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Autor Tema: Cambio de hora, cambio de vida. ¿Para quíé?  (Leído 239 veces)

vuala

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Cambio de hora, cambio de vida. ¿Para quíé?
« en: Octubre 30, 2012, 05:25:30 pm »
Por…Cristina Del Rí­o

Este domingo volvieron a cambiar la hora. Volvieron a quitarnos un trocito de vida de cada tarde.

Es evidente que estoy en contra del cambio horario, pero no es un capricho. Además, aclaro que el que no me gusta es el horario de invierno. Lo único bueno de este cambio horario es la pereza, el tener la sensación (sólo por un par de dí­as) de poder disponer de una horita más para remolonear en la cama. Y punto. El resto del efecto es acortar la disponibilidad de tiempo útil de luz a todos los ciudadanos y meterlos de golpe en la tristeza invernal.
Lo del cuento del ahorro energíético es falso. No, no se ahorra energí­a en invierno. Menos mal que algunos ecologistas ya se han dado cuenta y empiezan a levantar la voz, como “Ecologistas en Acción”.
Para saber cómo hemos llegado hasta aquí­, lo explico por partes para que se entienda.
1º) El horario que se cambia es el de verano.
Se supone que ahora volvemos al horario “normal” (que tiene unos orí­genes bastante rarunos). El cambio de verano se hace para ganar una hora de sol diurna y así­ ahorrar energí­a. Pero, ¿no es en invierno cuando más falta nos hace esa hora de luz?. Pues sí­, claro que sí­.
2º) ¿De dónde viene esta idea?
Pues la historia viene del siglo XVIII, cuando se viví­a con velas… igualito que hoy en dí­a, (que estamos a dos velas). Fue entonces cuando a Bejamin Franklin se le ocurrió que levantándose antes se ahorrarí­an velas y redactó un artí­culo (entre ironí­a, sátira, economí­a y polí­tica) que acabó llamándose “An Economical Project” y que podemos resumir en una frase: ”Temprano a la cama y temprano al despertarse / vuelve al hombre saludable, rico y sabio.” El caso es que íél no proponí­a un cambio de hora, sino que la gente madrugase más y listo. Hasta aquí­ todo bien y tiene algo de sentido común, sobre todo en su contexto.
Quien sí­ propuso el cambio de hora años despuíés fue un jugador de golf británico al que le parecí­a fatal que justo cuando hací­a buen tiempo en verano, no pudieran aprovecharse las horas de sol para practicar su deporte favorito por las tardes. Tampoco le hicieron mucho caso.
Finalmente, fueron los alemanes en la Primera Guerra Mundial los que se dieron cuenta de que necesitaban aprovechar la luz de las mañanas de verano trabajando en las fábricas, en vez de usar energí­a por las tardes, y luego los paí­ses aliados hicieron lo propio. En la guerra, todo vale.
Total, que desde 1918 llevan discutiendo sobre el cambio de hora pero nunca nadie lo ha tenido muy claro. De hecho en 1945 se quitó y volvió de nuevo en 1973 con la crisis del petróleo (hay que ver hasta dónde llega a mandar Mr. Petróleo). Hay paí­ses que lo aplican y otros que pasan. De hecho, hay estados de EEUU que lo aplican y otros no.
Un buen dí­a, viendo que cada cual hací­a lo que le daba la gana, Europa decidió organizarse, así­ que encargaron un estudio (Research Voor Beleid) para justificar que todos los veranos cambiásemos la hora y que además lo hiciíéramos todos a la vez: el último domingo de Marzo y el último de Octubre. Eso sí­, el estudio no es concluyente, matiza mucho el supuesto ahorro de energí­a, entre un 0% y un 0,5% como máximo y avisa que, dependiendo de dónde se aplique, la influencia varí­a.
3º) No afecta/beneficia a todos los paí­ses por igual.
Es cuestión de geografí­a: cuanto más al Norte y al Oeste, más se nota la diferencia de invierno y verano en Europa, y sobre todo entre el dí­a y la noche. Vamos que en España influye menos que en Suecia, y ya en Canarias ni les cuento. Cuanto más cerca del Ecuador, este cambio no tiene sentido.
4º) Medir el ahorro energíético:
Ufff,  se han hecho varios estudios, pero ninguno concluyente. Resumiendo mucho lo que hay por ahí­, vienen a decir que la diferencia es de un 0,1% en ahorro neto, pero claro, sólo en verano y cuando no estaba tan extendido el uso del aire acondicionado…. tengan en cuenta que los estudios partí­an de datos de los 70 y 80.
Son pocos los que han hecho estudios serios comparables que valgan la pena: de cinco estudios, cuatro dicen que no se ahorra y uno dice que “un poquito”.
Todos los argumentos se han elaborado para justificar lo bueno que es cambiar la hora en verano y, si es tan bueno, ¿porquíé no lo hacemos en invierno tambiíén y ya está?.
Además, antes sólo se medí­a el impacto en el consumo energíético, pero ¿y las demás variables?.
5º) No sólo de petróleo vive el hombre:
Las otras variables que por fin se están empezando a ponderar ahora son: la salud, la necesidad de luz en invierno, la seguridad vial, los trastornos de adaptación, el coste de comunicación y aplicación de cada cambio, el efecto en el turismo, el daño al comercio haciendo que la gente vuelva a casa antes porque se les hace de noche y a la práctica de actividades de ocio al aire libre, especialmente deportes. Afecta a los niños en edad escolar, a la seguridad laboral (estos dí­as aumentan los accidentes laborales), al estado de ánimo y, seamos francos: nos toca las narices.
Son cambios complejos que afectan a toda la economí­a, a los aparatos electrónicos, ordenadores, planes de viaje, al reloj de la cocina, al de la mesita de noche y al del coche!!!
Por cuestión de hábito o de inercia, millones de personas nos dedicamos dos veces al año a montar un circo porque sí­, nos quejamos unos cuantos dí­as y vuelta a empezar seis meses despuíés.
…Scenario, mi propuesta:

