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Foro de Bolsa => Foro de Bolsa => Mensaje iniciado por: OCIN en Junio 22, 2010, 10:02:14 am

Título: ¿Quíé pasa en Europa?..
Publicado por: OCIN en Junio 22, 2010, 10:02:14 am
Por... Juan Camilo Restrepo

La crisis económica desatada en Estados Unidos en 2008, a partir de la liquidación de Leman Brothers, parece estar teniendo una clara continuación en Europa, en donde las cosas se están agravando a marchas forzadas. Algunos inclusive -los más alarmistas- dan por contados los dí­as que le quedan al Euro.

Hay infinidad de explicaciones. Los medios prácticamente no se ocupan de algo diferente estos dí­as en Europa. Con excepción, claro está, del campeonato mundial de fútbol.

Muchas teorí­as están apareciendo. Quizás la más atrayente es íésta: para que pueda funcionar bien una Unión Monetaria cualquiera (como es la de los Estados de la Unión Americana con el dólar, o la de los paí­ses que hacen parte de la unión Euro), se necesita un mí­nimo de armonización en sus polí­ticas monetarias, fiscales, presupuestales y de deuda pública. Mal que bien, las autoridades federales de los Estados Unidos logran imponer esa armonización. Pero los europeos -como lo ha puesto al descubierto la agudización de la crisis- no han logrado mí­nimos de sincronización. O no tienen los instrumentos para hacerlo.

En primer lugar, el tratado de Maastricht ordena como requisito mí­nimo para mantener las condiciones de la moneda única (máximo de díéficit fiscal en cada paí­s 3% del PIB, y máximo endeudamiento público como proporción del PIB, 60%). Pero voló por los cielos cuando cada quien se lanzó por su cuenta y riesgo a aplicar en los dos años anteriores polí­ticas freníéticas de gasto público anticí­clicas para intentar superar la crisis.

Para la zona Euro, por ejemplo, el endeudamiento público como proporción del PIB pasó del 69,4% en 2008 al 78,8% en el 2009, y se estima que el 2010 cerrará con un indicador del orden del 85%. Es decir, cerca de 25 puntos porcentuales por encima del máximo permitido por el tratado de Maastricht.

De allí­ que todos los gobiernos de los paí­ses de la zona Euro -prácticamente sin excepción- andan proclamando a los cuatro vientos cómo harán en los años próximos para retornar a los patrones de ortodoxia fiscal ordenados en el tratado de Maastricht. Casi todos anuncian reformas legales para ampliar la edad mí­nima de jubilación. En prácticamente todos se anuncian reformas tributarias para elevar los recaudos impositivos y para reducir severamente los programas de gasto público; y medidas para poner en venta activos públicos improductivos que ayuden a rebajar el díéficit fiscal. Por ejemplo, Francia acaba de anunciar que pone en venta 1.700 edificios, palacios y propiedades públicas equivalentes a 500.000 metros cuadrados.

Naturalmente, estos anuncios han sido recibidos con gran molestia y desconfianza por todo el movimiento sindical europeo que ya señalan que el perfil de las polí­ticas de ajuste anunciadas apunta en la dirección de hacer caer el peso de las medidas sobre los trabajadores y sobre las personas menos adineradas. Mientras tanto, los grandes capitales no han sido aún invitados a pagar la cuota parte de su cuenta en este penoso proceso de ajuste. Se pronostica un verano hirviente, no solo por el calor sino por la agitación social y por las huelgas que se anticipan por todas partes.

En sí­ntesis, la gran empresa polí­tica que ha sido hasta el momento el Euro (para cuya realización los paí­ses miembros de la Unión Monetaria debieron renunciar a sus monedas milenarias hace ya once años cuando se creó la moneda única a partir de 1999), solo podrá salvarse si hay una profunda reestructuración en la manera como el viejo continente viene manejando sus polí­ticas fiscales. Está en juego nada menos que la supervivencia de la moneda única.