Perderá España la corona 'triple A' que distingue a los reyes de la solvencia?
Por Pedro Calvo para el Economista
La crisis económica amenaza con desposeer a España de una de las mayores conquistas financieras de su historia: la calificación crediticia de triple A, nota que distingue a las naciones más solventes del mundo. Nuestro país se hizo acreedor de ese distintivo entre 2001 y 2004, intervalo en el que Moody's, Standard & Poor's (S&P) y Fitch premiaron el desarrollo español con el mejor de sus ratings: Aaa en el caso de la primera y AAA en lo que respecta a las otras dos.
Ahora, el deterioro de la situación ha encendido las alarmas. Sobre todo, por la celeridad con la que se está enfriando la economía y despuíés de que, a mediados de julio, el Tesoro Público se viera obligado a posponer una emisión de obligaciones a 15 años y de que, en la sesión de ayer, Moody's pusiera en revisión varias emisiones de bancos españoles.
Tras estos avisos, ¿podría perder España la triple A? Entre los expertos no hay unanimidad. Para Vishal Pathak, de BNP Paribas, "es prácticamente imposible que España pierda su calificación". Josíé Luis Martínez, estratega en España de Citi, tampoco lo cree probable, si bien incluye un matiz temporal: "No creo que corra el riesgo de perderlo a corto plazo". Tambiíén hace referencia a los plazos Virginia Romero, de Ahorro Corporación, que se muestra mucho menos optimista. "Sí puede perder su rating, aunque no de forma inminente. Quizá podría verse el próximo año", señala.
Fortalezas
El principal escudo protector de España reside en la baja proporción de la deuda pública con respecto al Producto Interior Bruto (PIB). Como precisa Vishal Pathak, este ratio "es el parámetro al que las agencias otorgan mayor importancia para valorar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas y así determinar las calificaciones a largo plazo". Al cierre de 2007, y según los datos del Banco de España, había 36,2 euros de deuda por cada 100 generados en la economía española, una cifra muy baja en comparación con la media de los países AAA, que Fitch sitúa en 43,7 euros. Este margen se apoya en el mayor celo presupuestario registrado en la última díécada.
En 1997, el díéficit público superaba el 3 por ciento, un desequilibrio que obligaba al Estado a emitir más deuda, hasta una cantidad que aquel año rebasó el 65 por ciento del PIB. El pasado ejercicio, en cambio, concluyó con un superávit del 2,2 por ciento, de ahí la menor necesidad de tener que salir a los mercados para captar financiación. "Las finanzas públicas siguen siendo sólidas, el deterioro económico se produce tras un largo periodo de fuerte crecimiento y esto puede contribuir a un ajuste necesario", sostiene Josíé Luis Martínez.
Malos resultados
Sin embargo, estas fortalezas no están a salvo de la crisis. De hecho, las cuentas públicas arrojaron un díéficit de 4.683 millones en el primer semestre de 2008 y el ministro de Economía, Pedro Solbes, no ha descartado la posibilidad de que el año finalice con un desajuste. Si se confirma, la maquinaria emisora del Estado deberá funcionar a un ritmo mayor, por lo que la relación deuda/PIB podría empeorar.
Pero hay más amenazas que se ciernen sobre el rating. "Con una deuda externa neta superior al 70 por ciento del PIB, la mayor entre las economías con nota AAA, y un fuertemente endeudado sector privado, especialmente en los hogares, un aterrizaje brusco no puede ser descartado", exponía Andres Klaar, analista de Fitch, en el informe en el que mantenía la nota de España en triple A el 2 de junio. Sin embargo, en declaraciones a elEconomista reconoce que se decanta por un "aterrizaje suave", en cuyo caso el rating español no peligraría.
Pese a ello, el mercado sí está valorando esos riesgos, ya que a los bonos españoles se les exige una rentabilidad cada vez más alta con respecto a la de los alemanes, que son la referencia de la. "Los diferenciales están cotizando ya un riesgo de píérdida debido al ajuste económico que se está viviendo. Se espera un aumento del díéficit público, lo que supone un endeudamiento del Tesoro. Todo ello hace prever un ajuste del rating", advierte Virginia Romero.