilación aumenta de los 65 a los 66 años en 2012 y a 67 en 2022 para los hombres, mientras en el caso de las mujeres se pasa de 60 a 62 años para despuíés gradualmente llegar tambiíén a los 67.
Sin embargo, Fornero anunció que el Ejecutivo protegerá económicamente a los 120 mil trabajadores que pactaron jubilaciones anticipadas, los cuales, a raíz de las modificaciones, corren el riesgo de pasar dos años sin cobrar pensiones ni poder trabajar.
En entrevista con el canal de televisión Sky TG24, la titular manifestó que a esos trabajadores podrían sumárseles otros 10 mil en las mismas condiciones.
A la crisis de este colectivo se suman los que no podrán acceder a las llamadas pensiones de antigí¼edad, pues con el aumento del tiempo de cotización obligatorio no podrán retirarse aunque hayan pactado su salida antes de la aplicación de la reforma.
Fornero explicó que muchas personas se encuentran comprensiblemente en "estado de ansiedad" y añadió que el Gobierno no estaba al corriente de los numerosos acuerdos colectivos o individuales que son difíciles de seguir.
Según la ministra, muchos de esos jubilados no han recibido todavía la notificación y por tanto quizá no saben que han sido "protegidos" por lo que se trata ahora de individualizar, no por categoría, sino por persona con nombre y apellido.
En julio pasado, miles de personas salieron a las calles de Roma para rechazar la reforma de la normativa de pensiones impulsada por el primer ministro, debido al limbo legal en el que podían quedar muchos trabajadores, sin pago de jubilación.
El programa de pensiones forma parte del paquete de austeridad aprobado en enero por Monti, como resultado de las presiones de la Unión Europea para que Roma pusiera en práctica reformas económicas y recortes presupuestarios, ante la situación de enorme díéficit del país.