Holanda, el aliado más importante de Berlín en el impulso de una mayor disciplina presupuestaria, ha caído en su propia crisis económica. El país, que fue modelo durante un tiempo, tiene hoy una deuda notable y una burbuja inmobiliaria que ha terminado por estallar, lo que supone una amenaza tanto para el crecimiento como para el empleo.
Aunque sigue siendo uno de los países más competitivos de la Unión Europea, el desempleo va en aumento, el consumo se ha reducido y el crecimiento ha llegado a un punto muerto, alerta Der Spiegel en un artículo titulado Holanda cae presa de la crisis económica.
Muchas han sido las críticas por la facilidad con que los bancos concedieron hipotecas en Holanda. Der Spiegel recoge el testimonio de Michel Scheepens, quien hace seis años compró un dúplex, cuyo coste ascendía a 430.000 euros, pero para cuya compra el banco le ofreció generosamente un príéstamo de hasta 500.000 euros. Suficiente para reformas, gastos de notario y comunidad.
Pero entonces, los precios empezaron a caer. Scheepens tenía la intención de vender la casa despuíés de unos años, como es común en Holanda, donde no hace tanto los propietarios esperaban que con la reventa de la vivienda podrían obtener suficiente dinero para devolver el príéstamo e incluso sacar un beneficio. Pero tal y como define Scheepens su casa está hoy "bajo el agua".
Los bancos en Holanda tambiíén han inyectado miles de millones en el sector inmobiliario desde la díécada de 1990, sin garantizar que los prestatarios tenían garantías suficientes.
Los potenciales compradores fácilmente podían encontrarse con bancos que financiasen más del 100% del precio de una propiedad. Y muchos se endeudaron gracias, en buena parte, a que el Estado holandíés permitía desgravaciones fiscales de hasta el 52% sobre los intereses hipotecarios abonados.
Además, muchas hipotecas estaban libres de amortización. Hace más de cuatro años, la autoridad holandesa de los Mercados Financieros (AFM) ya expresó su "gran preocupación" por la facilidad con que los bancos concedieron hipotecas en Holanda, gran parte de las cuales está libre de amortizaciones obligatorias, un problema en el cúmulo de circunstancias actuales, como son el creciente índice de paro y el descenso de los precios de las casas.
Esta clase de hipotecas permiten al cliente pagar una renta mensual al banco, pero no tiene obligación de devolver periódicamente el capital prestado, siendo el propio inmueble el aval principal para la hipoteca. En el caso de que la renta no pueda ser pagada, el cliente debe vender su casa, pero se verá endeudado si el valor de la misma ha descendido respecto a cuando la compró.
Una economía al borde del abismo
Más de una díécada atrás, el banco central holandíés reconoció los peligros de esta euforia, pero sus advertencias no fueron escuchadas, recuerda Der Spiegel. Sólo el año pasado, el nuevo gobierno conservador-liberal bajo el mandato del primer ministro Mark Rutte, modificó algunas lagunas fiscales generosas, que poco a poco comenzaron a expirar en enero. Pero ahora es demasiado tarde.
Deuda privada y desempleo en alza
Otro gran problema relacionado con las hipotecas y el precio de las viviendas, es la gran deuda de los hogares, que ronda el 250% del PIB. "Un círculo vicioso se desarrolla en este tipo de situaciones", señala Jí¶rg Rocholl, presidente de la Escuela Europea de Administración y Tecnología de Berlín y miembro del consejo de asesores acadíémicos para el Ministerio de Finanzas alemán.
"Los clientes tienen demasiadas deudas y no pueden pagar sus príéstamos. Esto causa problemas para los bancos, que ya no suministran suficiente dinero a la economía. Esto lleva a una crisis económica y a desempleo del 7,7% en alza, lo que hace que el reembolso del príéstamo aún más difícil".
"Uno de los principales problemas que está disminuyendo el consumo", señala por su parte Johannes Hers del Planbureau Centraal en La Haya, el consejo de expertos de la Secretaría de Economía.
Su oficina espera un descenso del 0,5% en el crecimiento para 2013. Unos 755 empresas se declararon en quiebra en febrero, la cifra más alta desde que comenzaron los registros en 1981.