Ha vuelto a ocurrir: el gasto con tarjetas de críédito o díébito de los españoles bajó en el segundo trimestre del año, un descenso que no se daba desde 2009, la primera recesión desde esta crisis interminable para España. Nunca hasta entonces, el gran punto oscuro de este declive, el importe de las operaciones realizadas con dinero de plástico había descendido. El número de transacciones en el segundo trimestre del año —558 millones, un 0,31% más que en el mismo periodo del año pasado— se mantuvo estable hasta junio, pero el volumen económico se contrajo un 1,32%, hasta los 24.116 millones de euros. Es una tendencia, según fuentes financieras, que se ha mantenido en los meses posteriores. El dato muestra un retorno a lo más duro de la crisis.
Lo que el ministro de Economía, Luis de Guindos, bautizó como “desaceleración económica relativamente sincronizada†empieza a hacerse notar. El consumo se deprime, pero los componentes del descenso han variado respecto a aquellos primeros temblores económicos de finales de 2008 y 2009. “Entonces asistimos a una reducción intensa en las compras de bienes duraderos y una contracción por el efecto precaución superior a la caída de la renta disponibleâ€, explica Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Lo que ahora se respira en los comercios, los restaurantes y cualquier negocio es más estremecedor: la reducción de la renta disponible ya no afecta solo a los parados, sino que se debe a las rebajas salariales reales y las subidas de impuestos. Además, ahora se ha producido una destrucción de empleo público —con remuneraciones medias superiores al privado— que no se dio hace tres años: fue el sector público el que más puestos de trabajo perdió en el tercer trimestre (49.400), por encima del privado, lo que ya ocurrió el segundo trimestre.
Los bancos ven cómo sus clientes dejan de tirar de críédito y seleccionan mucho más lo que meten en el carro de la compra. “Hay un gran trasvase de tarjetas de críédito al díébito, que han ganado cuota de mercado, porque es una forma de controlar su dinero. Además, el importe medio por operaciones tambiíén ha bajado y eso significa que prefieren ir haciendo compras más pequeñas y fraccionar los pagosâ€, explica el responsable de sistemas de pago de un banco. Además, añade que “algunas entidades están aplicando políticas más restrictivas en los máximos de críédito de las tarjetas y las amortizaciones que pidenâ€.
Otro banco señala que no había un trimestre tan malo desde 2008 y 2009 y hasta entonces el gasto con tarjetas había experimentado incrementos de dos dígitos. “Los clientes consumen menos y más barato, y tiran más de díébito que antesâ€, coincide.
Hasta junio, el nivel de deuda bruta de los hogares ha bajado un 3,7% respecto al mismo periodo de 2011, la mayor reducción desde que alcanzó su máximo, en 2008. Tiene que seguir encogiendo, la deuda de familias y empresas (supone alrededor del 214% del PIB) es uno de los grandes problemas de la economía española. El problema es que el colchón de seguridad de los hogares se va agotando y se destina a pagar más gastos corrientes. La tasa de ahorro de las familias bajó al 9,6% en el segundo trimestre. No había un nivel tan bajo desde 2006.
Miguel íngel García, responsable del gabinete económico de Comisiones Obreras, advierte de que “si baja la renta disponible, sigue el paro y se agota el colchón de ahorro, muchas familias van a quedar en muy mala situaciónâ€. Tambiíén el Banco de España ha alertado en su último boletín, hecho público esta semana, que “el margen de maniobra del que disponen las familias para sortear las restricciones de renta a las que se enfrentan y suavizar el patrón de gasto se ha reducido sustancialmente en los últimos trimestresâ€.
Las retiradas de efectivo de los cajeros automáticos tambiíén se han reducido tanto en 2011 como en lo que va de 2012. Entre abril y junio, disminuyeron un 3,25% el número de operaciones y un 0,32% los importes. En el primer trimestre el retroceso fue superior (2,21%). Hay, en resumen, menos dinero en críédito, menos dinero para pagar con la tarjeta y tambiíén menos para sacar de los cajeros y temerlos en el bolsillo. Teniendo en cuento que más de la mitad del PIB del país depende de su consumo interno, los negros pronósticos de los analistas sobre la recesión parecen poco descabellados.