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Autor Tema: Colombia: Es el modelo económico, estíºpido...  (Leído 127 veces)

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Colombia: Es el modelo económico, estíºpido...
« en: Marzo 18, 2013, 08:53:52 am »
Por...  Jorge Enrique Robledo 




Ante el impresionante paro cafetero y cacaotero –¡de doce dí­as y cien mil productores en once departamentos!– saltaron dos grandes posiciones: de un lado, quienes vimos en una protesta sin antecedentes la desesperación de sectores del campo empobrecidos y en ruina, por causa de unas condiciones económicas que no depende de ellos superar; y del otro, la que encabezaron Santos, Restrepo y Cárdenas, que abundaron en majaderí­as para desconocer las causas de la justa protesta ciudadana, a la par que intentaron limitar su acción a lo mí­nimo necesario para poder lavarse las manos sobre los orí­genes y soluciones de la crisis. En su respaldo, como era de esperarse, salió la tecnocracia neoliberal a sindicar de “ineficientes”, que se merecen su suerte, a quienes soportaron el sol, el agua y la represión oficial en las carreteras de Colombia.
 
Entre los hechos llamativos del paro estuvo el intento del gobierno de no darles salida a los empresarios cafeteros en crisis, en nombre de una supuesta preocupación por los pobres, a quienes dice querer mientras les cierra las empresas en las que trabajan. Santos, Restrepo y Cárdenas no pueden ignorar que el cafíé genera dos millones de empleos, que se distribuyen entre los jornaleros y los campesinos más pobres, que para sobrevivir en sus parcelas tienen que laborar en las fincas empresariales una parte del año.
 
Por obvias razones, el debate económico aumentó con el paro y con las demás protestas, como las de maiceros, algodoneros y arroceros, los productores de acero de Boyacá y quienes rechazan el TLC con Corea, formas de resistencia de campesinos, indí­genas, obreros y empresarios, unidos en defensa de la producción y el trabajo. Y ganaron espacio ciertas preguntas claves: ¿Colombia quiere que existan el cafíé y el agro y además la industria? ¿La producción agraria e industrial no importa porque con la minerí­a basta?
 
Ante la inocultable debacle de la producción urbana y rural, en destrucción desde 1990, el gobierno y su panda neoliberal, que “tira lí­nea” recitando el catecismo del FMI, ofrecen como “solución” más paños de agua tibia y aumentar las venenosas dosis del Consenso de Washington y de los TLC, que solo les sirven a las trasnacionales, los banqueros y los intermediarios nativos, y que en cuanto a quíé producir en el territorio nacional todo lo reducen a que florezca la peor de las minerí­as, depredadora del medio ambiente y con malas condiciones laborales, que genera poco empleo y paga escasos impuestos y regalí­as, con un añadido negativo en extremo. La gran minerí­a no la plantean para sumarles a la industria y al agro, sino para sustituirlos, pretensión que no puede cumplirse y que nos condena al atraso y la pobreza.
 
En una campaña presidencial, Bill Clinton espetó: “Es la economí­a, estúpido”, para resaltar que ese era el centro del debate, íénfasis que, traí­do aquí­ y ahora, reza: es el modelo económico neoliberal, estúpido. Solo por ignorancia, boberí­a o viveza se les puede exigir a los cafeteros ser competitivos con una revaluación del 40 por ciento, empeorada por insumos caros, críédito escaso y costoso, ví­as píésimas e importación de cafíé. E igual vale para el resto del agro y la industria, tambiíén condenados a desaparecer por la sola revaluación, según Stiglitz lo explicó en Bogotá. Cómo cobra de vigencia la idea de un presidente de la junta directiva de la Andi (1989) –cuando era la organización de los industriales–, quien dijo que la competencia a escala global no es entre los individuos ni entre las empresas, sino entre las naciones, naciones completas.
 
La práctica, que pulveriza falacias, demostró que la globalización neoliberal no la diseñaron los neutrales en la competencia internacional sino los imperios, con el objetivo de resolver sus problemas con el sacrificio de paí­ses como Colombia. El caso de la revaluación constituye otra prueba de lo leonino del libre comercio. Porque además de que le arrebata al paí­s los instrumentos para enfrentarla, esta –la revaluación actual– tiene como primera causa la decisión de Estados Unidos y de las demás potencias de devaluar sus monedas, para ganar competitividad, con la consecuente revaluación del peso colombiano, que nos hace imposible competir. Y a pesar de que dichas devaluaciones defensivas ya se convirtieron en una guerra abierta de divisas, Santos y su grupito no dicen ni hacen nada al respecto, mientras desaparece la producción agraria e industrial del paí­s. Es esta una de las polí­ticas que deben ser derrotadas por la más amplia convergencia nacional.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...