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Autor Tema: La semilla de la próxima crisis: el shadow banking, una 'bomba' de 60 billones  (Leído 135 veces)

Eguzki

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Seis años despuíés de que estallara la crisis financiera en EEUU, parece que el sistema bancario está medianamente arreglado. Sin embargo, hay un gran peligro en la denominada banca en la sombra: las prácticas financieras heterodoxas, utilizadas por la banca antes de la crisis y ahora abandonadas, han sido retomadas por otro tipo de establecimientos financieros, como hedge funds. Un sistema financiero paralelo, que está creciendo y puede suponer la próxima gran crisis.


Un ejemplo de este fenómeno es Melody Capital Partners, una firma lanzada por ex ejecutivos del banco suizo UBS poco despuíés de que la entidad decidiera limpiar su negocio de trading en renta fija. Melody se dedica ahora a lo que UBS ya no hace: dar príéstamos o comprar deuda de empresas y otras entidades con mala calificación crediticia o incluso sin rating. Es decir, príéstamos de alto riesgo a prestamistas con problemas financieros, normalmente con condiciones poco habituales... ¿recuerdan el tíérmino subprime?

Estas prácticas fueron muy habituales en los tiempos previos a la crisis, y entre los grandes beneficiados de ellas se encontraban los gigantes de la industria: además de UBS, era habitual en Goldman Sachs, Deutsche Bank o Citigroup, entre otros.

Ocupar el lugar de la banca tradicional

Cinco años despuíés de la quiebra de Lehman Brothers que desató el pánico mundial, estos bancos están reduciendo sus balances y abandonando estos mercados de críédito, traspasando cada vez más y más riesgo a estas firmas sin regular que conforman el sector bancario en la sombra, con un volumen de 60 billones de dólares.

Esta banca en la sombra actúa de múltiples maneras, desde príéstamos personales o webs de crowfunding hasta productos sofisticados titulizados, acuerdos de recompra (repos) y fondos en los mercados monetarios. Abarca, por lo tanto, desde inversiones sofisticadas en Wall Street hasta críédito para el ciudadano corriente.

Habitualmente, los reguladores bancarios han prestado poca atención a este sector, pero la caí­da de Lehman mostró como este shadow banking intensficó los problemas, ya que se secaron los mercados monetarios y los de repos, provocando que bancos de inversión y empresas tuvieran problemas para financiarse. El sector financiero, tras años intentando evitar cualquier tipo de regulación, empezó a mendigar rescates públicos.

Los reguladores reconocen que deben arreglar tambiíén el sector bancario en la sombra como parte de la reforma global del sistema financiero. Pero apenas se han logrado progresos, a diferencia del sector bancario tradicional. Y peor aún, precisamente por ello, este sector financiero en la sombra está creciendo cada dí­a más, lo que podrí­a estar sembrando la semilla de la próxima crisis financiera.

"No hemos hecho tanto como deberí­amos para arreglar esto", reconoció Henry Paulson, ex secretario del Tesoro de EEUU cuando la crisis financiera comenzó. "No quiero quitar hierro a los problemas y desafí­os de los bancos 'demasiado grandes para caer (too big to fail)', pero creo que hemos recorrido un largo camino ahí­, mientras que no lo hemos hecho a la hora de afrontar algunos problemas estructurales de los mercados financieros", explicó Paulson a Reuters.

Miedo a una infección del sistema

Aunque nadie puede predecir con exactitud de donde provendrá la siguiente crisis, una de las grandes preocupaciones es que una parte del sector bancario en la sombra se ponga patas arriba e infecte a otras partes mayores del sistema. No solo supondrí­a un shock, sino que serí­a mucho más difí­cil de contener si las autoridades no tienen ni idea de los riesgos sistíémicos que se están acumulando.

Paulson da una defición más concreta de este shadow banking: financiación a corto plazo no bancaria que se utiliza para financiar obligaciones a más largo plazo de instituciones financieras o corporaciones industriales. De ahí­ se puede deducir que tanto los fondos de mercados monetarios como los repos, que dan liquidez a corto plazo, sean los principales focos de atención.

