El banco malo acogerá un máximo de 90.000 millones de euros en activos de la banca a un valor de traspaso aun por definir. La sociedad, en todo caso, absorberá participaciones societarias, además de adjudicados y críéditos a promotor, y podría integrar príéstamos dañados a otros sectores si el FROB lo decide. Las entidades podrán traspasar carga adicional en el futuro, si bien esto podría elevar la factura de sanear el sector.
Como un cuerpo sin alma, el embrión del banco malo va tomando forma sin que su corazón, el precio al que se traspasará la carga tóxica de las entidades con problemas, termine de definirse. Tras constituir el esqueleto de la sociedad de gestión de activos apurando el plazo previsto, que expiraba con agosto, el Gobierno se ha marcado un nuevo calendario para reglamentarlo con la laxitud suficiente como para cumplir con los tiempos sin ahogar la dura negociación que mantiene con la troika para moderar los descuentos bajo los que se comprarán los activos de la banca.
La decisión clave no tendrá que hacerse oficial hasta el 26 de noviembre, apenas unos días antes de que el banco malo eche a andar. Con todo, fuentes de Economía admiten que la sociedad podrá absorber en el futuro nuevos activos problemáticos, con lo que la factura de sanear el sector podría engordar más allá de lo previsto.
El reglamento que ultima Economía limita a unos 85.000 o 90.000 millones de euros la carga máxima que podrá absorber el banco malo, siempre al indeterminado precio de traspaso (que se prevíé considerablemente inferior al valor en libros al que están registrados los activos). Un tope que desde el Ministerio califican como "colchón" en previsión de que el montante traspasado sea "mucho menor".
Aunque esta por ver a quíé precio, a la sociedad pasarán los inmuebles adjudicados por las entidades con problemas (vivienda terminada, promociones en curso y solares) de más de 100.000 euros, los paquetes de críéditos relacionados con el ladrillo (inmobiliarias, promotoras y constructoras) que superen los 250.000 euros por acreedor, así como las acciones o participaciones de control que posea la entidad. Esta última acepción, según fuentes de Economía, está diseñada pensando no tanto en la cartera industrial de la banca sino en las sociedades inmobiliarias que poseen.
Estos traspasos serán obligatorios para las entidades intervenidas, en diciembre, y para aquellas que necesiten capital y no sean capaces de obtenerlo en el mercado, desde enero. A partir de ahí, el FROB se reserva la posibilidad de traspasar críéditos a otras áreas, como el consumo o la residencial, si están muy deteriorados. Es más, las entidades que sufran problemas en el futuro y sigan adjudicándose activos o registrando críéditos fallidos, tendrán la opción de volver a traspasar nueva carga al banco malo si el FROB lo aprueba. Aunque desde Economía lo consideran improbable, estas nuevas transferencias podrían generar píérdidas adicionales a dichas entidades elevando los costes de recapitalización.
El reglamento que arma la sociedad se aprobará, vía decreto ley, en el Consejo de Ministros del próximo 16 de noviembre, con el objetivo de que entre en vigor el día 19. A partir de ahí, el Banco de España tendrá un plazo de siete días para definir el precio de traspaso, la gran incógnita que condicionará el impacto que tendrá la figura del banco malo sobre las entidades, el interíés que despierte entre los inversores y las posibilidades de íéxito con que parte el instrumento.
Beneficios a los 10 años
Aun en el mejor de los casos, desde Economía asumen que el instrumento no arrojará más beneficios que píérdidas hasta "el ultimo tercio", o cuanto menos la segunda parte, de su vida útil prevista en 15 años. Para lograrlo, la sociedad tratará promocionar su stock y darle salida. Desde el Ministerio advierten que la mayor parte de la carga serán promociones en curso y solares a desarrollar, con lo que las familias no serán el gran público objetivo del ente. Estas, no obstante, podrán adquirir las viviendas traspasadas y hacerlo mediante críéditos hipotecarios, que no necesariamente tendría que concederles la entidad que haya traspasado dicho activo concreto.
La UE dará financiación inicialmente
La SAREB, el nombre provisional con el que se prepara el banco malo (suerte de acrónimo de sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria) nacerá de forma inminente como una sociedad puente que irá armándose hasta constituirse oficialmente a finales de noviembre. Para entonces, la sociedad debe contar con una participación privada mayoritaria -el FROB y las entidades intervenidas no podrán controlar más del 49,9% de capital- con lo que la captación de inversores se ha convertido en un autíéntico reto. La participación en el banco malo se ha limitado al público general, y se centran fundamentalmente en entidades bancarias, aseguradoras y fondos de inversión de distinto tipo. Pese a que el Gobierno trabaja en la atracción de inversores internacionales y a que aseguradoras como Mapfre podrían apoyar la iniciativa (aunque estíé participada por Bankia), todo parece indicar que será la gran banca "sana" española quien corra con el grueso de la inversión inicial. El capital, según ha adelantado el ministro, supondrá un 10% de sus activos, es decir, 9.000 millones de euros como máximo (el tope está en 90.000 millones). Así, los socios privados deberían aportar, al menos, 4.500 millones ya sea en inversión directa o activos inmobiliaros. El 90% restante serán emisiones de la sociedad avaladas por el Estado pero sin repercusión en la deuda pública española. Fuentes de Economía admiten, no obstante, que está previsto que el fondo de rescate europeo financie a la sociedad en un inicio utilizando parte de los 100.000 millones de euros reservados para el rescate de la banca española.