No todo el mundo estará sometido al nuevo tope a los depósitos impuesto por el Banco de España: las sucursales de entidades extranjeras que operan en nuestro país no tendrán que limitar sus ofertas al 1,75%, sino que podrán mantener sus agresivas campañas actuales. Esto se aplica especialmente a dos de los jugadores más dinámicos de nuestro mercado, ING Direct y Banco Espirito Santo (BES). Esto ha hecho que sus rivales españoles pongan el grito en el cielo ante lo que consideran "competencia desleal" y que exijan al Banco de España que la limitación se aplique a todas las entidades, independientemente de su estatus y su procedencia.
El motivo de que estas dos entidades estíén exentas de las nuevas limitaciones es que las sanciones que apareja su incumplimiento suponen un incremento de los requisitos de capital, algo que no se les puede aplicar en España puesto que son sucursales, no filiales, de sus matrices en Holanda y Portugal, respectivamente. Cualquier exigencia mayor de capital tendría que provenir de las autoridades de esos países, no de las españolas. Caso contrario es el de Citigroup, Barclays y Deutsche Bank, que sí son filiales con su propio capital en España y que, en consecuencia, están sometidos a las limitaciones de los depósitos.
La directriz del Banco de España, comunicada de forma oral, e incluso por escrito, en varias reuniones con las entidades en diciembre, establece que aquellas que ofrezcan más del 15% de sus nuevos productos a un año con un tipo superior al 1,75% (el tipo oficial del BCE más un 1%) tendrán una exigencia de capital de 0,75 puntos adicionales al 9% legal en tíérminos de EBA. Este tope será del 2,25% para los productos entre uno y dos años, del 2,75% para los que tengan un plazo superior y del 1,25% para las cuentas corrientes, como informó ayer El Confidencial. El requisito extra de capital puede llegar a 1,25 puntos en función del exceso de depósitos de alta remuneración respecto a ese tope del 15%.
La penalización se aplicará no sólo a los depósitos, sino tambiíén a los pagaríés, los bonos y los productos estructurados (depósitos o fondos garantizados) que incluyan esta deuda en su composición y siempre que se dirijan al público minorista. Con ello se pretende evitar que los bancos vendan productos alternativos a los depósitos como hicieron el año pasado durante la penalización de la llamada 'ley Salgado'. El supervisor revisará mensualmente la nueva oferta de cada entidad para comprobar si excede ese tope y aplicará la correspondiente sanción.
Tanto ING Direct como Espirito Santo niegan haber recibido ningún tipo de comunicación respecto a topes a la rentabilidad de los depósitos, al contrario que las entidades españoles. Por tanto, no piensan plantear cambios a corto plazo en sus políticas comerciales. Ahora bien, desde la entidad holandesa -que dirige en España Karina Szpilka- admiten que "estaremos atentos a la evolución del mercado y nos adaptaremos al entorno competitivo", lo que abre la puerta a una rebaja de sus tipos si el grueso de sus competidores va por esta vía.
Esta situación ha provocado la indignación de la banca española, que cree que hay un "trato de favor" a estas entidades extranjeras, que podrán ejercer una "competencia desleal" contra las españolas. De ahí que algunas entidades hayan protestado ante el supervisor: "Esta medida tiene que aplicarse a todos los competidores para que sea efectiva; si hay algunos que se quedan fuera de la obligación, estarán claramente beneficiados y tendrán una ventaja competitiva enorme para quitarnos cuota de mercado a los que tenemos que acatar esta norma", se quejan en una entidad nacional.
Espirito Santo, mucho más agresivo que ING Direct
La estrategia de las dos entidades es radicalmente distinta. ING fue rescatado con dinero público en Holanda en 2009 con el colapso de toda la banca europea -salvo la española, que lo retrasó tres años-, con lo que la Comisión Europea le impone unas duras restricciones a la competencia que, en teoría, deberían cumplir tambiíén las entidades nacionalizadas españolas (aunque no lo hacen). Entre esas condiciones se encuentra no utilizar las ayudas públicas para hacer ofertas mejores que la competencia, lo que se traduce en que no pueden tener uno de los cinco mejores productos de cada mercado local en el que operen.
Eso explica que en España no tengan un depósito puntero: su mejor oferta es un producto que ofrece un 3,30% TAE durante los primeros cuatro meses pero sólo paga el 1,20% el resto del año, con lo que la rentabilidad real anual es del 1,89%, muy lejos de los 4% o 4,5% que ofrecen numerosas entidades. No obstante, esta rentabilidad quedará por encima del 1,75% del tope impuesto por el Banco de España a sus competidores.
Muy diferente es el caso del banco portuguíés, que sí tiene uno de los depósitos más competitivos del mercado nacional. De hecho, acaba de subir su tipo de interíés del 4% al 4,60% a 12 meses. Eso sí, exige una inversión mínima de 50.000 euros. A corto plazo, la entidad que dirige en España Pedro Escudero no tiene intención de rebajar su oferta, en cuyo caso se convertirá en la mejor del mercado con diferencia. La cuestión es si mantendrá un tipo tan alto durante mucho tiempo cuando la competencia no puede pagar más que un 1,75%.