La panacea del coche elíéctrico se retrasa en el mercado y los grandes fabricantes como Mercedes, Ford y Nissan, por un lado, y Toyota y BMW, por otro, se alían para investigar alternativas más plausibles de aquí a quince años.
La búsqueda de El Dorado de los fabricantes de automóviles toma un nuevo rumbo. El coche elíéctrico con batería de ion-litio cede terreno a la pila de hidrógeno. Este sistema de generación de energía, totalmente limpio, podría convertirse en la bestia negra de la industria petrolera y la solución ecológica y económica que demandan los consumidores.
Los grandes grupos están trabajando en varias líneas de investigación en movilidad sostenible. Por un lado, la producción de motores más eficientes y estructuras más ligeras, que permiten a los vehículos consumir menos gasolina y emitir menos dióxido de carbono (CO2).
Por otro lado, "existen los coches elíéctricos y los híbridos. Pero el sistema más limpio del futuro es la pila de combustible de hidrógeno. Aunque esta tecnología es la más retrasada", dice Francisco Roger, socio de Automoción de KPMG en España.
"Los coches de pila de combustible están impulsados por electricidad producida a partir de hidrógeno y oxígeno [el proceso sólo genera vapor de agua y calor]. Es parecido a un modelo elíéctrico pero en lugar de una batería de litio, que es muy contaminante y difícil de reciclar, utiliza una pila de hidrógeno, que es libre y está en el aire", firma Roger.
"Es una tecnología complicada que requiere mucha inversión e investigación. Su madurez no llegará hasta dentro de quince años, por lo menos", aclara Roger, que añade que "las necesidades de inversión han provocado grandes alianzas de fabricantes".
Las marcas unen fuerzas para maximizar las inversiones en pilas de hidrógeno, porque "la visión de que el elíéctrico era el futuro ya está pasada. La realidad no es tan bonita como se planteó y los plazos e inversiones se van a alargar mucho, hasta que los coches sean competitivos, rentables y comercializables", comenta Roger.
La última alianza ha sido a tres bandas entre la alemana Daimler (Mercedes), la norteamericana Ford y la japonesa Nissan. Los tres socios quieren desarrollar un sistema de cíélula de combustible común, que pueda ser adaptado para que cada uno lance sus propios vehículos, sin emitir CO2. Cada compañía (acumulan más de sesenta años de I+D en este campo), realizará una inversión equivalente en el proyecto.
La estrategia tiene como objetivo dotar a los modelos de cada marca de una tecnología común que les permita comercializar vehículos de pila de combustible más asequibles y a gran escala en 2017, popularizando esta tecnología. Daimler calcula que los tres grupos podrían alcanzar unas ventas de seis dígitos, aunque sin concretar cifras.
Daimler, Ford y Nissan afirman que esta colaboración envía una señal a proveedores, reguladores y al resto de la industria para impulsar un mayor desarrollo de estaciones de recarga de hidrógeno y otras infraestructuras necesarias para que este tipo de vehículos pueda venderse de forma masiva.
La japonesa Toyota y la alemana BMW tambiíén han sellado un acuerdo similar. Ambos grupos, que ya colaborarán en otros campos de movilidad respetuosa con el medio ambiente, extienden esa colaboración a la pila de combustible y a las baterías de litio-aire.
Ambas compartirán sus tecnologías y desarrollarán de forma conjunta un sistema de pila de combustible para vehículos que comprenda tambiíén un depósito de hidrógeno, un motor y una batería.
Toyota, que lidera la tecnología híbrida en el mundo, y BMW, se han fijado el año 2020 como plazo para avanzar con el hidrógeno. Además, investigarán para desarrollar una batería de litio-aire con una densidad energíética muy superior a la de las actuales de ion-litio.