Por... HERNíN GONZíLEZ RODRíGUEZ
Los efectos positivos o negativos de la marcha de la economía de los Estados Unidos se reflejan en casi todos los rincones del planeta. De acuerdo con las cifras publicadas por su Departamento del Comercio, la economía les creció durante el tercer trimestre del año en marcha a la tasa anual del 2 %, superando con este resultado el 1,3 % que ellos mismos se habían pronosticado inicialmente.
La tasa para los últimos 12 meses, el llamado crecimiento interanual, alcanzó el 2,3 %. Con esta tasa, estiman los expertos que se logrará mantener el desempleo en el 7,8 % y advierten, además, que a este moderado 2,3 % no se logrará crear nuevos puestos de trabajo. Con el crecimiento a niveles tan modestos se debe concluir que la economía estadounidense necesita estímulos fuertes y acertados, los cuales dependerán del complejo resultado electoral que ignoro al escribir esta nota.
El presidente Obama sostuvo que su economía marcharía hoy mucho más mal sin sus medidas para rescatar y estimular la industria automotriz. Y que estaría mucho mejor hoy si un Congreso republicano no le hubiera impedido el año pasado sus propuestas para crear cerca de dos millones de nuevos empleos y para elevar en uno por ciento el crecimiento interanual.
Sin embargo, buena parte de la mejoría reciente se le debe atribuir al aumento de los gastos de los consumidores y a que el mercado inmobiliario ha mejorado ligeramente, porque como por estos días completan cuatro años con niveles casi nulos de construcción de casas nuevas, se les agotó el inventario y la demanda se les ha incrementado, tanto por las nuevas como por las viejas, puesto que estas últimas se cotizan a precios del 50 % de la precrisis.
El aumento en los gastos en defensa se presenta como otra de las causas de la recuperación, al tiempo que se observa que el incremento en los gastos del Estado para tal fin no se acepta como signo de vitalidad económica.
Por otro lado, como culpables del modesto crecimiento de la economía se señalan la caída en las exportaciones, tanto a Europa como a China, así como el elevado y creciente endeudamiento del gobierno de Obama, los costos de sus leyes sobre la salud afectarán a las generaciones futuras.
Y algo aún más preocupante, las empresas han reducido sus inversiones, por culpa de las incertidumbres que les generan los elevados endeudamientos de los demócratas y las indefinidas e imprecisas reducciones de impuestos de los republicanos. No saben si la economía se les va a acelerar o a estabilizar.
Colombia ha derivado, por lo general, mayores beneficios de los gobiernos republicanos. Si Obama triunfara, no es de esperar un entendimiento entre republicanos y demócratas para reactivar su economía. Evocamos las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional: los Estados Unidos deben reducir en el corto plazo en 35 % sus subsidios y elevar en 35 % sus impuestos. Recordemos que no hace mucho tiempo, afirmó The Economist, que la tasa de impuestos estadounidense promediaba el 18 % hace algunas díécadas y que actualmente figura solo en el 12 %