Cambios internos en el seno de Banco Sabadell. La creación de la Dirección de Gestión de Activos el verano pasado, es decir, su particular ‘banco malo’, ha terminado provocando la salida del consejero delegado de Solvia, Salvador Graníé, máximo responsable de la inmobiliaria desde 2009, año en el que la entidad puso en marcha esta unidad para comercializar el stock de producto residencial, según han confirmado fuentes oficiales.
Desde que esta macro unidad integró Solvia junto a otras divisiones como las redes de ventas territoriales, las áreas de riesgos y recuperaciones, o Mediterranean (la inmobiliaria de CAM), el consejero delegado había visto disminuido su perímetro de acción. Ante esta deriva, Graníé ha preferido resolver su situación en el Sabadell y emprender su proyecto empresarial aprovechando su condición de referente en el sector de desarrollo urbanístico.
A partir de ahora, además de desarrollar sus propios proyectos inmobiliarios, Graníé seguirá prestando servicios tambiíén al equipo de la Dirección de Gestión de Activos del Banco Sabadell, unidad que está bajo las órdenes del director general Miguel Montes, experto de la entidad en ejecutar procesos de fusión y tambiíén responsable elegido por el presidente Josep Oliu para liderar el proceso de absorción de la caja de ahorros valenciana CAM.
La salida de Salvador Graníé ha provocado a su vez un nuevo reparto de competencias, de manera que sus antiguas funciones como primer ejecutivo de Solvia se reparten ahora entre dos hombres del ladrillo de dentro de la casa, el director de inversión inmobiliaria, Joan Bertrán Arque (ex Coperfil y ex Ferrovial), y el director de negocio inmobiliario, Javier García del Río (ex Mediterranean y ex Boston Consulting Group).
Precisamente, hasta la creación de su particular 'banco malo', una pata dentro del Banco Sabadell que aglutina 41.000 millones de euros en activos, cerca de un 25% de su balance, la entidad había gestionado su exposición al ladrillo desde Solvia. No en vano, su filial inmobiliaria ha protagonizado una agresiva política de precios, hasta el punto de desairar al resto de bancos sanos, ante la dificultad de competir en precio con su stock.
Sólo en 2012, con una cartera de adjudicados de 12.000 millones de euros y con Graníé todavía al frente de Solvia, el banco logró vender casi 14.000 viviendas, una cantidad que dobla el registro del año anterior, lo que ha generado unos ingresos de más de 2.200 millones. Estos hitos no han impedido que, como ya hiciera Santander con su inmobiliaria Altamira Real Estate, de donde tambiíén ha salido su máximo responsable, la gestión del ladrillo desgaste.
