Repsol está explorando el mecanismo de amortización anticipada de sus participaciones preferentes en la línea de lo que ya han hecho otras grandes empresas no financieras, como Telefónica y previamente Sol Meliá. Tras la reciente venta de su autocartera, la petrolera no tiene muchas alternativas para ajustar el canje de esta controvertida deuda, emitida por importe de 3.000 millones de euros y colocada en gran parte a travíés de la red de sucursales de la Caixa. La solución que se baraja apunta a la conversión en bonos con un plazo de amortización de 10 años y un tipo de interíés anual en torno al 3%.
Ha sido precisamente la entidad de críédito presidida por Isidro Fainíé la que ha venido insistiendo ante el máximo responsable de la petrolera, Antonio Brufau, para que Repsol se sacudiera por la vía de apremio las cíélebres participaciones preferentes. La crispación social suscitada en el mercado bancario con este singular producto ha provocado no pocos quebraderos de cabeza a la plana mayor de la Caixa, que ahora podrá beneficiarse con la próxima amortización de los títulos emitidos por Repsol.
Brufau dejó claro que la conversión de las preferentes debería efectuarse a partir de la venta del negocio de gas natural licuado (GNL) con el fin de obtener una posición de balance que facilitase la aportación de alguna ventaja comparativa a los inversores minoritarios que compraron dichas participaciones. Repsol cerró hace dos semanas la transmisión y provisión de estos activos en un acuerdo con la multinacional anglo-holandesa Shell que permitirá a la compañía española reducir a la mitad su deuda bancaria y mejorar su calificación de solvencia en los mercados de capitales.
La amortización de las preferentes es ahora, por lo tanto, una tarea prioritaria pese a que la cotización de estos títulos se mueve actualmente en cotas del 90%. El canje se realizará de modo y manera que los preferentistas de Repsol puedan mejorar su posición relativa como acreedores de la petrolera, por lo que la conversión se efectuará al 100% del valor nominal.
Brufau no quiere diluir la participación de los accionistas de Repsol
El presidente de Repsol anunció en su momento que la empresa no iba a forzar ninguna dilución de sus actuales accionistas, lo que descarta el lanzamiento de ningún producto convertible que con el tiempo pudiera incorporarse al capital de la petrolera. Existía la opción de recurrir a la propia autocartera, pero Repsol se ha desprendido recientemente de esta participación, equivalente al 5% de las acciones, en una operación estratíégica que ha consolidado la posición del fondo de Singapur Tomasek como socio de referencia de la multinacional española.
Las opciones de Repsol para dar carpetazo a los 3.000 millones de euros distribuidos en participaciones preferentes se reducen en la práctica a la emisión de deuda nueva a partir de un bono que tendrá un plazo de amortización de 10 años y devengará un tipo anual de interíés del 3%. Todos los detalles de la operación serán definitivamente ajustados en los próximos días, toda vez que el canje tiene que ser aprobado previamente por la CNMV, que preside Elvira Rodríguez.
La solución de Repsol a las preferentes tiene un precedente claro en la conversión llevada a cabo por Telefónica a finales de octubre. La operadora que preside Cíésar Alierta, cuya cartera de preferentes, era de 2.000 millones de euros, asumió la amortización tambiíén al 100% del nominal con el pago de obligaciones en un 60% y de acciones en un 40%.