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Autor Tema: Los bancos, ansiosos por dejar atrás el atracón del ladrillo  (Leído 144 veces)

Eguzki

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Los bancos, ansiosos por dejar atrás el atracón del ladrillo
« en: Febrero 01, 2013, 07:46:14 am »
Con las presentaciones de resultados hoy de BBVA, CaixaBank y Popular, los principales bancos españoles que no han recibido ayuda pública ya han revelado al mercado cómo fue su ejercicio 2012: con resultados a ríégimen, para compensar el atracón del ladrillo.

Las fuertes caí­das de los beneficios han sido constante a lo largo de todos los trimestres de 2012 y el cierre de año no ha sido una excepción. La causa principal, para todas las entidades, han sido las elevadas provisiones que las entidades han tenido que realizar para el saneamiento del ladrillo, exigidas por los dos primeros Reales Decretos de la Reforma Financiera, conocidos como De Guindos 1 y De Guindos 2, del nombre del ministro de Economí­a, Luis de Guindos, su artí­fice.

A la espera de que hoy anuncien sus cuentas al mercado BBVA, CaixaBank y Popular, ya son públicos los de Bankinter, Sabadell y Santander. El banco que dirige Marí­a Dolores Dancausa es el que menos ha sufrido el efecto de los saneamientos en sus cuentas: su beneficio alcanzó los 124 millones, con un descenso del 31%. Bankinter, que fue entre las pocas entidades que no se dejó llevar por la euforia inmobiliaria que se contagió a casi toda la banca española en la íépoca del boom, fue la única que terminó de realizar todos los saneamientos exigidos ya en el primer semestre. Aún así­, estas provisiones restaron al beneficio 124 millones.

En el caso de Sabadell, cuya exposición al ladrillo se agigantó por la incorporación de Banco CAM, que adquirió en subasta, el beneficio de 2012 cayó casi un 65%, hasta los 82 millones. La adquisición de la excaja alicantina otorgó al banco catalán la posibilidad de extender hacia junio de 2013 el plazo para terminar las provisiones inmobiliarias. De hecho, se ha dejado por hacer un 10% de los saneamiento, aunque su plan es terminarlas ya en el primer trimestre.

Por lo que respecta Santander, el esfuerzo para sanear el balance en España, junto con las desinversiones realizadas a lo largo del pasado ejercicio, perjudicaron su beneficio hasta el punto que el banco se apuntó las menores ganancias de la última díécada, 2.205 millones, el 59% menos que en 2011.
Entre los que presentan hoy los resultados, el mercado espera caí­das del beneficio del 45% para BBVA y del 75% para CaixaBank. Mucho peor le han ido las cosas a Popular, ya que el propio banco anunció en octubre que cerrarí­a el ejercicio con unas píérdidas de unos 2.300 millones, tras adelantar 9.300 millones de saneamientos al pasado año.

Todas estas cifras demuestran que el año que acaba de terminar fue uno de los más difí­ciles para la banca española, que se ha enfrentado a un severo proceso de reestructuración que aún está por acabar. Eso sí­, los banqueros y la mayorí­a de los expertos coinciden en que este año, aunque seguirá siendo muy duro, será mejor que el pasado. Los beneficios subirán, aunque sólo fuera por el efecto de la comparación, ya que las provisiones del ladrillo fueron un extraordinario que no se volverá a repetir.

Con todo, la actividad seguirá díébil. El críédito todaví­a tardará varios trimestres en dar señales de recuperación, mientras que la morosidad aún seguirá subiendo. Ayer, el consejero delegado de Santander, Alfredo Sáenz, pronosticó que los impagos tocarán techo a finales de este año. Los bancos tendrán que seguir centrados en una tarea: deshacerse del ladrillo que tienen en balance. Ahora que han elevado las provisiones lo tienen más fácil, ya que pueden bajar los precios sin incurrir en minusvalí­as.

Sin embargo, tambiíén tendrán que sufrir la competencia de la Sareb, el banco malo al que han trasladado sus activos inmobiliarios tóxicos las entidades nacionalizadas, y que pronto recibirá tambiíén los de los bancos no nacionalizados que han pedido ayudas públicas. Todos los principales bancos españoles saneados, con la excepción de BBVA que se ha negado, son accionistas del banco malo. Una elección obligada, ante la imposibilidad con la que topó Economí­a para encontrar inversores extranjeros interesados en el proyecto.