De momento, parece que las partes con mayor riesgo son demasiado pequeñas y difusas como para suponer un riesgo sistíémico inmediato. Además, los reguladores se han propuesto obtener información de estos segmentos opacos del sistema financiero e introducir normas más estrictas en áres como los ETFs, hedge funds, capital riesgo o compañí­as de titulización de activos.

De hecho, algunas partes de estos mercados ya se están reduciendo, como el mercado de acuerdos de recompra de EEUU, que ha caí­do un 3%, hasta 1,65 billones de dólares, desde 2010. Fannie Mae y Freddie Mac, los gigantes hipotecarios en manos del gobiernos y que garantizan cerca del 90% de las hipotecas estadounidenses, tambiíén han reducido sus balances como parte de su programa de rescate.

Un 'sombra' que crece

Joseph Abate, estratega de mercados monetarios de Barclays, sostiene que la mayorí­a de los mercados bancarios en la sombra van a reducirse más como consecuencia de la regulación. "Si hablas con los reguladores, generalmente reconocerán que el sistema es más seguro, pero que podrí­a serlo más. Si hablas con la industria, te dirán que ya se ha hecho suficiente".

Hay otras partes, sin embargo, que sí­ que están creciendo. El mercado de collateralized loan obligations (CLO, un tipo de CDO), va camino de duplicarse en 2013 respecto a 2013, y ha alcanzado ya un volumen de 51.200 millones de dólares. Estos CLOs son paquetes de críéditos empresariales transformados en bonos que se trocean y se venden a los inversores.

El problema es que es difí­cil calcular el número y tamaño de estos intermediarios de críédito, ya que muchos son de nueva creación o están consiguiendo capital ahora mismo. Por ejemplo, desde el comienzo de la crisis financiera se han lanzado 232 hedge funds que realizan príéstamos directos, 3,5 veces más que en todo el periodo anterior, según las estimaciones de la firma Preqin.

Prospect Capital es una firma que realiza príéstamos de entre 5 y 100 millones de dólares a empresas de tamaño mediano, y ha multiplicado sus activos por siete entre 2008 y 2013, al apsar de 500 millones a 4.500 millones de dólares. "Prospect y otros prestamistas no bancarios están creciendo en detrimento de los bancos por motivos de regulación que no se espera que remitan en los próximos años", explica su presidente, Grier Eliasek.

¿Sano o destructivo?

Este fenómeno no tiene que ser necesariamente malo. Bill Winters, ex ejecutivo de JP Morgan, cree que traspasar el riesgo de entidades reguladas a otras sin regular "es muy sano". Winters, que lanzó Renshaw Bay, una firma que invierte en críédito en zonas donde la banca se retira, mantiene que "la banca se supone que debe ser central en la transmisión del críédito, pero no tiene que ser el único jugador".

Otros, sin embargo, están alarmados. Steven Schwarcz, profesor de la Universidad de Duke, cree que la ley Dodd-Frank, la principal reforma del sistema financiero, se ha quedado corta al centrarse fundamentalmente en la banca. "Dodd-Frank no ha abordado el riesgo de los mercados financieros", concluyó.

Este crecimiento de la banca en la sombra contrasta con la banca tradicional, que se ha vuelto más cautelosa. Algunos bancos como Goldman Sachs o Morgan Stanley han creado comitíés que deben aprobar nuevos productos y transacciones para evitar incurrir en riesgos inapropiados tanto para los bancos como para sus clientes. Otros como Citigroup o JP Morgan han decidido directamente salir de los mercados con más riesgo, como los príéstamos para estudiantes.

En resumen, parece que al menos la idea de que entidades financieras sin regular tomen el testigo de la banca tradicional es inquietante. "No debemos tener ninguna confianza en que el sistema sea seguro", concluye Richard Carnell, profesor de la Fordham University y ex asesor de la secretarí­a del Tesoro durante el mandato de Bill Clinton.