El Gobierno conservador portuguíés detalló hoy, por primera vez, sus proyectos ferroviarios con España y ratificó su intención de hacer un tren rápido de mercancías entre Lisboa y Madrid, pero no una línea de alta velocidad para pasajeros.
El secretario de Estado luso de Obras Públicas, Síérgio Silva Monteiro, anunció en rueda de prensa que este proyecto, que permitirá el ancho de vía ibíérico y europeo, tendrá un coste inferior a 700 millones de euros, de los cuáles sólo 170 serán asumidos por el Estado.
"El TGV (AVE en España) murió", subrayó el secretario de Estado, ante preguntas de los periodistas por las informaciones confusas divulgadas en los últimos días en Portugal en relación con los fondos para los proyectos ferroviarios lusos.
"Vamos a olvidar esa idea -agregó Silva Monteiro sobre el AVE-, ese proyecto está totalmente abandonado, es una decisión irreversible".
El secretario de Estado recalcó que su Gobierno quiere "una línea que una los puertos marítimos del sur del país (Lisboa, Setúbal y Sines), que pase por Madrid, siga por el norte de España y llegue a Francia".
Esa infraestructura, señaló, será de "altas prestaciones" -de 220 a 250 kilómetros por hora-, ocupará los mismos terrenos que estaban reservados para el trazado de la alta velocidad entre las dos capitales ibíéricas y utilizará algunos tramos de vías ya existentes hasta conectar con Caia, en la frontera de Extremadura.
La inversión necesaria, según Silva Monteiro, será un 80% menos de la calculada para el plan inicial de conectar Lisboa y Badajoz con una línea como las del AVE español, que ascendía a 4.276 millones de euros y representaba un desembolso para Portugal de 3.339 millones