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Autor Tema: Conglomerados Mixtos: ¿Intrí­nsecamente Arriesgados?...  (Leído 115 veces)

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Conglomerados Mixtos: ¿Intrí­nsecamente Arriesgados?...
« en: Febrero 25, 2013, 11:34:24 am »
Por...  Gregorio  Belaunde



 Se suele llamar conglomerados mixtos a aquellos grupos industriales y comerciales, que además de tener varias divisiones de este tipo, tienen tambiíén brazos financieros, en general bancos y financieras, a los que a veces se añaden empresas de seguros, de bolsa y de administración de fondos. Es una figura frecuente en los paí­ses emergentes, aunque tambiíén existan, por supuesto, conglomerados que son sólo industriales y/o comerciales/inmobiliarios y otros que son solamente financieros. Es esencialmente en íépocas de crisis que aparecen las crí­ticas a este tipo de conglomerados. Veamos por quíé.

La problemática en tíérminos generales

De manera general, los reguladores financieros suelen tener, aunque no siempre fue así­, una actitud de cautela frente a este tipo de conglomerados por el problema de las "operaciones con vinculados", que mencionaba en el post anterior como un tema ligado tambiíén al de conflictos de interíés:

. el banco del grupo puede prestar excesivamente a empresas del grupo al que pertenece, cuyo riesgo crediticio puede no ser necesariamente bueno; incluso los príéstamos pueden estar dirigidos en mayor parte a las empresas con menor accesos a otras fuentes de financiamiento, es decir las más díébiles y/o con caracterí­sticas de "start-up"

. el banco puede depender excesivamente de los depósitos de las principales empresas industriales y comerciales del grupo, lo que puede volverlo vulnerable si estas empiezan a retirarlos a causa de dificultades financieras imprevistas.

. la maraña de relaciones entre las empresas del grupo y su banco puede volverse muy compleja, muchas veces en detrimento de los otros depositantes.

No en vano prácticamente todos los reguladores financieros limitan de manera bastante estricta las operaciones de los bancos con partes vinculadas, con topes calculados respecto del patrimonio del banco. Esto se extiende a las financieras en ciertos paí­ses, donde en vez de limitarse a críéditos de consumo, tambiíén tienen operaciones de financiamiento inmobiliario y de leasing empresarial.

Lo que es menos conocido es que a veces, el tener una o varias entidades financieras es lo que puede crearle dificultades a la parte no financiera del conglomerado, hasta provocar su hundimiento y/o hacerlo cambiar de manos en totalidad o en parte. Y esto no es algo que supervisen directamente los reguladores financieros, a pesar de posibles efectos de retroalimentación negativa. Puede ser un factor de riesgo para aquellos (bancos, inversionistas) que presten a empresas de estos conglomerados, aunque no tiene por quíé ser necesariamente así­.


Reflexión a partir del caso de Indonesia


En la Indonesia de los años 90, casi todos los grandes grupos tení­an un banco y a veces tambiíén una financiera. Varios de esos bancos eran los lí­deres del sector bancario privado, en primer lugar BCA, del primer conglomerado del paí­s, el grupo Salim (con posiciones de liderazgo en el sector agroalimentario y en el de cementeras), acompañado por el BII, del grupo Sinar Mas (lí­der en la industria papelera y el aceite de palma), y el BDNI del grupo Nursalim-Gadjah Tunggal (lí­der para las llantas, y posiciones fuertes en la petroquí­mica y la industria langostinera). Destacaban tambiíén los bancos medianos del grupo Ometraco (uno de los lí­deres de la industria aví­cola) y del grupo Modern (lí­der de la fotografí­a y socio de Fuji). Todos estaban más o menos involucrados en el pujante sector inmobiliario y en trading comercial internacional.

Por supuesto, todos estos bancos contaban con importantes príéstamos y depósitos con vinculados, a primera vista dentro de los lí­mites regulatorios.

La crisis asiática de 1997-1998 tuvo el efecto de un verdadero vendaval para estos grupos.

Cuando las autoridades indonesias cerraron a unos 15 bancos especialmente díébiles, en octubre 1997 empezaron rápidamente a circular rumores de que los bancos medianos serí­an los siguientes en la lista. Y entre los que empezaron a conocer corridas de depósitos, estuvieron los de los grupos Ometraco y Modern, cuyas empresas no financieras entraron rápidamente en dificultades de pagos: es que ni siquiera pudieron retirar los depósitos que tení­an en sus bancos.

Conforme la crisis indonesia fue agudizándose, los depósitos de terceros fueron retirándose progresivamente de los bancos más grandes, y poco a poco, se vio a las empresas de los mayores conglomerados pedir mayores plazos de pago a sus acreedores extranjeros y nacionales, pues sus reservas de liquidez estaban entrampadas en sus propios bancos. Con la explosión de la crisis polí­tica en los primeros meses de 1998, todos estos grandes bancos tuvieron que ser rescatados con príéstamos de emergencia del banco central. Y al crearse ese año la agencia de restructuración bancaria IBRA, que tomó las "carteras malas" a cambio de nuevos bonos soberanos, esta agencia lo hizo con condiciones draconianas.

