La zona euro reduce los intereses que cobrará a Grecia por su ayuda
El BCE renuncia a los beneficios de su cartera de deuda helena
El acuerdo alcanzado en la madrugada del martes para reducir la deuda griega en 40.000 millones de euros tendrá un impacto en España de algo más de 200 millones de euros al año de aquí a 2020. En total, 1.700 millones de euros que el Estado dejará de ingresar como beneficios, según fuentes del Gobierno.
Este impacto tiene en cuenta las dos principales medidas que acordaron los ministros de Finanzas de la zona euro para conseguir que la deuda de Grecia recupere en 2020 un nivel sostenible de deuda del 124% del PIB. En concreto, la rebaja de los tipos de interíés que cobrarán a su socio en los príéstamos bilaterales del primer rescate (pasan de 150 puntos básicos a 50) y la renuncia del BCE a los beneficios que generará su cartera de deuda griega, por un importe de unos 50.000 millones de euros.
España es el cuarto mayor acreedor de Grecia dentro de la zona euro, sólo superado por Alemania, Francia e Italia. La exposición total del país alcanza los 25.000 millones de euros, según reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos. No toda esta cantidad ha sido ya entregada al país mediterráneo. En el primer rescate, que se hizo a travíés de príéstamos bilaterales -no hubo intermediación del fondo de rescate europeo ya que ni siquiera había sido creado-, España aportó 6.400 de los 52.900 millones prestados por la eurozona.
Los tipos de interíés de aquellos príéstamos se fijaron inicialmente a Euribor más un 3% (300 puntos básicos) pero se han ido rebajando conforme empeoraba la capacidad de Grecia para devolver los príéstamos. En febrero de este año se redujeron a 150 puntos básicos y ayer se acordó rebajarlos hasta 50. España, al igual que el resto de países, ha tenido que obtener ese dinero en los mercados para despuíés prestarlo a Grecia. El beneficio esperado, por tanto, es la diferencia entre lo que le ha costado al Tesoro emitir esa cantidad y lo que va a pagarle Grecia a cambio por el príéstamo.
La segunda gran medida anunciada anoche fue la renuncia por parte del BCE de los beneficios que origina su cartera de deuda helena. La institución monetaria cuenta con alrededor de 50.000 millones en bonos de este país adquiridos durante el programa extraordinario de compra de deuda pública que llevó a cabo entre 2010 y principios de 2012. Los beneficios obtenidos los distribuye el BCE a los socios del euro en función de la contribución a su capital. Esta renuncia de los beneficios, por tanto, impacta en última instancia en los estados miembros.
A estas medidas hay que sumar la que se anunció el pasado mes de febrero, según la cual los bancos centrales de la zona euro renunciaban tambiíén a cobrar intereses de la deuda griega que poseen a título individual. Esta decisión significó, según anunciaron entonces fuentes de Economía, la renuncia a otros 1.000 millones de euros.
El Eurogrupo tambiíén acordó ayer reducir en 10 puntos básicos unos intereses específicos que se cobra a Grecia por el segundo programa de rescate en concepto de 'garantías'.
Con todo este menú de opciones se pretende que Grecia rebaje de aquí a 2020 su deuda en 40.000 millones de euros (un 20% de su PIB). No obstante, en los próximos días se anunciará una nueva herramienta, consistente en permitir al país recomprar la deuda que aún tienen en sus manos los inversores privados con un descuento que podría llegar hasta el 65%. Es decir, en la práctica sería 'obligar' al sector privado -básicamente bancos y grandes fondos de inversión- a asumir una segunda quita.
Con todo ello se pretende evitar la peor de las opciones, a la que se han resistido todos los países de la eurozona durante las duras negociaciones con el FMI: que finalmente tengan que condonar parte del dinero que les debe Grecia. En este caso ya no se hablaría de renuncia de beneficios sino de píérdidas constantes y sonantes que contabilizarían como díéficit público en cada país.