Si no podemos cambiar la realidad, cambiemos al menos la forma de medirla: pongámosla en hora.
Pongamos la hora en su sitio, en un punto ideal acorde con el sol, con nuestra ubicación geográfica, con nuestra economí­a y con nuestra vida y dejíémosla quietecita.
- Que nuestro horario sirva para disfrutar de la luz diurna, para aprovecharla y disfrutarla todo el año.
- Que nos díé calidad de vida: simplemente poder llevar a los niños al parque un ratito en invierno, pasear, ir de compras, hacer deporte, igual que en verano.
- Que nuestro esquema de tiempo se adapte al siglo XXI, no al XVIII.
- Que no haya más cambios cada seis meses. Ajustes de agendas, citas retrasadas, despistes,…
- Y por favor, no más tonterí­as escudándose en el supuesto ahorro energíético. Hay que imponer medidas de ahorro energíético de verdad y dejar de levantar cortinas de humo ridí­culas como estas. El cálculo del supuesto ahorro del IDAE es “potencial”, es decir, si todo el mundo actuara de forma responsable. Eso lo podemos hacer sin trastocar la hora.
Por eso, considero que esta situación puede cambiarse. De hecho ya existen informes de míédicos, de asociaciones de automovilistas, de psiquiatras, de ingenieros y de economistas.
¿Quíé pasa entonces? Que asumimos lo establecido como inamovible.
Pues no: el hombre evoluciona y sus ideas y formas de ver el mundo tambiíén. Hay que replantearse muchas cosas que se dan porque sí­ y íésta es una de ellas. Es fácil y es sólo cuestión de voluntad y sentido común.
Esperemos que prospere el sentido común, mientras tanto no se olviden este domingo de atrasar el reloj una hora:


Y recuerden:

Si no podemos cambiar la realidad, cambiemos al menos la forma de medirla: pongámosla en hora.
Leer más: http://blog.cdelrio.com/2011/10/cambio-de-hora-cambio-de-vida-para-que.html#ixzz2Anc2S59C

Nos vemos en el foro de bolsa!



Sharif

  • Visitante
Re: Cambio de hora, cambio de vida. ¿Para quíé?
« Respuesta #1 en: Octubre 30, 2012, 05:36:29 pm »
Precioso, pero el mismo cabreo de 3-4 dí­as siguientes y ya. Los polí­ticos nunca se van a poner de acuerdo con esto, si con las cosas importantes tampoco lo hacen.