Apenas unas semanas. Ese es el tiempo que ha necesitado Repsol para volver a ganarse un lugar privilegiado en las carteras de buena parte de los analistas. La petrolera presidida por Antonio Brufau ha emprendido en los últimos días una serie de operaciones corporativas encaminadas a reducir la deuda de la compañía y a mejorar su liquidez. Conseguido el objetivo primordial de esquivar el fantasma del bono basura, ganando atractivo a los ojos de las agencias de calificación, los expertos comienzan a situar el precio objetivo de la compañía a un año vista en los niveles de abril de 2012, antes de que se consumara la expropiación de YPF por parte del Gobierno argentino.
La venta del negocio de gas licuado (GNL) a Shell por algo más de 5.000 millones de euros ha sido el punto de inflexión para un valor que en lo que va de año se apunta en el mercado más de un 10%. La soga del bono basura se había convertido en el mayor temor de los inversores, conscientes de que el valor estaba bajo la lupa de las principales agencias de rating. Con la operación, la deuda neta ha pasado de 4.400 a 2.200 millones, permitiendo a la compañía elevar la relación caja-endeudamiento por encima de los baremos de dichas agencias.
La reacción no se ha hecho esperar. Tras la venta de GNL, Moody’s ha mejorado de negativa a estable la nota de la petrolera, considerando que hay visos de consolidación en su actual categoría crediticia gracias no sólo a la reducción de deuda, sino tambiíén a la mayor liquidez de la que dispondrá a partir de ahora para sus proyectos de upstream. Estos dos puntos claves son los que han animado a los analistas a vislumbrar nuevos horizontes para el valor, que en las tres primeras sesiones de marzo acumula siete recomendaciones de compra, cinco de sobreponderar y cuatro de retener.
Seis de estas firmas de inversión, entre las que se encuentran Barclays, Credit Suisse o S&P Capital, han incrementado el precio objetivo de la compañía a doce meses vista hasta fijarlo entre los 19 y los 21,3 euros. Esta cifra no es baladí, ya que supone volver a situar al valor por encima de los niveles en los que se encontraba antes de que las autoridades argentinas culminaran la expropiación de su filial YPF el pasado 16 de abril. Entre el día 10 y 20 de aquel mes los títulos de la compañía sufrieron una caída que les llevó de los 18 a los 14 euros, si bien en las jornadas sucesivas la firma llegó a situarse por debajo de los 11 euros.
“El valor tiene por delante una fíérrea resistencia en el nivel de los 17 euros, pero las últimas noticias nos invitan a pensar que lo superará y se impulsará hasta situarse en torno a los 20 euros. En nuestra opinión este es un valor óptimo para las acciones a medio plazo, si bien el largo plazo nos invita a ser todavía más optimistas a la vista de las mejoras de rating, que permitirán a la compañía afrontar con mayor solvencia las peticiones de críéditos para sus negociosâ€, apunta Regino García, analista de XTB Trading.
Venta de autocartera y amortización de preferentes
Otro de los puntos claves para los expertos ha sido la venta de la autocartera, representativa del 5,04% del capital de la compañía, por 1.036 millones de euros al fondo de soberano Singapur Temasek. “Esta operación genera plusvalías y tambiíén contribuye a dar algo de aire a la cotización del valor, que podría experimentar importantes subidas durante las próximas semanasâ€, afirman desde Renta 4.
En diciembre de 2011, Repsol le compró a Sacyr un 10% de su participación en la petrolera, que pasó a engrosar la autocartera. Tras la venta del 5,04% a Temasek y la desinversión del negocio de gas licuado (GNL), el objetivo inmediato es acometer la amortización de 3.000 millones en preferentes, colocadas en su día, principalmente, a travíés de la red de la Caixa (máximo accionista con un 12,5% del capital). Dichas participaciones están cotizando ahora a un 90% de su valor nominal, lo que induce a pensar que el canje ofrecerá algún atractivo para los inversores