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Autor Tema: Sacyr y ACS, penalizadas por los ajustes de sus participadas Repsol e Iberdrola  (Leído 191 veces)

Eguzki

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Las píérdidas acumuladas tras el goteo de desinversiones parciales en Iberdrola y Repsol y el ajuste del valor contable de estos activos a precios actuales que se han visto obligadas a realizar, se han convertido en una espiral de deudas millonarias que no parecen tener fin. Mientras que para ACS la participación en Iberdrola es un lastre, la participación que tiene Sacyr en Repsol puede representar un seguro de vida.

Si Sacyr es capaz de mantener Repsol en valor, finalmente puede ser una operación interesante para el grupo constructor. Por el contrario, Iberdrola es la compañí­a que queda peor parada sobre el papel con la reforma del sector y con su propia situación financiera.

La participación de ACS y Sacyr Vallehemoso como socios de referencia en Iberdrola y Repsol, respectivamente, se ha convertido en una enorme bola de nieve, cada vez más difí­cil de parar. A la millonaria deuda que arrastran ambas constructoras por la compra de estas compañí­as, se les ha sumado unas minusvalí­as que lastran sus resultados por el ajuste que se han visto obligadas a realizar en estos activos y las píérdidas acumuladas tras el goteo de desinversiones parciales realizadas.

El saneamiento de la participación en Iberdrola ha agravado los resultados de ACS con unas píérdidas totales de 1.100 millones de euros en los nueve primeros meses del año. Solo la venta del 3,7% de la elíéctrica en abril le ha supuesto a la compañí­a que preside Florentino Píérez unas minusvalí­as de 599 millones de euros. Actualmente la deuda total de ACS asciende a 9.000 millones de euros.

En la misma lí­nea, Sacyr Vallehermoso registró unas píérdidas de 701,40 millones de euros en los nueve primeros meses del año. El ajuste del valor contable de la inversión del 10% que tiene en la petrolera y las provisiones en el primer semestre del año, tras la expropiación de YPF a Repsol por el gobierno argentino, fue un agravante de peso en los resultados, según informa la compañí­a que preside Manuel Manrique. Sacyr acumula una deuda 8.800 millones de euros.

La necesidad como virtud

Tanto ACS como Sacyr lo están pasando mal. Pero ante este escenario, “han hecho una virtud de la necesidad, más que un cambio de estrategia clara”, señala Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de ASINVER (Asociación Europea de Inversores Profesionales para España y Latinoamíérica). “Lamentablemente no ha sido algo proactivo sino reactivo a la situación. Y sin embargo ha servido para subrayar lo que de verdad importa y alejarse un poco de proyectos que no son su negocio”, apunta.

“Las participaciones significativas de ACS y Sacyr Vallehermoso son la tabla de salvación a la que se están aferrando estas compañí­as como ví­a para conseguir la liquidez que puedan necesitar”, según el responsable de Asinverg. Pero la deuda crece y sin embargo no hay ventas de activos anunciadas. En ACS el escenario previsto es la venta de la participación de Hochtief en la australiana Leighton, señala el experto. Para el grupo que preside Florentino Píérez serí­a muy conveniente despiezarla y venderla por partes”, dice Javier Flores. La participación del grupo español en la australiana vale en mercado alrededor de 2.500 millones de dólares. Casi la misma capitalización que toda Hochtief.

El grupo que preside Florentino Píérez necesita “cash” como sea. Y “está desplumando vorazmente a Hochtief repatriando los beneficios de la constructora alemana a la matriz para cubrir las píérdidas. Casi 1.100.-millones de euros, curiosamente el mismo importe al que ascienden las píérdidas del grupo”.

Cuando ACS compró Hochtief el mensaje del presidente de la compañí­a, Florentino Píérez, a los mercados fue el de no interferir en la gestión de la constructora alemana. “Actualmente canibaliza la generación de negocio e interfiere en la gestión local cuando es la actividad de esta compañí­a la que permite salvar las cifras de negocio del grupo ACS. La semana pasada el grupo nombró a Marcelino Fernández consejero delegado de Hochtief “para mejorar los resultados y la estrategia del grupo”.

Hasta ahora su cometido era reducir los costes relacionados con proyectos de infraestructuras de la filial australiana Leigthon tras su impacto en las píérdidas de la constructora alemana en 2011. La nueva estrategia de Hochtief se centrá en mejorar los resultados de la división europea.

