El dólar estadounidense, que hace unas semanas se destapó como la divisa más fuerte entre las principales del mundo en 2013, sufrió en la jornada de ayer la depreciación diaria más abultada de los últimos tiempos contra el euro, el yen japoníés y la libra esterlina. Con respecto a la moneda comunitaria, perdió un 1,15% y cerró la sesión en los 1,32 dólares, lo que representa un 3% más que los 1,28 dólares en los que se encontraba a mediados del mes pasado.
En el caso del yen, hay que remontarse hasta mayo de 2010 para encontrar una depreciación superior a la que ayer sufrió la divisa estadounidense, que fue del 2,02%. Al cierre de Wall Street, cada dólar se cambiaba por 97,06 yenes. De esta manera, el dólar se alejó de una cota, la de los 100 yenes, que rebasó el pasado 9 de mayo, en buena parte gracias a la política de impresión masiva de moneda del gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda.
Hasta el día 22 de mayo, el dólar continuó avanzando frente a la moneda japonesa. Pero esa jornada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dejó la puerta abierta a una posible restricción de las compras de deuda estadounidense durante su comparecencia ante el Congreso de Estado Unidos. La consecuencia al miedo que desde ese momento se ha instalado en el mercado es que la moneda de la primera economía del mundo ha perdido un 6,04% frente a la de Japón en ese periodo.
Y por último, el movimiento que ayer dibujó el dólar con respecto a la libra esterlina no se había observado desde julio de 2010. Al cierre de sesión en Amíérica cada libra se cambiaba por 1,56 dólares, lo que representa un 1,28% más que en la jornada del miíércoles. Desde ese mismo 22 de mayo, la apreciación de la moneda del Reino Unido con respecto al dólar es del 3,74%.
Con estos datos, es evidente que detrás de la apreciación de las diferentes monedas no está el buen momento por el que atraviesan las economías de Europa, Japón o Reino Unido. Más bien podría decirse que la situación de las tres zonas es complicada. En el caso europeo, la comparecencia del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, tiñó de rojo las bolsas europeas y castigó el mercado de deuda ante la decepción que provocó el discurso del banquero italiano. Mientras tanto, el Nikkei acumula importantes píérdidas en las últimas jornadas y se mueve en mínimos de dos meses, fruto de las dudas que existen sobre la economía del país asiático. El Reino Unido creció durante el primer trimestre del año un 0,3%, y a duras penas consiguió esquivar su tercera recesión en cinco años.
Las incertidumbres que reinan en Estados Unidos sobre el futuro de las inyecciones de liquidez de la Fed, mediante las que cada mes entran en circulación 85.000 millones de dólares, son las responsables casi absolutas de esta situación. Hoy, día en el que se conoce el dato mensual de paro en Estados Unidos, los inversores tendrán otra pista de lo que puede ocurrir en el corto plazo. Si el dato es bueno, es previsible que Wall Street se resienta y el dólar continúe con su depreciación ya que, como viene ocurriendo en los últimos meses, el mercado interpretará que la posibilidad de que se mantenga la QE3 se alejará un poco más