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Autor Tema: La falta de un sueño y sus consecuencias matabólicas  (Leído 618 veces)

Scientia

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La falta de un sueño y sus consecuencias matabólicas
« en: Marzo 07, 2013, 06:15:14 pm »


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El sueño es esencial para la vida y es la base de numerosas funciones fisiológicas y psicológicas, como la reparación de los tejidos, el crecimiento, la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Aunque no todas las personas adultas necesitan el mismo número de horas de sueño, los expertos consideran que dormir menos de 7 horas por noche de forma continuada puede tener consecuencias negativas para el organismo y el cerebro.

Los estudios epidemiológicos y de laboratorio realizados indican que la falta de sueño puede desempeñar un papel en el aumento de la prevalencia de la diabetes y la obesidad. La relación entre la restricción del sueño, la ganancia de peso y el riesgo de padecer diabetes podrí­a derivar de alteraciones en el metabolismo de la glucosa, un aumento del apetito y una disminución del gasto energíético
Aumento del apetito
En un estudio realizado en grandes poblaciones se ha observado una relación entre una corta duración habitual del sueño y el aumento del í­ndice de masa corporal (IMC). Una duración reducida del sueño se asoció a cambios en las hormonas que controlan el hambre; por ejemplo, los niveles de leptina (reductora del apetito) eran bajos, mientras que los niveles de grelina (estimulante del apetito) eran altos. Los efectos se observaron cuando la duración del sueño era inferior a 8 horas.1,3 Esta constatación sugiere que la privación de sueño es un factor de riesgo de padecer obesidad. En un estudio controlado realizado en una población masculina y sana, se descubrió que una media de 4 horas de sueño se asociaba a un deseo significativamente mayor de alimentos calóricos con un contenido elevado de carbohidratos (alimentos dulces, salados y ricos en fíécula). Los sujetos tambiíén manifestaron tener más hambre.2 Hay tambiíén que tener en cuenta que cuantas menos horas se duerme, más tiempo hay para comer y beber. Existen estudios que demuestran que íéste es un factor que contribuye a los aspectos obesogíénicos de la reducción del número de horas de sueño.
Menor gasto de energí­a
En el otro extremo de la ecuación energíética, las personas con falta de sueño tienen menor probabilidad de ser fí­sicamente activas, lo que deriva en un menor gasto de energí­a. Si al aumento del apetito y el deseo de comer, se une la reducción de la actividad, se hace evidente el importante papel que el sueño puede jugar en la gestión del peso corporal.

La falta de un sueño de buena calidad parece tener un impacto en los impulsores fisiológicos del equilibrio energíético: el apetito, el hambre y el gasto energíético. Además, la privación de sueño tiene un efecto negativo en la capacidad del organismo de administrar la glucosa y puede aumentar el riesgo de padecer diabetes de tipo 2.