Las autoridades de Estados Unidos estudian poner en marcha medidas para frenar la importación de aceite de oliva que supondrían un duro golpe para el sector en España. El mercado norteamericano constituye uno de los más importantes para los productores españoles: la demanda de la primera economía del mundo asciende en la actualidad a 270.000 toneladas, de las que 52.000 (cerca del 20%) son oficialmente españolas.
Las medidas que baraja la Administración estadounidense pretender impulsar la producción del país, que apenas asciende a 10.000 toneladas. A iniciativa de la Cámara de Representantes, la Comisión de Comercio Internacional inició la semana pasada una investigación para analizar las condiciones de competencia que tiene la producción de aceite en Estados Unidos y las principales industrias extranjeras que comercializaron sus productos en ese país entre los años 2008 y 2012. En estos trabajos, que estarán terminados en los próximos meses, se analizarán las producciones mundiales de aceite de oliva, consumo y sobre todo los costes de producción, las ayudas al sector en cada país, la evolución de las importaciones y las exportaciones, así como las normas internacionales que regulan el comercio.
En medios exportadores españoles se teme que estos trabajos tengan como principal objetivo la adopción de medidas restrictivas a las importaciones de oliva desde los países comunitarios, a los que acusan de tener un elevado nivel de competitividad vía subvenciones. En la actualidad, el aceite de oliva cuenta en la UE de una ayuda directa a la producción que se halla incluida en la llamada caja verde o apoyos que no afectan las reglas del mercado a efectos de las exigencias de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Estos trabajos de las autoridades norteamericanas se suman al debate de una nueva disposición, la Marketing Order, por la que se pretende establecer una serie de medidas en las fronteras, no arancelarias, para desanimar la exportación hacia ese país. Entre otras actuaciones, se contempla la exigencia de analizar el 100% de los lotes de aceite que se importan frente al control tradicionalmente del 5%. Esa decisión supondría un coste de unos 7.000 dólares por contenedor, además de implicar una serie de riesgos para la calidad del aceite por el tiempo que la mercancía tuviera que estar en puerto para desarrollar ese proceso en condiciones no adecuadas para su conservación.
Igualmente, las autoridades norteamericanas pretenden establecer nuevos sistemas de análisis para determinar la calidad del producto en función de sus aceites, míétodos que han sido rechazados por el Consejo Oleícola Internacional