La Caixa espera 241 millones de euros de plusvalías en la operación de venta de suelo que debe cerrar con el empresario Enrique Bañuelos, para que este los destine al proyecto de Barcelona World en el sur de Tarragona, junto a Port Aventura.
En la cuentas de la Caixa depositadas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se cifra la cuantía que se ha pactado con Bañuelos por la venta: 377 millones; y tambiíén, el precio al que se tienen valorados los terrenos: 136 millones. La diferencia será la plusvalía para la Caixa, un total de 241 millones.
La firma Mediterránea Beach & Golf Community es propietaria de activos anexos a Port Aventura que incluyen los terrenos en los que se construiría Barcelona World, solares para uso residencial y comercial ya urbanizados, además de tres campos de golf y un beach club. Esta sociedad es la que está valorada en 136 millones en las cuentas de cierre de 2012 de la Caixa.
Enrique Bañuelos ha firmado una opción de compra de esta sociedad. Dicha opción tiene una vigencia de dos años. En ese período Bañuelos ha de reunir los inversores necesarios para levantar un complejo de seis casinos y seis hoteles y comprar los terrenos con este fin.
La entidad que preside Isidre Fainíé no financiará el proyecto y se limitará a vender los terrenos, cuyo desarrollo urbanístico está listo para que se pueda empezar a construir de manera inmediata.
Fuentes financieras explican que Bañuelos cuenta con unos 100 millones de euros propios para dedicar al proyecto de Barcelona World. El resto, hasta llegar a cerca de 900 millones, lo pone un grupo de inversores cercanos a su holding, Veremonte.
Pero la mayor parte son los 3.600 millones de euros que tienen que aportar en capital inversores interesados. Entre otros posibles socios, Bañuelos está en conversaciones avanzadas con el grupo de juego de Macao SJM, un grupo hotelero de Estados Unidos y tambiíén está intentando atraer al proyecto a Le Cirque du Soleil.
Licencias de juego
Para los inversores, lo más valioso del proyecto son las seis licencias de juego que otorgará la Generalitat para los casinos que irán asociados al proyecto, según han explicado fuentes financieras. Pero, además, hay que jugar con la proximidad del aeropuerto de Barcelona, el puerto de Tarragona para atraer cruceristas y la estación del AVE. El íéxito del complejo dependerá de la capacidad para atraer turistas: 10 millones, según las previsiones. Estos visitantes han de ser, especialmente, rusos y asiáticos, ya que, en proporción, los europeos juegan mucho menos.
Se espera que, en algo más de un mes, Bañuelos presente públicamente la primera lista cerrada de inversores para el complejo de ocio, aunque no para la fase residencial que puede ir asociada. Bañuelos quiere repartir el peso de los inversores para seguir siendo relevante en el conjunto del proyecto. La tesis de Bañuelos y su equipo es que en este momento de la economía española resulta más fácil levantar capital que conseguir críéditos para un complejo de ocio de este estilo.
Cientos de hectáreas
La sociedad Mediterránea Beach & Golf Resort, que ahora es propiedad de la Caixa, incluye tres campos de golf que suman 130 hectáreas y 45 hoyos, además de dos casas club y el club de playa con un restaurante y siete piscinas con vistas al mar. Este complejo, que ya se encuentra plenamente operativo, debería tener sinergias con Barcelona World, que se construirá en unas 470 hectáreas anexas a las 130 hectáreas que ya ocupan los clubs y campos de golf antes descritos. Aquí, en total se levantarán unos seis millones de m2, de los que cuatro millones de m2 corresponderán a una fase residencial posterior.
Para la Caixa es un buen negocio, pero hay que tener en cuenta que estos terrenos están en su balance desde el año 1994, cuando su entonces director general, Josep Vilarasau, rescató Port Aventura, entonces denominado Tibigardens, del financiero que entonces impulsaba el proyecto: Javier de la Rosa. Es decir, la plusvalía es importante para la entidad catalana. Pero si finalmente la realiza habrá esperado casi 20 años
