El único accionista que faltaba por manifestar su actitud ante la ampliación de capital del Banco Popular, cuyo período de suscripción preferente concluye hoy, tampoco asumirá todo lo que le corresponde: la Fundación Barriíé de la Maza, propietaria del antiguo Banco Pastor, reducirá su participación en la entidad que preside íngel Ron desde el 6,9% actual al 3,5% aproximadamente, ya que invertirá 60 millones en la ampliación. Una cifra que ha financiado con la venta de derechos por el resto de su participación, lo que se conoce como 'operación blanca'.
La fundación, que dirige el expresidente del Pastor, Josíé María Arias, no tiene músculo financiero para mantener su porcentaje en el banco, puesto que le supondría 172,5 millones. Según fuentes conocedoras de la situación, acude a la operación para mostrar su compromiso con el Popular, pero con una cifra muy inferior: 60 millones suponen el 2,4% de los 2.500 millones del total de la ampliación, lo que sumado a su porcentaje actual pre-ampliación, arroja en torno al 3,5% post-ampliación.
Esta fundación se quedó con el 6,9% del Popular a resultas del canje por el que íéste absorbió al Pastor en octubre de 2011. Sin embargo, al no tratarse de un inversor sino de una entidad adquirida, se le tolera una dilución mayor que la del resto de los accionistas de referencia, que tambiíén han rebajado su porcentaje en el banco, si bien en proporciones muy inferiores a la de esta institución. El Confidencial ya adelantó que la Fundación se diluiría, pero no se esperaba que lo hiciera hasta un porcentaje tan exiguo.
El núcleo duro del banco sólo se ha comprometido formalmente a suscribir el 16,8% de la ampliación frente al 32% que le correspondería, pese a que ha tenido que fijar el precio de la ampliación en el mínimo posible, 0,4 euros por acción. Este porcentaje corresponde a Allianz, que va a reducir su participación en el grupo desde el 5,9% hasta el 4,24% tras la ampliación, Críédit Mutuel (que cuenta con el 5,91% y firmó un compromiso similar al de la aseguradora alemana), Amíérico Amorim (poseedor del 3,9%) y Unión Europea de Inversiones (3,6%).
Asimismo, la sindicatura de accionistas históricos del Popular, que detenta un 9,04%, sólo se comprometió a acudir por un 3%. Pero ni siquiera esa promesa ha sido suficiente, por lo que los gestores del banco se vieron obligados a asegurar ese porcentaje con los bancos de inversión que ha contratado para la operación, pagando la correspondiente comisión por ello.
La ampliación acaba en todo lo alto
Pese a estas reticencias del núcleo duro, la ampliación ha cosechado un importante íéxito entre los inversores minoristas, y hay señales de que este íéxito se puede repetir con los institucionales, que siempre acuden a última hora a este tipo de operaciones. Una de estas señales es el subidón que experimentó ayer el derecho, del 34%, cuando lo normal es que se desplome en los últimos días de una ampliación y acabe valiendo cero. Esto se debe, normalmente, a que los brokers deben vender los derechos de los accionistas que no han dicho si quieren ir o no a la ampliación.
Pero esta vez este efecto se ha anulado por los institucionales, que se han lanzado a comprar derechos ante el temor a que no sobren suficientes acciones para todos en la segunda ronda de la ampliación, el llamado período adicional, en el que se pueden comprar las acciones que sobran del período de suscripción preferente sin necesidad de comprar derechos. Ahora bien, si no sobran muchas, hay un prorrateo. Y el temor a quedarse sin acciones es el que impulsó ayer a muchos institucionales a comprar derechos para asegurarse las acciones que desean, lo que disparó su precio.