En Sacyr, además, se le ha sumado una batalla de polí­tica empresarial, más que de propia gestión que provocó la salida del anterior presidente Luis del Rivero. En Bolsa, el mercado ha penalizado con fuerza a estos valores, pero mientras que para ACS “la participación en Iberdrola es un lastre, Repsol representa un seguro de para Sacyr”, según Javier Flores. La participación en Repsol es su principal atractivo, según el experto que ve “razonable que la constructora mantenga la participación que posee en Repsol” porque en el futuro le puede suponer un retorno interesante”.

El analista de Asinverg considera que ahora puede haber una muy buena oportunidad, de compra. “Soy más positivo con Sacyr que con ACS. La deuda en ACS está más descontrolada. Se ha vuelto a incrementar en ese trimestre y eso nunca es positivo. Por otra parte, el desapalancamiento viene por la ví­a de canibalizar las participaciones que por la reducción de costes o de otro tipo de soluciones”, señala.

Buenas perspectivas para Sacyr

La participación en Repsol tiene una buena perspectiva, según el experto. “Si Sacyr es capaz de mantener Repsol en valor, finalmente puede ser una operación interesante” para el grupo constructor”. En su opinión, “una eventual resolución amistosa del asunto YPF con Argentina podrí­a disparar la cotización a corto plazo del valor por encima del 10%”. A Repsol, la expropiación de YPF Argentina, “es lo mejor que le podí­a pasar ya que ha supuesto soltar la carga y el lastre de invertir en Argentina a cambio de una rentabilidad muy pequeña”. Según Javier Flores, “eso se va a reflejar en la compañí­a, que va a ir mejor a futuro.

El analista tampoco descarta una posible desinversión en Repsol. “Es una muy buena opción para una compañí­a extranjera que quiera lograr exposición a cierto negocio de exploración que tiene Repsol y que no está valorado a un precio muy asequible y razonable. Esa participación acabará vendiíéndose y además a algún socio extranjero importante ví­a participación industrial y no descartarí­a que fuera una inversión de algún paí­s árabe. Se viene comentando y por lo visto se habí­an facilitado cuadernos de venta. Todo esto requerirí­a autorización del gobierno, pero creo que esto se verí­a con buenos ojos por lo que representa de liberar carga a la empresa. Entró ahí­ por una cuestión polí­tica, lo lógico serí­a facilitarles ahora la salida”.

La operación de ACS en Iberdrola se ha salido de todos los parámetros que tení­an previsto y ahora no saben cómo salir, opina el analista. “Sin ninguna duda, de todas las compañí­as energíéticas en España es la que queda peor parada sobre el papel con la reforma del sector y con su propia situación. Si Iberdrola fuera un banco serí­a Bankia”.

En su opinión la elíéctrica está en una situación muy delicada y va a requerir ser recapitalizada. “Tiene un agujero del que no tenemos ni idea y les toca taparlo a los accionistas. Y el que quiera una participación importante le va a tocar asumirlo. Cabe la posibilidad de que Iberdrola venda activos fuera de España para intentar parchear la situación. Pero aquí­ se nos suma que el sector elíéctrico tiene su condicionante regulatorio supervisor polí­tico y es un enredo del que es difí­cil salir”.

La Bolsa pasa factura

La Bolsa ha penalizado con severidad la aventura de Sacyr Vallehermoso y ACS a causa de la elevada deuda contraí­da.

La compra de Iberdrola y Repsol en momentos de bonanza “por encima de lo que podí­an y debí­an” se logró a travíés de la financiación o en participaciones que habí­an sido adquiridas con unas garantí­as que se fundamentaban en un negocio constructor o de licitación que se han quedado prácticamente en papel mojado. Los bancos han ejecutado parte de la deuda pero las presiones aumentan y cada vez es más difí­cil y complicada renegociar o renovar esas financiaciones.

El colofón ha sido la venta posterior de estos activos en momentos de extrema necesidad y por debajo de lo que aconsejaban los análisis fundamentales ante la incapacidad de las compañí­as para aguantar la participación. Ambos valores han visto como se desplomaban sus cotizaciones a mí­nimos. Sacyr cae más del 70% en un año frente al recorte del 8% del Ibex 35. Por su parte, ACS recorta el precio casi un 30%.

Desde una perspectiva de largo plazo, la situación tíécnica de Sacyr es compleja, según la firma de análisis Noesis. “Sacyr alcanzó cotas de 1.01 euros aunque ha tenido recuperaciones de cierta magnitud, en mayo de 2012 despuíés de que su escenario se vio seriamente deteriorado con las caí­das a finales de 2006 cuando estaba por encima de los 45 euros.

Algo mejor, ACS alcanzó máximos cercanos a los 30 euros en 2009 frente a 15,8 euros actuales