Por... Oswaldo de Rivero
Según la ONU, para el 2030 la “huella urbana†alcanzaría los 1,5 millones de kilómetros cuadrados, el mismo territorio que suman Francia, Alemania y España.
Si, sobrevivimos al 21 de diciembre, pero no se sienta tan seguro de lo que sucederá con el planeta dentro de 50 años. El siguiente artículo es más que esclarecedor.
Las ciudades de California han sido las que más han crecido, no solamente en los Estados Unidos, sino en todo el mundo industrializado. Durante díécadas la población urbana californiana aumentó cada año en medio millón de habitantes, hasta tal punto, que hoy el 80% vive en áreas metropolitanas que pasan el millón de habitantes. Una metástasis urbana que comienza a producir escasez de agua, energía y una contaminación del aire que esta afectando la salud.
El gran problema con California es que, no es sólo la forma más extremista del american way of life, sino que además es el modelo de la actual urbanización planetaria. Todo el mundo sueña vivir como un californiano, tener un auto, si se puede dos, comprar una casa nueva en los suburbios, donde además se construyen centros comerciales, clubes, piscinas y lugares para divertirse. Y así, todas las ciudades del mundo se expanden como California plantando cemento en tierras agrícolas, devorando insaciablemente agua y energía, usando el contaminante motor de explosión y lanzando a la atmósfera toneladas de C02 que contaminan el aire y recalienta cada vez más el clima de la Tierra.
Uno ejemplo de la inviabilidad del modelo California es la explosiva urbanización de China. Su población urbana es hoy la mitad de la población, es decir, unos 650 millones. Según el Banco Mundial, esta explosión urbana ha hecho que China sufra hoy una grave escasez de agua para el funcionamiento de las ciudades y tambiíén para la producción agrícola. Esto último, hace que China importe cada vez más alimentos, aumentando con su enorme demanda, los precios internacionales de los mismos. Por otro lado, el uso del carbón y petróleo en China han producido la más letal contaminación del aire urbano que existe en el mundo, originando enfermedades respiratorias, que están causando casi medio millón de muertes anuales.
El 2010 fue un año decisivo para el destino de la especie humana porque por primera vez, desde la era neolítica, la población urbana del planeta fue mayor que la población rural. Hoy más del 50% de la humanidad vive en megalópolis, en cientos de ciudades de más de medio millón de habitantes y millones de asentamientos urbanos con más de 100 mil. Esta urbanización sigue imparable hasta el punto que, en el 2025, casi el 70% de la población del mundo será urbana.
Según las Naciones Unidas, la mayor parte de esta explosión urbana se esta realizando en el mundo subdesarrollado. Hoy, las ciudades de Amíérica Latina, Asia y ífrica, en su conjunto, se expanden al ritmo de medio millón de personas a la semana destruyendo muchas veces zonas agrícolas, consumiendo el agua para producir alimentos y demandando cada vez más energía. Tambiíén esta urbanización subdesarrollada está llena de automotores, tráfico caótico y contaminación. Contribuye así a añadir más CO2 al acumulado en la atmósfera desde la revolución industrial.
Este año se han roto el record mundial de emisiones CO2 y los científicos consideran que ya es casi imposible evitar que la Tierra se recaliente más de 2 grados centígrados. Incremento que se hará sentir, como ya lo estamos viendo, con eventos climáticos extremos, cada vez más catastróficos.
El uso del carbón y petróleo en China han producido la más letal contaminación del aire urbano que existe en el mundo, originando enfermedades respiratorias, que están causando casi medio millón de muertes anuales.
En siglo XXI, la especie humana tiene muchas culturas pero una sola civilización, un solo estilo de vida, que es hoy urbano y que replica el modelo California. Hoy esta civilización urbana global ha hecho crisis porque es incapaz de resolver dos problemas fundamentales para su viabilidad. Primero, no puede sustituir su energía dominante, el petróleo, cuyas emisiones de CO2 están recalentando, cada vez mas, peligrosamente el clima; y segundo, tampoco puede cambiar sus patrones de consumo urbanos que depredan el planeta y lo convierten en un basurero.
