Por... BEATRIZ DE MAJO C.
China superará como potencia económica a Estados Unidos en 2019. Al menos eso es lo que anticipa el informe de Salud Nacional de la Academia China de Ciencias.
Solo que antes de adelantarse a tales anuncios sería conveniente examinar los retos que tiene China servidos desde este 2013.
La aspiración mundial para los años por venir se llama "estabilidad".
De lograr estabilidad en los mercados depende el resurgimiento, no solo de China, sino del globo en su conjunto.
Y alcanzar variables económicas que no provoquen sobresaltos para el gigante contribuirá notablemente a que el resto de la economía global se comporte de manera positiva.
Darle de comer a una población cada día más instada a consumir será uno de los más importantes objetivos de este año para China.
El díéficit de la balanza comercial agrícola es de 40 billones de dólares y crece a una velocidad de 50 % anual.
Conseguir tierras cultivables fuera de sus fronteras, emprendedores eficientes y confiables y recursos financieros y tecnológicos para desarrollarlas, se convertirá muy temprano este año en una meta imperativa y además, desesperada.
No solo es necesario producir para 1.400 millones de bocas, sino producir barato. De entrada ya es conocido que en 2013 China enfrentará un incremento del ciento por ciento en los precios del pollo y el cerdo.
Al lado de esta tarea ciclópea e inaplazable no puede dejarse para mañana la construcción de una mejor cadena de suministro alimenticio que deberá iniciarse de inmediato.
Esto implica enormes gastos en infraestructura que, por fortuna, se constituirán en el motor económico de este y de los próximos años.
Ello tiene que ser no solo un propósito de acelerado cumplimiento. Además de ser intensiva en asignación de recursos, el manejo de estos proyectos debe ser eficiente.
China está muy por detrás de los líderes mundiales en este terreno. ¿Quíé tal si señalamos, por ejemplo, que China tiene 452 aeropuertos, mientras Brasil exhibe 713 y Estados Unidos 5.194?
Para lo anterior se requiere de una banca sana. El manejo de los príéstamos retrasados desde las medidas de estímulo de 2009 y el manejo de productos financieros que fueron generosos con los inversionistas en busca de retornos atractivos son los primeros escollos que tendrá que enfrentar China para poder contar con la banca para los retos que se avecinan.
Es muy probable que este año se inicie un proceso de reestructuración bancaria que puede durar varios años y que tiene que sobreponer importantes obstáculos para ser exitoso.
A todos estos retos se suman los que tienen que ver con la modernidad tecnológica que China está abrazando aceleradamente y el combate a la corrupción, un cáncer que crece velozmente y que pone a prueba todo el crecimiento futuro.
Sí. Es posible que con buena voluntad y empeño, para 2019, China sea la primera potencia planetaria. Pero lo que nos distancia de ello no es solo un buen número de años. Es una tarea de una envergadura colosal.
Suerte en sus vidas...