La debacle del díéficit con el exterior se comerá este año el 12% del PIB
Por Josíé María Triper para el Economista
El comisario europeo, Joaquín Almunia, afirmaba hace ahora año y medio que el díéficit exterior de España, a largo plazo y en un contexto de restricción de críédito, sería insostenible. Pues bien, los datos de la Balanza Corriente durante los primeros cinco meses de este año, que el Banco de España avanzó el pasado jueves apuntan que ese plazo parece estar más cercano de lo que el propio Almunia sospechaba y que nuestro díéficit exterior superará al final de 2008 la muy alarmante cifra del 12% del PIB.
Un 39,8% más que en 2007
Una simple extrapolación al conjunto de los doce meses del ejercicio de los 10.028,78 millones de euros que el Banco de España contabiliza como díéficit real por cuenta corriente entre enero y mayo, nos arrojaría un desequilibrio final de la balanza exterior de 120.345, 36 millones de euros, cifra un 39,8% superior a los 86.026,1 millones de díéficit al cierre de 2007, y equivalente al citado 12% del PIB, que es la tasa más alta alcanzada nunca por un país industrializado en tiempos de paz.
Es cierto que el díéficit mensual puede evolucionar a la baja en los meses centrales del verano como consecuencia del incremento de los ingresos por turismo. Pero tambiíén lo es que la propia administración turística española reconoce que está preocupada por lo que pueda pasar en los tres últimos meses del año y advierten ya de una contracción en el gasto turístico.
Mientras, desde el lado del comercio, la última Encuesta de Coyuntura de la Exportación muestra como el 77% de las empresas exportadoras españolas admiten una caída o un estancamiento de su cartera de pedidos exteriores en los próximos meses lo que, lógicamente, implica que el desequilibrio de nuestra balanza comercial va a seguir deteriorándose.
Un deterioro que podrá atenuarse si, como parece, se consolida la tendencia a la moderación en los precios del petróleo, que aliviría en parte la sangría de nuestra factura energíética.
Reducción en los precios
Y todo ello se produce, además, en un contexto de ajuste de los precios. Porque nuestras empresas, agobiadas por la píérdida de competitividad que les produce la escalada de la inflación interna, llevan tiempo ya ajustándose el cinturón para intentar mantener, cuando menos, sus ventas en los mercados internacionales.
Si nos atenemos a los datos de la citada Encuesta de Coyuntura, que publicó, tambiíén el jueves, el Ministerio de Industria, comprobamos como siete de cada diez empresas exportadoras denuncian que han bajado o mantenido (que tambiíén es una rebaja al descontar el alza de la inflación) sus precios de exportación durante el segundo trimestre de este año, mientras que sólo el 29% declara haber subido sus tarifas.
Y si de los precios pasamos a los márgenes de beneficio comercial vemos como las empresas que admiten una caída o estancamiento de sus márgenes de exportación son ya el 87,4% del total.
Pero esto ni ocupa ni preocupa en el Gobierno ni la oposición, que siguen haciendo oídos sordos ante los mensajes, cada vez más alarmantes, de los organismos internacionales y los analistas, que insisten en la necesidad de mejorar el alarmante desequilibrio de las cuentas exteriores para compensar la caída en la demanda interna.