En el siglo XXI, ya no se puede replicar globalmente el sueño americano porque la Tierra, la diosa Gaia como la llamaban los griegos, ha declarado insostenible el modelo urbano California de gran consumo y desperdicios, envuelto en gases efecto invernadero. Sin embrago, gran parte de los economistas y políticos no comprenden que la actual crisis que aflige al mundo no es solo una grandiosa recesión económica sino una crisis de civilización. Creen que esta crisis es como la de 1929 y la quieren superar por estimulo o por austeridad, es decir, quieren reactivar el modelo California que la ha causado. No comprenden que lo que esta en crisis es un estilo de vida urbano, consumista, dispendioso, ecológicamente insostenible que ha sido fomentado por una gran especulación financiera global que terminó en el Crash del 2008.
Por otro lado, muchos ecologistas tampoco comprenden esta crisis. Es muy común escuchar sus reclamos pidiendo “desarrollo sostenible.†La verdad es que cuando se propone el desarrollo sostenible se está usando un oximorón porque este tipo de desarrollo es hoy imposible. Y esto, porque hasta ahora no existe una sola energía renovable, ni una combinación de todas ellas, que puedan reemplazar los 90 millones de barriles de petróleo diarios que se necesitan, para generar los 320 billones de kilovatios hora, para producir los 58 trillones de bienes y servicios de la economía global.
En todo caso, no existe otra alternativa que reducir las emisiones de gases para evitar que se derritan totalmente los glaciales y el nivel del mar suba aun más. Al mismo tiempo, seguir desarrollando energías renovables más eficaces y baratas para comenzar a reemplazar el petróleo, que aparte de ser el principal factor de las emisiones de gases CO2, no es eterno. Según estudios y opiniones de calificados expertos petroleros las reservas mundiales de petróleo se están agotando, su producción habría llegado ya a su “peak†(al máximo) y dentro de 15 años comenzaría inexorablemente a declinar.
Sin embargo, no será suficiente cambiar el patrón de energía para superar la crisis de nuestra civilización. Es necesario tambiíén cambiar los patrones de consumo urbanos que están contaminando las ciudades, los ocíéanos, los ríos, destruyendo la biodiversidad, deforestando y convirtiendo al planeta en un gran basurero. Imaginíémonos, a los casi 6 mil billones de habitantes urbanos de los países pobres consumiendo como los californianos, que consumen 32 veces mas que el consumo promedio de todos los habitantes de los países subdesarrollados. Según el Profesor Jared Diamond, que ha hecho el cálculo, esto equivaldría a que el mundo tuviera una población de 72 billones de consumidores californianos, algo que la Tierra no podría sostener. Tendríamos que comprarnos un planeta adicional, o tal vez dos.
Si bien, todos los científicos esta de acuerdo que nuestros patrones de consumo deben cambiar, ninguno tiene la formula mágica y esto se debe a que el cambio de nuestro consumo implica sobre todo un cambio íético. Necesitamos un renacimiento íético que cambie nuestra relación hostil con Gaia, y esto no es nada fácil. No se hace de la noche a la mañana. En todo caso, la historia nos enseña que el homo sapiens solo cambia y se adapta, más que por virtud, por temor o sufrimiento ante las grandes amenazas y tragedias que ponen en peligro su existencia. Y esto puede pasar ante las frecuentes catástrofes producidas por condiciones cada vez más extremas del clima, que no son otra cosa, que la revancha de Gaia despuíés de 200 años de industrialización y olvido.
En el año 2050, el planeta tendrá casi 10 mil millones de habitantes, casi todos viviendo en ciudades. Si para esa fecha, no hemos cambiado el patrón de energía ni gran parte de nuestros patrones de consumo, el planeta será muy hostil con la especie humana. En todo caso, si no nos adaptamos y nuestra especie algún día desaparece, cosmológicamente no pasará nada, la Tierra seguirá dando vueltas alrededor del Sol con otras especies animales y plantas que sobrevivirán al hombre, porque esta no es una crisis del planeta, sino de nosotros.
Este artículo es un resumen del reciente libro en inglíés del autor: “The Myth of Development and the crisis de Civlization†Publicado en Londres y Nueva York en setiembre pasado. Se encuentra ahora disponible en Amazon.com y las librerías Barnes and Noble de los Estados Unidos, y será traducido al español el próximo año.