Las fábricas comienzan a ver la luz. Son todavía señales muy díébiles, pero suponen un cambio significativo. La utilización de la capacidad productiva se ha situado en el cuarto trimestre de este año en el 74,1%. Se trata del nivel más elevado desde el comienzo de la crisis económica (salvo el segundo trimestre de 2011), pero lo más relevante es que supone la mayor subida en un sólo trimestre desde que la recesión apagó la actividad fabril.
La utilización de la capacidad productiva es un indicador clave para medir el grado de funcionamiento de la industria, lo que significa que en estos momentos algo más del 25% de la capacidad instalada está todavía ociosa. Eso significa un nivel muy por encima de la media de la Unión Europea (en torno al 20%), pero hay que tener en cuenta de dónde viene la economía española.
En el primer trimestre de 2010 llegó a desplomarse hasta el 69,5%, muy lejos de los niveles claramente superiores al 80% que llegó a alcanzar la utilización de la capacidad instalada en los años del boom económico. En aquellos años fue a cargo de la burbuja inmobiliaria, mientras que ahora lo hace empujada por el sector exterior, que es el único componente de la demanda nacional que muestra señales de actividad. En los años 2006 y 2007 la utilización de la capacidad productiva llegó a superar el 82%.
Hay que tener en cuenta que buena parte de la capacidad industrial instalada ha sido destruida por la crisis, lo cual tambiíén influye en el nivel actual. De hecho, la crisis se ha llevado ya por delante casi 900.000 puestos de trabajo industriales, lo que refleja la dureza de la larga recesión en el sector.
Los datos más recientes muestran, en todo caso, que la crisis continúa. El índice de Producción Industrial (IPI), corregido de efectos de calendario, registró en noviembre una variación interanual del -7,2%, inferior en más de cuatro puntos a la del mes anterior (-3,1%). El Ministerio de Economía, sin embargo, lo achaca al “efecto negativo†de la huelga general del día 14 de noviembre de 2012 en la actividad industrial.
Sigue la recesión
Según sus estimaciones, dicho impacto puede estimarse, en una primera aproximación, “en torno al -3,7%, de forma que la tasa interanual descontada de ese efecto se situaría alrededor del -3,6%â€. La industria, por lo tanto, todavía está en recesión, aunque díé algunas señales de mejor comportamiento. La media de caída del año se sitúa en el -6%.
Por ramas de actividad, asegura Economía, la fabricación de elementos metálicos para la construcción y la fabricación de vehículos de motor tuvo el peor comportamiento, mientras que las aportaciones más positivas correspondieron a la fabricación de otros productos químicos y a la fabricación de productos de panadería y pastas alimenticias.
La atonía industrial se refleja en que con datos acumulados desde enero, el consumo de electricidad se redujo en 2012 casi un 2% respecto del año anterior, con series corregidas, frente al descenso del 1,3% registrado en el conjunto del 2011. Es decir, que las fábricas necesitan menor energía, lo que es señal inequívoca de la debilidad del sector industrial por la mala evolución de la demanda interna, en particular del consumo privado.
Detrás de este comportamiento se encuentra, entre otros factores, el racionamiento del críédito, que sigue castigando la actividad productiva. De hecho, según el Ministerio de Industria, el críédito a la industria en tíérminos nominales (con inflación) está cayendo un 7,1% (tercer trimestre de 2012), incluso por encima de cómo está evolucionando en el resto de actividades.
No toda la industria sufre lo mismo en función de su tamaño. Según Industria, la manufacturera de intensidad tecnológica medio-baja es la que muestra una peor evolución (-10,5%); mientras que, por el contrario, la de alta tecnología desciende un 2,5%, muy por debajo de la media.