El Bundesbank anuncia que repatriará 474 toneladas de Nueva York y París
Justifica la decisión en que con el euro no es necesario mantener políticas de la Guerra Fría
La controversia sobre la situación de las reservas había llegado al Parlamento de Berlín
Alemania tiene 3.396 toneladas de oro. Sólo las reservas de Estados Unidos pesan más. A cada alemán le tocarían unos 40 gramos del metal precioso, unos 1.700 euros. Pero la mayoría de estos alrededor de 135.000 millones de euros en oro del Estado alemán está almacenado fuera del país. 1.500 toneladas en Nueva York, 800 repartidas entre Londres y París. 1.100 toneladas se amontonan en la capital de las finanzas alemanas, Fráncfort. Tras un curioso debate público de tintes patrióticos, el banco central alemán (Bundesbank) ha decidido ahora repatriar todas sus reservas francesas y parte de las otras dos.
Se ha dicho en los últimos meses que nadie sabe exactamente si el oro alemán está bien contado o si entre sus muchos lingotes puede haber oro falso. Para disipar sospechas, los banqueros de Fráncfort han ordenado traer a casa 674 toneladas de metal antes de 2020. 27.000 millones de euros que podrían servir para muchas cosas, pero pasarán a coger polvo en las cámaras acorazadas del Bundesbank.
Espera el antiguo banco emisor que la opinión pública alemana, muy mirada para cosas de dinero, aplauda la decisión de dividir el oro en dos mitades: la domíéstica y la extranjera, que se repartirá entre Nueva York (37%) y Londres (13%). Explican que servirá para “cimentar la confianza†en la economía alemana. Dado que la deuda pública alemana se vende como pan caliente a intereses mínimos, es de suponer que se refieren a la confianza de una población cada vez más temerosa por su dinero.
El Bundesbank justifica en un comunicado que con la repatriación elevará la confianza en su propia economía sin perder la capacidad para cambiar cantidades de oro por otras divisas en un corto espacio de tiempo. "Teniendo en cuenta que Francia, como Alemania, tambiíén tiene el euro como moneda nacional, el Bundesbank ya no tiene dependencia de París como centro financiero en el que cambiar el oro por divisas internacionales en las que sea necesario aumentar las reservas", argumenta el banco central alemán.
Un país con muchas reservas
El origen del oro de Alemania, el segundo país del mundo con mayores reservas por detrás de Estados Unidos, está en la rápida expansión que tuvo este país tras la II Guerra Mundial, lo que no hubiera sido posible sin el apoyo de Washington, y la decisión pactada en Breton Woods de hacer del dólar la moneda de referencia internacional y fijar su precio al metal precioso. Con ello, Alemania cobró en la divisa estadounidense sus exportaciones, dinero que convertía a su gusto y conveniencia en oro.
Sin embargo, ahora, medio siglo despuíés, no está claro a cuánto ascienden las reservas. La corte federal de auditores, organismo que supervisa la gestión financiera del Gobierno, llevó a cabo el pasado octubre una inspección oficial sobre el terreno del oro depositado en otros bancos centrales, ya que nunca habían sido calculadas. Eso sí, el Bundesbank ha asegurado que no se va a dedicar a contar y pesar lingotes, sino que chequeará las anotaciones y las pólizas de seguro que cubren sus reservas y que están en poder de sus homólogos de EE UU, Reino Unido y Francia.