Entre las duras condiciones estuvo el que los propietarios de esos conglomerados dieran sus activos industriales, comerciales e inmobiliarios en garantí­a de los príéstamos de liquidez que habí­an recibido. De no reembolsar en cierto plazo, IBRA podrí­a vender esos activos. Y así­ fue que varios de esos imperios perdieron, además de sus bancos, en los que en general sólo pudieron conservar propiedad minoritaria, secciones enteras de sus activos, que además eran objeto de reestructuraciones financieras en parte por el bloqueo de sus depósitos en esos bancos; uno de los casos más sonados fue la cesión del gigante Indocement, del grupo Salim, a un grupo europeo.


Entre las razones que llevaron a IBRA a poner condiciones tan duras estuvieron:

. el que en realidad en varios casos la regulación sobre operaciones con vinculados habí­a sido violada; sea de manera abierta, sea de manera disimulada, con príéstamos a empresas que parecí­an no ser vinculadas, pero lo eran de manera indirecta a travíés de un entramado de holdings y sub-holdings, y de accionistas familiares, hasta "amigos".

. el que en algunos casos, se vieron hasta "vinculaciones cruzadas", donde un banco podí­a estar cargado con operaciones de su propio grupo, pero además el de otro grupo, con relaciones de estrecha reciprocidad; el caso más famoso fue el de los grupos Ometraco y Gadjah Tunggal, cuyas empresas, ya golpeadas por la devaluación y por el hundimiento macroeconómico,  perdieron la mayor parte de sus reservas de liquidez a causa de sus bancos respectivos; estos dos grupos tení­an en realidad una alianza sellada mediante un matrimonio entre dos miembros de las familias.

En resumen, se puede decir que estos grandes conglomerados tuvieron dificultades o fueron hundidos en primer lugar o en gran parte a causa de sus bancos.

En comparación, el grupo Astra, lí­der de las industrias automotriz, de motocicletas y de equipos pesados (Komatsu),  cuyas actividades financieras estaban concentradas en los príéstamos a los clientes de sus negocios principales, resistió bien a la crisis.


Principales conclusiones


El caso indonesio tambiíén se produjo en otros paí­ses de Asia, en Rusia, en varios de Amíérica Latina, y en ífrica (como en el 2009-2010 en Nigeria); dista de ser único.

Una de las principales conclusiones es que los supervisores financieros deberí­an ser especialmente cuidadosos al analizar estos grupos, esforzándose en conocer muy bien sus partes no financieras, el detalle de sus estructuras accionariales y de sus alianzas de todo tipo. Y tambiíén fijarse mucho en la concentración de su cartera, en tíérminos de grupos económicos; dicho sea de paso, una de las consecuencias de la crisis asiática fue el reforzamiento de las regulaciones sobre la concentración en los "10 o 20 mayores riesgos".

Pero además, que los prestamistas a empresas de esos grupos deberí­an analizar muy bien a sus bancos y financieras, especialmente su actitud respecto de operaciones con vinculados y el perfil de sus polí­ticas de riesgo. La idea es asegurarse de que los bancos y financieras no sean un factor de riesgo elevado para las otras partes del grupo: es parte de un buen análisis del riesgo crediticio de un conglomerado.

Una actitud extremista, y a decir verdad, un sin-sentido comercial y económico, serí­a no prestarle a empresas de conglomerados mixtos, o prohibir que íéstos existan.

Primero, porque en muchos paí­ses, es común que los principales grupos tengan divisiones de actividades financieras, la búsqueda de la diversificación es algo natural, lo que cuenta es hacerla bien (por ello muchas veces se hace con partners locales o extranjeros con mayor experiencia en el negocio).

Luego, porque todos esos grupos hacen negocios entre ellos, la reciprocidad, en el buen sentido de la palabra, es parte esencial de las buenas relaciones comerciales que contribuyen al crecimiento económico. Y los bancos de esos grupos deben poder trabajar aprovechando las oportunidades de príéstamos de buena calidad crediticia que se presenten. Lo que pasó en el caso Ometraco-G.Tunggal era visiblemente un caso de dependencia mutua excesiva.

Lo que se podrí­a recomendar más bien a los lí­deres de los conglomerados mixtos serí­a:

-    No oponerse a los esfuerzos del supervisor financiero en regular bien el tema de las operaciones con vinculados, ni tratar de "sacarle la vuelta" sistemáticamente a esas regulaciones, que en fin de cuenta, tambiíén sirven indirectamente para proteger a las partes no financieras de estos grupos. Auto-limitarse en las operaciones intra-grupo más allá de los máximos regulatorios puede ser una buena idea.

-    Buscar que sus divisiones financieras tengan polí­ticas de riesgos marcadamente prudentes y  conservadoras (lo que no impide la agresividad comercial), para que no se vuelvan vulnerables a las crisis económicas y financieras y no terminen así­ arrastrando al resto. Siempre es algo triste ver a un buen grupo industrial/comercial terminar desmantelado porque no supo tener bajo control a su banco o a su financiera.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...