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El Departamento de Transporte de Estados Unidos se quedó sin opciones por falta de capitales y deberá despedir a un importante número de controladores aíéreos, pese al consecuente peligro para la seguridad y maniobrabilidad en terminales.
Ray LaHood, director de la dependencia, se abstuvo de confirmar la cantidad exacta de especialistas que quedarán cesantes, pero fuentes del sector auguran que serán docenas a partir del mes próximo cuando entran en vigor ajustes presupuestarios.
LaHood recordó que la congelación de fondos en su cartera -600 millones de dólares menos- forma parte de un recorte general dictado desde la Casa Blanca que sacará de las arcas federales 85 mil millones desde el 1 de marzo.
Estamos tratando de ahorrar dinero en nuevos contratos y otras variantes empresariales, pero al final tendremos que reducir la plantilla de los controladores aíéreos, es decir del personal que guía a nuestros aviones, comentó el funcionario en un noticiero de la CNN.
Analistas políticos independientes sugirieron que con este anuncio LaHood intenta presionar para que el Partido Republicano -que respalda los recortes- negocie en situación de desventaja con el presidente Barack Obama y ante la ciudadanía.
De no lograrse un pacto en el Congreso, a partir de marzo entrará en vigencia un embargo de capitales que congelará millardos de dólares en fondos dirigidos sobre todo a programas sociales e infraestructuras vinculadas al ámbito público.
Es un proyecto que fue aprobado desde un contexto político de espontaneidad irreflexiva y ahora puede traer problemas a la clase media nacional, alertó el analista Doyle McManus en el diario Los Angeles Times.
Cuando Obama y los republicanos certificaron el esquema en 2011 pensaron que había tiempo suficiente para resolver el asunto, pero vemos que el plazo está casi vencido y se aproximan los recortes masivos sin que medie una solución, agregó.
Desde hace dos años el Ejecutivo y la bancada opositora han estado embotellados en una dilatada controversia argumental con la meta de contrarrestar el abultado díéficit presupuestario que ralentiza el repunte de la economía nacional desde 2009.