La solución de futuro de Novagalicia es susceptible de demorarse durante algún tiempo para evitar engrosar el díéficit público. En la entidad gallega defienden la existencia de compromisos claros por parte de inversores interesados en relevar al Estado en su capital, pero su incursión inmediata impediría recuperar las ayudas concedidas, algo de lo que no quieren ni oir hablar en el Ministerio de Economía.
Y es que los tres expertos independientes contratados por el Fondo de Reestructuración (Frob) a finales de 2012 otorgaron al grupo gallego una valoración negativa en 3.091 millones antes de recibir el último tramo de ayudas aprobado por Bruselas por importe de 5.425 millones. Una entrada, bien de los fondos de inversión y otros accionistas contactados por el equipo gestor de Novagalicia o, incluso, la apertura de la subasta que proyectaba el mismo Frob condicionaría a la baja el precio a pagar, con el riesgo de no poder recuperar por completo las inyecciones a cargo del Estado, para perjuicio del díéficit público.
En la entidad gallega se aferran al plazo concedido por Bruselas para revertir la situación. Según el calendario de la Comisión Europea, dispone hasta julio de 2015 para iniciar contactos con posibles compradores a fin de cerrar la venta en 2017 y devolver el dinero público.
Desde que Novagalicia echó a andar en 2010 ha recibido un total de 9.052 millones, incluido el último tramo de ayudas facilitado desde Bruselas. El pasado año, el Estado reconoció ya buena parte como irrecuperable y engrosó el díéficit cuando puso el contador a cero en las primeras inversiones efectuadas en todas las entidades nacionalizadas -en BFA-Bankia, por ejemplo, dio por perdidos 4.465 millones-. El director del Frob, Antonio Carrascosa, dejó claro hace escasos días que evitará cualquier solución en la gallega o CatalunyaCaixa que suponga malvenderlas y causar quebrantos al erario y en díéficit.
Recuperar dinero
Y la propia entidad gallega se propone maximizar su valor a fin de recuperar el dinero aportado por los contribuyentes, en garantía tambiíén de mantener su proyecto independiente. Sería la fórmula para escapar de la amenaza de la subasta a un tercero, que el Frob planeaba agilizar para cerrar la resolución del mapa financiero cuanto antes.
A cambio de los 5.425 millones dispensados por Europa, Novagalicia debe someter su estructura a un severo programa de adelgazamiento. Negocia con los sindicatos reducir la plantilla en 2.500 empleados y clausurar 400 oficinas en tres años. La Comisión Europea le exige limitar el radio de acción a Galicia, su territorio de origen, y enajenar EVO antes de 2015, imposición esta última que el banco confía en poder desatender y conservarlo.
El equipo gestor trabaja para poner en valor la entidad, limitar el sacrificio y relevar al Estado por inversores privados. Está persuadido de que, pese al fuerte ríégimen de adelgazamiento impuesto por Europa, tiene sentido empresarial y es viable un banco de nicho porque los gallegos son los clientes ideales por su tendencia al ahorro.
