La crisis económica avanza, y con ella un fenómeno inquietante. La inversión pública -despuíés de años de un extremado dinamismo- se hunde. Y lo hace a tal ritmo que ha vuelto a niveles de los primeros años 80. En concreto, los 20.300 millones de euros que gastará el Estado en 2012, según la notificación enviada a Bruselas, representan la cifra más baja desde los primeros años 80.
Para hacerse una idea de los que supone el descenso, hay que tener en cuenta que al comenzar la crisis, en 2008, la inversión pública era más del doble (43.646 millones de euros). Incluso en 2010 -a consecuencia del Plan E puesto en marcha por el anterior Gobierno de Zapatero- la formación bruta de capital fijo llegó a superar ampliamente los 41.600 millones de euros. Pero a partir de ahí, se ha hundido literalmente. Hasta el extremo de que en 2012 España gastará un 66% más en pagar los intereses de la deuda que en inversión pública.
O dicho en otros tíérminos. El conjunto de las administraciones públicas destinó a inversión el año pasado el 2,9% del Producto Interior Bruto (PIB), el nivel más bajo desde el año 1984. Desde luego a años luz del 5,03% que se llegó a invertir en 1991, y que marca un hito histórico. Por el contrario, el nivel más bajo -de las series que recoge el Banco de España- se produjo en 1979, cuando apenas se alcanzó el 1,6% del PIB.
Los datos del banco central se refieren sólo a la inversión pública, toda vez que la privada de carácter productivo –sin construcción de viviendas- se ha mantenido estable en el entorno del 11% del PIB, dos puntos menos que los niveles alcanzados en los años del boom económico. Por el contrario, la inversión en ‘ladrillo’ se ha desplomado hasta representar el 8,2% del PIB, lo que supone un descenso del 35% respecto a los registros del boom.
Agregando todo clase de inversiones -tanto públicas como privadas- el resultado es espectacular. La formación bruta de capital fijo ha pasado de representar el 29,4% del Producto Interior Bruto a un 22,1%, lo que significa un descenso de alrededor de 70.000 millones de euros en apenas cuatro años.
Por encima de la media
La debacle de la inversión pública, sin embargo, no significa que España haya retrocedido hasta situarse por debajo de la eurozona. Pese al enorme díéficit presupuestario -el segundo más elevado de la Unión Europea-, la inversión pública se sitúa todavía un 22% por encima de la media de los 17 países que forman parte del euro. En todo caso, muy lejos del 58% que se llegó a registrar de diferencia en los años de mayor crecimiento económico.
La convergencia en los niveles de inversión se produce, fundamentalmente, por los recortes del Ministerio de Fomento -el principal agente inversor del país-, que en 2013 reducirá su presupuesto un 8,5%.
El papel de la inversión pública es clave desde el punto de vista del crecimiento económico, toda vez que es un factor más de producción para las empresas, que se benefician de la existencia de las infraestructuras (transporte, saneamiento y abastecimiento o equipamiento sanitario y educativo. En la actualidad, el grueso de la inversión pública lo realizan las comunidades autónomas (cerca de la tercera parte), seguidas de la administración central y los ayuntamientos (niveles similares).
