¿Cómo pudo Pescanova ocultar parte de su deuda a los mercados? Y, sobre todo, ¿cómo pudo engañar presuntamente a la CNMV y, con ello, a los inversores? Ese es uno de los puntos sobre los que está trabajando el organismo supervisor con el fin de esclarecer lo antes posible si ha habido irregularidades contables en la empresa. El grupo gallego ha admitido ya que existen diferencias significativas entre la deuda contabilizada y la real.
En total, podría haber un pasivo oculto de entre 500 millones y 1.000 millones de euros. Pero, ¿dónde? Fuentes de toda solvencia han confirmado a elEconomista que se está investigando la existencia de una red de sociedades opacas que no consolidaban en el grupo y que asumían parte de la deuda.
De hecho, sólo así podría explicarse que la firma que ha auditado sus cuentas, BDO Auditores, no haya podido verificar la existencia de ese pasivo. "El auditor sólo puede examinar lo que le presentan en la sociedad individual o en el grupo consolidado, pero es muy complicado saber si hay deuda oculta en otras firmas que no están integradas en el balance", aseguran las fuentes consultadas.
Sociedades por todo el mundo
BDO tendrá, en cualquier caso, que volver a examinar ahora las cuentas de la empresa, una vez que su presidente, Manuel Fernández de Sousa, ha admitido la existencia de esos compromisos financieros sin declarar. No obstante, además de las firmas, se está analizando tambiíén la existencia de operaciones cruzadas que no están contabilizadas. Para llevar a cabo toda esta ingeniería financiera, el grupo contaba con una red compuesta por más de 80 sociedades repartidas por los cinco continentes.
Hay firmas en Australia, India, Namibia, Sudáfrica, Perú, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Chile, Honduras, Irlanda, Francia o Portugal, entre otros países. Pescanova tiene una deuda auditada al cierre del primer semestre de unos 1.500 millones, pero se sospecha que la real puede situarse entre 2.000 y 2.500 millones de euros. Para tratar de esclarecer toda esta situación, la CNMV ha reclamado ya a la empresa que entregue de forma urgente sus últimas cuentas anuales.
El problema radica en que las que quería remitir Fernández Sousa están todavía sin auditar y no reflejan el verdadero estado patrimonial y financiero de la compañía, por lo que habrá que esperar a la presentación de unas nuevas y, sobre todo, a que el auditor tenga tiempo de valorarla. Sea como fuere, el proceso podría demorarse así varias semanas.
Golpe para Núñez Feijoo
Si se demuestra finalmente que ha habido un fraude contable, supondría un duro golpe para la economía gallega -la empresa representa un 2,5% de su PIB- y, sobre todo, para el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. Fernández Sousa es uno de sus grandes apoyos en el mundo empresarial.
De hecho, se enfrentó abiertamente al anterior presidente autonómico, el socialista Emilio Píérez Touriño, y decidió llevarse una gran planta de acuicultura al norte de Portugal como respuesta ante la falta de subvenciones.