Siendo fiel a su apodo de "doctor calamidad", el economista Nouriel Roubini ha advertido en un informe que sin crecimiento en la zona euro, "los niveles de deuda serán insostenibles a pesar de todos los esfuerzos para reducir el díéficit".
Al fin y al cabo, pese a la tensa calma que se cierne sobre el Viejo Continente en estos momentos, los ajustes fiscales se extenderán a lo largo de este año a Estados Unidos y al núcleo de la Eurozona. Una preocupación seria, ya que si la austeridad se sincroniza en buena parte de las economías avanzadas, los efectos negativos sobre el crecimiento serán mucho peores.
De hecho, en sus previsiones para este año, el presidente de la consultora Roubini Global Economics apunta que la falta de sintonía entre los países avanzados, que crecerán sólo un 1%, con las economías en desarrollo, cuyo crecimiento oscilará el 5%, es cada vez mayor.
Pese a que RGE estima que el crecimiento mundial en 2013 será del 3%, mucho mejor que las estimaciones del Banco Mundial o la ONU que sitúan dicha cifra en el 2,4%, es cierto que a finales del año "la situación podría ser peor que nunca", advierte Roubini.
En lo que a la zona euro se refiere, el profesor de la Universidad de Nueva York reconoce que los riesgos de cola han disminuido, pero las taras fundamentales del sistema europeo "no se han resuelto". Esto, junto con la incertidumbre política que incrementarse en la segunda mitad el año, "podría revivir los riesgos de forma más virulenta a finales de 2013 y más allá", asegura.
Por su parte, el ajuste fiscal en EEUU que según sus cálculos supondrá alrededor del 1,4% del PIB provocará que el crecimiento de la primera economía del mundo en 2013 crezca muy por debajo del consenso, que en estos momentos apunta a una expansión del 1,7%.
Según Roubini, los legisladores sólo alcanzarán un compromiso a corto plazo que retrase el problema otros seis meses para llegar a un acuerdo sobre la reforma del sistema fiscal y los programas sociales.