El hambre del Estado es insaciable: requiere mucha alimentación. Esta necesidad provoca que, con la subasta de bonos y obligaciones que realizará hoy el Tesoro Público, haya captado ya casi 50.000 millones de euros en solo dos meses. Este volumen confirma que los tiempos han cambiado, y mucho, para España, porque hace no tanto esa cantidad era la que emitía en todo un año.
El precedente más claro es el de 2007. En todo ese ejercicio, las emisiones brutas del Tesoro se situaron en los 50.800 millones de euros. Un año antes, en 2006, esa cifra alcanzó los 55.100 millones y en 2005, los 65.400. Pero era otro momento: tiempos de superávit público, en los que las arcas estatales ingresaban más de lo que gastaban. Por el contrario, ahora hay un díéficit fiscal que cubrir, además de otras exigencias, como las procedentes del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), que este año será financiado hasta con 23.000 millones de euros por parte del Tesoro. Todo ello le obligará a captar hasta 230.000 millones de euros en el conjunto de 2013.
Y se ha puesto a la faena desde el primer momento. Hasta la fecha, mediante las subastas periódicas –y sus segundas vueltas, con excepción de la emisión de letras del pasado martes- y las dos emisiones sindicadas que ha realizado –con la primera captó 7.000 millones de euros en enero y con la segunda 2.000 millones de dólares ayer-, ha conseguido ya 45.000 millones de euros en los dos primeros meses del año. Esa cantidad engordará hoy, con una subasta de bonos y obligaciones con vencimiento en 2015, 2019 y 2023 con la que se ha propuesto captar entre 3.000 y 4.000 millones de euros.
Para afrontar esta cita, el Tesoro tendrá a favor la relajación vista en los mercados en las últimas semanas. Desde el 7 de febrero, que fue cuando sacó adelante la última emisión de deuda a medio y largo plazo, el rendimiento de los bonos españoles a 10 años ha pasado del 5,41 al 5,18% y la prima de riesgo se ha enfriado de los 381 a los 353 puntos básicos