Por... DON MELVIN y DAVID STRINGER
BRUSELAS, Bíélgica -- Para la Unión Europea, algo alguna vez impensable se ha convertido en una posibilidad real a medida que se prolonga la crisis económica. La razón es que los malos tiempos están obligando a las 17 naciones de la Unión Europea que utilizan el euro a ser algo más cercano a unos Estados Unidos de Europa, donde se puedan tomar decisiones sobre cuánto gastan los países miembros y cuántos impuestos recaudan.
Si alguna vez Gran Bretaña tuvo una pesadilla, es esa.
Los británicos no tienen interíés en acercarse más al resto de Europa y la mayoría ni siquiera perece digerir el status quo. La cuestión estos días parece ser si se distancian o rompen directamente.
Despuíés de unas elecciones en 2015, es probable que Gran Bretaña -una de las 10 de 27 naciones de la Unión Europea que no utilizan el euro- realice un referendo sobre su partida de la UE. Incluso si no vota, el país ya está deshaciendo sus lazos con Europa, una decisión que ha incomodado a Alemania, que está ansiosa de retener a Gran Bretaña como un importante timón económico del bloque.
"Pediríé a los habitantes de la maravillosa isla que reflexionen, pues no serán felices si están solos en este mundo", dijo la canciller alemana Angela Merkel en un discurso antes de visitar al primer ministro británico David Cameron en Londres a mediados de noviembre.
Sin embargo, su llamado tuvo poco impacto cruzando el Canal de la Mancha. El ministro de relaciones exteriores británico William Hague, que una vez recorrió Gran Bretaña en una campaña para "salvar la libra" y oponerse al euro, cree que los británicos nunca han estado más escíépticos de la unidad europea.
"La desilusión pública con la UE en Gran Bretaña es más profunda que nunca", declaró en octubre. "La gente siente eso en muchas formas, que la UE es está acabada para ellos, no tienen nada quíé decir al respecto".
Esta desconfianza se mezcla con las preocupaciones por la crisis en torno a la deuda europea y el malestar con la Corte Europea de Derechos Humanos, castigada por los políticos británicos por ordenar a Gran Bretaña otorgar a prisioneros el voto en elecciones nacionales y evitar la deportación de sospechosos de terrorismo a países con cuestionables antecedentes en derechos humanos.
Para muchos en Gran Bretaña incluso más alarmante fue el llamado reciente de Merkel a modificar la Comisión Europea, la cual redacta leyes y regula la competencia, y convertirla en "algo como un gobierno europeo". La frase sola hace rechinar los dientes de muchos políticos británicos, que por díécadas han advertido del espectro de un superestado europeo.
"Retirarse de la UE ya no puede descartarse como algo impensable. Ya no es una opinión marginal confinada a los inconformes, sino un legítimo punto de vista que se está volviendo dominante", dijo Douglas Carswell, legislador del gobernante Partido Conservador, al Parlamento cuando debatieron la idea de abandonar la Unión Europea.
En octubre, Cameron enfrentó una importante rebelión dentro de su propio partido cuando 81 de 303 legisladores conservadores desafiaron sus órdenes y votaron para ratificar un referendo urgente sobre la permanencia en la UE para 2015.
Presionado por su propio partido y vigilado nerviosamente mientras sus tradicionales partidarios eran cortejados por el UKIP, un partido político minoritario que aboga por retirarse de la UE, se espera que Cameron eventualmente convoque el primer referendo de Gran Bretaña sobre su estadía en la UE desde 1973.
El Partido Laborista, en la oposición, dijo que tambiíén apoyaría realizar la consulta, pero sólo cuando finalice la crisis en la eurozona.
Incluso aunque no hubiese una separación decisiva, ya hay señales de los divergentes caminos entre Gran Bretaña y la Unión Europea:
-Como Gran Bretaña no utiliza el euro, no tiene voz en las decisiones que afectan a los 17 países que conforman la zona euro. Cabe recordar que sólo tres países de la UE -Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia- están comprometidos a utilizar la moneda única algún día. Por eso las cumbres de la eurozona algún día serán de la UE entera, con sólo tres países excluidos.
-En marzo, 25 estados de la UE firmaron un pacto fiscal para tener supervisión más rigurosa de los presupuestos nacionales. No lo firmaron República Checa ni Gran Bretaña.
-En octubre 11 países de la UE aprobaron un impuesto a las transacciones financieras y autoridades europeas calculan que llegarán a más de 20 naciones. Gran Bretaña no será una de ellas.
-En 2013, la UE trabajará para crear un supervisor bancario único para la zona euro. Gran Bretaña está preocupada por las decisiones que puedan tomarse a travíés de íél.
-Gran Bretaña planea salirse de 130 acuerdos europeos sobre crimen y justicia, y a cambio elegir cómo y cuándo coopera con sus vecinos en seguridad. La decisión pone en riesgo al sistema Orden de Arresto Europeo que permite a la policía cruzar las fronteras europeas en busca de fugitivos.
La tendencia tiene a líderes políticos de otros países preocupados.
"Si la eurozona está mucho más integrada y los que están afuera se alejan más, la distancia puede volverse demasiado amplia", dijo a The Associated Press Andreas Mavroyiannis, viceprimer ministro de Chipre para Asuntos Europeos. Y eso, agregó, puede ser peligroso para la UE como conjunto.
"Pienso que con una Europa sin Gran Bretaña en el corazón habrá menos impulso a las reformas, será menos abierta, una Europa menos internacional", dijo Josíé Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, en entrevista con una revista en el verano. "Cuando veo el debate en el Reino Unido me pregunto ¿cómo es que este país es tan abierto al mundo y aparentemente tan cerrado a Europa? Parece una contradicción".
El ex primer ministro británico Tony Blair, que dejó su cargo en 2007, es un defensor solitario del liderazgo británico en Europa.
Ha exhortado al gobierno a no alejarse sino a ayudar a construir una nueva estructura para ayudar a Europa a equilibrar las demandas de competencia de las 17 naciones de la eurozona y del resto de la Unión Europea.