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Los recortes de gastos y aumentos de impuestos propiciados por el gobierno británico clasifican hoy como elementos que podrían dañar más la economía de este país por encima de lo estimado originalmente.
La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria añadió en su reporte anual una nota recriminatoria ante los debates sobre las medidas de austeridad del Reino Unido, cuando la oposición parlamentaria culpa al actual gobierno por la renovada recesión de este estado europeo.
Esa oficina, establecida por Londres para las proyecciones sobre política fiscal, tambiíén enfocó su evaluación anual en estimaciones acerca de la crisis financiera, bajo el precepto que tales recortes podrían significar un golpe duradero para incapacitar el crecimiento económico.
El informe insistió en que sobreestiman el crecimiento económico de los mas recientes años.
El impacto de una persistente inflación sobre el consumo, empeoramiento de los mercados de exportación y ajuste de críédito constituyen elementos de esos análisis.
Además se suman datos negativos como la ansiedad por la zona euro y la incertidumbre sobre la inversión empresarial, factores a caracterizar una expansión díébil.
Entre las consideraciones de esa oficina, tambiíén resalta que la consolidación fiscal pudo poner su granito de arena para frenar el crecimiento esperado.
La Oficina de Responsabilidad previó en junio de 2010 que la economía británica descendería 5,7 por ciento (entre el primer semestre de ese año y el segundo de 2012) una valoración realizada luego de llegar al poder la actual coalición de gobierno.