Por... JORGE RAMOS
No podemos vivir sin información ni noticias. Pero en el futuro -que parecería que se nos ha adelantado- ya no recibiremos las noticias empaquetadas en periódicos, revistas y noticieros, sino en una corriente continua de información a las pantallas de nuestras computadoras y telíéfonos celulares.
No habrá horarios ni una sola manera de informarnos sino muchas y en todo momento. Viviremos, literalmente, inundados de información.
Será como vivir en una burbuja repleta de datos, números, documentos, videos y textos. Nuestra tarea será filtrar lo que no nos sirve y solo usar lo que necesitamos. Lo viejo se está muriendo muy rápido pero lo nuevo no acaba de definirse.
Cada año son más los periódicos de Estados Unidos que cierran porque no son capaces de reestructurarse financieramente para sobrevivir en la jungla digital. Por cada 7 dólares que se han perdido en anuncios en la prensa escrita solo se ha ganado 1 dólar en las páginas digitales, según un reciente reporte del Pew Research Center .
Pocas publicaciones impresas han demostrado ser capaces de enfrentar los desafíos del nuevo panorama digital. E independientemente de lo influyentes que los periódicos y revistas hayan sido en el pasado, son sólo esos pocos los que permanecerán.
Basta con ver a Newsweek. Tras 80 años como líder mundial, el semanario Newsweek dejará de imprimirse en papel y solo mantendrá su versión digital. Es comprensible -tan solo los costos de impresión y distribución de Newsweek suman 43 millones de dólares anuales-.
Su directora, Tina Brown , comprendió que eso era insostenible, y Newsweek tratará de hacer lo imposible; pasar de dinosaurio periodístico a la venta en puestos de revistas a ser un simple clic de computadora.
Lo que estoy viendo me recuerda tanto la película El Artista, donde el protagonista obstinadamente se resiste a entender el súbito fin del cine mudo y, en lugar de adaptarse a las películas con sonido, pierde su fama, su dinero y su sanidad mental. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación tradicionales: Sueñan con un pasado en que controlaban los ingresos de sus anunciantes mientras surgen nuevos y más ágiles competidores en la internet y en las redes sociales que les están robando sus audiencias, sus ingresos y su prestigio.
Hace poco conversaba con Mario Kreutzberger , quien acaba de cumplir 50 años en la televisión con su personaje de Don Francisco y su programa "Sábado Gigante." Nadie, nunca, en ningún idioma, ha durado tanto en la televisión como íél.
í‰l, visionario, se adaptó desde que la radio dio paso a la televisión en blanco y negro, hasta esta íépoca de satíélites y plataformas múltiples. ¿Su secreto para sobrevivir medio siglo?
Abrazó los cambios tecnológicos, en lugar de rechazarlos, y entendió que su íéxito consistía en proveer un contenido único.
Nadie más en el mundo es Don Francisco , les guste o no. Tiene casi 72 años, me asegura que aún no se quiere retirar y sospecho que nos va a enterrar a todos. Su fórmula -contenido único en plataformas diferentes (televisión, digital, cable, satíélite) y en varios países- no es muy distinta a la conclusión de un estudio de la Fundación Nieman de Periodismo de la Universidad de Harvard.
Para sobrevivir, los periodistas y sus organizaciones tienen que mudarse rápidamente a las nuevas tecnologías pero sin perder su marca, su identidad y, sobre todo, su misión de informar y analizar.
El estudio de Harvard sugiere que, como periodistas, ya no basta dar el quíé, cómo, cuándo, dónde y por quíé de la noticia.
Eso lo encontramos en un tweet. Es imposible estar en todos lados todo el tiempo. Pero Twitter y Facebook sí tienen - como santos modernos- el don de la ubicuidad-. Contra eso -y millones de celulares- ningún reportero puede competir.
Pero lo que nos hace únicos, dice el estudio de Harvard, es nuestra capacidad como periodistas de dar "contexto y verificación" a las noticias.
Un ejemplo: Como es costumbre, en los últimos días han matado a Fidel Castro varias veces en Miami. Fidel, desde luego, resucitó con pruebas -varias fotografías- todas y cada una de sus anunciadas muertes. Solo los medios que no saltaron a reportar chismes y rumores -y que dan interpretación, experiencia, perspectiva y contexto- son los que serán vistos y leídos con credibilidad cuando el ex dictador de 86 años de verdad se muera y Cuba se reincorpore al siglo XXI.
Los periodistas solo vivimos de que nos crean. Nada más.
Pero ahora tenemos que darle algo más -único, especial, incomparable, personalizado- al consumidor de noticias para que se quede con nosotros en un universo plagado de pantallas y competencia. Ahora tenemos que dar noticias con un punto de vista. Quienes lo logren, dominarán las noticias del futuro y el futuro de las noticias. Los que no, harán aún más grande el cementerio de dinosaurios periodísticos.