Hay fuentes que apuntan que el desfase contable de Pescanova podría ser aún mucho mayor y hablan de una horquilla de entre 500 y 1.000 millones. "Esa es la razón por la que ni Damm ni el fondo luxemburguíés Luxempart ni algún otro consejero firmaron las últimas cuentas. Contenían irregularidades imposibles de cuantificar", aseguran las fuentes consultadas.
Según publicó ayer El Confidencial, hay dos salvedades que la firma de auditoría BDO quiere introducir y por las que la empresa se está negando a presentar las cuentas. Una de ellas se refiere a la deuda oculta en operativa cruzada con filiales y la otra a la viabilidad de pago del críédito sindicado que vence este año, por importe de 203 millones de euros, y por el que se solicitó un aplazamiento a la banca.