Las victorias parciales de la izquierda y de Berlusconi podrían obligar a repetir las elecciones
El humorista Grillo logra el triple de votos que Monti
Esa previsible dificultad para formar Gobierno sacudió de manera inmediata a unos mercados a punto de cerrar cuando comenzó el escrutinio (en torno a las 15 horas). Y las Bolsas abrirán mañana expectantes ante las consecuencias de la situación italiana en el conjunto de la zona euro.
A esta hora, la coalición de izquierdas liderada por el socialista Pier Luigi Bersani se perfila como vencedora de la cita y con probable mayoría absoluta en la Camera del Parlamento italiano (equivalente al Congreso de los Diputados en España).
Pero los 12 partidos de la coalición conservadora de Silvio Berlusconi parecen haberse hecho con el control del Senado, lo cual podría abocar a la tercera economía de la zona euro a un período de inestabilidad política y a una repetición de los comicios si Bersani no logra formar Gobierno.
Los otros dos protagonistas de las urnas han corrido suertes contrapuestas, pero igual de decisivas para complicar la gobernabilidad del país. El grupo antisistema 5 Estrellas, impulsado por el humorista Beppe Grillo, podría confirmarse como la tercera fuerza más votada y ha sumado decenas de escaños para un programa que sugiere desde la salida del euro, hasta la renegociación de los Tratados de la UE. Grillo, enemigo declarado de toda la clase política, no parece dispuesto a participar en una alianza “constructivaâ€.
En cambio, la candidatura “europeísta†de Mario Monti, presidente tecnócrata del Gobierno saliente, ha quedado relegada a fuerza residual, lastrada probablemente por su identificación con las tesis económicas de la canciller alemana, Angela Merkel. El Partido Democrático de Bersani y los cinco partidos de su coalición confían en sumar los escaños de Monti en el Senado para dominar las dos cámaras. Pero el resultado del tecnócrata no parece permitir esa solución.
Con este panorama, la única posibilidad de formar gobierno pasaría por una gran coalición entre la izquierda y la derecha. Una posibilidad que Berlusconi podría aceptar, pero que parece políticamente inviable para Bersani. La coalición de izquierdas preferiría una repetición de las elecciones.
El escenario se asemeja peligrosamente al de Grecia en 2011, la comparación que toda la zona euro confiaba en evitar. Atenas tambiíén tuvo que repetir las elecciones tras el ascenso de Syriza, una formación alternativa, como 5 Estrellas, aunque de izquierdas y más estructural y europeísta que el heterogíéneo grupo de Grillo.
La segunda convocatoria dio la victoria a los conservadores de Antonis Samaras, que aun así necesitó la ayuda del Pasok (socialistas) para formar Gobierno.En el caso de Italia, la apuesta de la segunda votación resulta más incierta porque la gran coalición no parece posible políticamente y porque la ley electoral, diseñada en su día por el Gobierno Berlusconi para castigar a los grupos minoritarios, propicia la formación de dos mayorías distintas en cada una de las cámaras.
Ese bloqueo parecía improbable cuando Berlusconi provocó la caída del Gobierno Monti a finales del año pasado. Pero el inesperado regreso de Il Cavalieri, que había anunciado su retirada de la primera fila política, trastocó todas las previsiones y ha dado a su coalición la fuerza suficiente para bloquear otras opciones de Gobierno.
“La formación de un Gobierno y el cambio van de la mano. Y el Partido Democrático es el único que puede hacerloâ€, aseguró el candidato socialista, Pier Luigi Bersani, poco antes de que cerraran las urnas en Italia tras jornada y media de elecciones.
Los primeros sondeos a pie de urna indican que el electorado aceptaba la necesidad de un programa de reformas. Pero a esta hora se mantiene la duda sobre el alcance del mandato popular para que Bersani continúe con un programa iniciado en parte por el Gobierno saliente de Monti. Tan solo hay una certeza: la fórmula tecnócrata, encarnada por Monti y auspiciada por la zona euro ha fracasado en las urnas de manera tan estrepitosa como la fórmula Papademos para Grecia. El apoyo de Bruselas no renta electoralmente.