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Autor Tema: LOS INTRATERRENOS  (Leído 1536 veces)

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LOS INTRATERRENOS
« en: Septiembre 11, 2008, 09:57:24 pm »
Los Beneficios de Vivir Bajo Tierra




Hace un tiempo atrás se me pidió que describiera, lo mejor posible, algunas de las razones por las cuales las personas de la Tierra Interna, o de las muchas civilizaciones que viven en las cientos de ciudades subterráneas, habí­an elegido esta forma de vida, y aún lo siguen haciendo.

Hace más de doce mil años atrás, cuando el continente de Lemuria se hundió bajo las olas del Ocíéano Pací­fico, unos 25.000 Lemurianos, algunos de los que escaparon y sobrevivieron, fueron a vivir bajo tierra, bajo el Monte Shasta, en la ciudad que ellos nombraron Telos. El proyecto de edificar esta ciudad subterránea fue comenzada varios cientos de años antes del hundimiento del continente. Los Lemurianos y los de Atlántida, supieron con miles de años de anticipación que sus continentes se hallaban condenados y que eventualmente se hundirí­an, y se prepararon para ello con mucho dolor. Telos estaba preparada para salvar 200.000 personas pero sólo 25.000 lograron llegar a tiempo a la ciudad subterránea antes que su tierra se hundiera bajo las olas.

En aquel entonces, esta fue una elección muy dolorosa y controvertida que tomaron para salvar sus vidas, salvando la mayor parte de sus antiguos registros y tesoros, para poder seguir evolucionando pací­ficamente, sin la tremenda carga negativa de las guerras que estaban destruyendo la superficie del planeta y a su gente.

Luego del hundimiento de Lemuria y de la Atlántida, unos cientos de años más tarde, el golpe al planeta fue tan grande, que la Tierra se sacudió por casi dos mil años. Durante 300 años, los escombros flotando alrededor del planeta eran tan densos, que disminuyó considerablemente la luz del sol, a tal punto que comenzó a hacer mucho frí­o en el planeta. La vida animal y vegetal se hizo muy escasas y el crecimiento de la comida era más difí­cil aún. La vida en la tierra se hizo casi intolerable la mayor parte del tiempo, y era tan difí­cil, que una gran cantidad de gente que aún quedaba sobre la superficie, eventualmente murió.

Durante doscientos años, los terremotos eran constantemente tan violentos, que grandes segmentos de tierra se ablandaron hasta el punto de parecer arcilla, y formaron un mar de barro, que absorbieron grandes ciudades en una sola noche, en todo el planeta. Las olas eran tan grandes que ingresaban a la tierra hasta una distancia de 1.000 millas, destruyendo todo en su camino. Aquellas ciudades que no fueron tomadas por el mar de barro o por las olas gigantes, eventualmente se sacudieron hasta reducirse a escombros por los constantes terremotos ocurridos durante centurias. Hambruna y enfermedades predominaban por todos los lugares. Sí­, hay lugares que sobrevivieron, como Egipto, por ejemplo, porque ellos sabí­an de las catástrofes que se avecinaban, y tuvieron la sabidurí­a suficiente para construir sus ciudades adecuadamente, mucho tiempo antes. Pero para la mayorí­a, todo era desolación y destrucción casi total, en la mayor parte del planeta. En ese momento era más fácil vivir bajo tierra que intentar hacerlo sobre la misma.

Aquellos que fueron bajo tierra, los sobrevivientes de estas catástrofes, pudieron, gradualmente, poco a poco, desarrollar un tipo de vida bajo tierra que resultó mucho mejor y maravillosa que la que llevaban las personas sobre la tierra. En ese momento, diversas bandas de extraterrestres indeseables vinieron a dominar y robar a la gente sobre la tierra que estaban tratando de sobrevivir lo más pací­ficamente que pudieran. Los extraterrestres no fueron los únicos causantes de la negatividad en el planeta. La mayor parte de la gente de la tierra habí­a caí­do en una negación espiritual muy profunda. Ellos tambiíén peleaban y robaban entre sí­. Amor, compasión y una real hermandad habí­an quedado en el pasado, olvidado por casi toda la población de la tierra. La humanidad, en muchas áreas, habí­an vuelto al nivel de la era de las cavernas y de guerras salvajes.

Desde entonces es que la gente de la Tierra no ha dejado de pelear unos contra otros. Ha habido íépocas de paz y amor, pero nunca duraron demasiado. Siempre hubo quienes se ocuparon de alterar esta situación, poniíéndoles fin mediante ataques y destrucciones. Aún hoy, ante el amanecer de una era dorada permanente en este planeta, hay muchos que aún viven en la conciencia del miedo, violencia, enemigos, controlando a otros, manipulación, guerras, intolerancia, imposición de impuestos, decepción, avaricia, etc. Uno sólo tiene que leer un periódico o ver las noticias para darse cuenta de lo que estoy mencionando aquí­.

Aquellos de los Lemurianos que se dedicaron a su evolución espiritual, y que deseaban mantenerse fieles a su herencia de paz, amor y hermandad, encontraron más sencillo el vivir bajo tierra que sujetos a la maldad que existí­a en la superficie. Así­ de simple es la explicación. No era solo la dureza del clima lo que hací­a la vida en la superficie difí­cil, sino tambiíén la dureza con que la propia humanidad se trataba a sí­ misma.

Estoy segura que debe haber habido un largo perí­odo de adaptación para aquellos que fueron a vivir bajo tierra. Uno debe entender que fue más por necesidad que por elección, lo que originalmente forzó a los Lemurianos y a otros habitantes a elegir vivir bajo la tierra. Al hacerlo así­, ellos tambiíén se unieron y recibieron ayuda de aquellos seres de la Tierra Interna que habí­an vivido bajo tierra durante perí­odos mucho más prolongados, por algunos cientos de años, y que habí­an dejado la superficie para vivir bajo tierra por razones muy similares en otras eras de la historia de la Tierra.

Luego del hundimiento de los continentes, la gente de la Tierra no aprendió bien sus lecciones, y muchos continuaron su vida de oscuridad, avaricia, control y pelea. Cuando el continente de la Atlántida se hundió bajo las olas del Atlántico, creo que los disturbios causados al cuerpo de la Tierra fueron aún mayores que los disturbios causados por el hundimiento de Lemuria. La historia de la “Gran Inundación” de la que habla la Biblia, es realmente una de las fases que conocemos del hundimiento de la Atlántida.

La vida subterránea ofrecí­a una seguridad mucho mayor, estabilidad y paz, que lo que se viví­a en la superficie. Este hecho se mantiene igual hasta el dí­a de hoy. Nosotros, en la superficie, estamos viviendo en la dualidad, y la gente de la Tierra Interna ha evolucionado hasta un punto que nosotros, con nuestra mente humana, apenas podemos concebir. La población subterránea, en general, ha alcanzado tal grado de desarrollo espiritual que realmente han alcanzado una conciencia de maestros ascendidos, y nuestra forma de vida en la superficie no les atrae para nada. Me aventuro a decir que no quieren tener nada que ver con la forma que nosotros vivimos; para ellos es demasiado primitiva.

Ellos han aprendido la total maestrí­a de la energí­a en cada aspecto de sus vidas. Han conquistado la decadencia de la enfermedad y la muerte al conseguir inmortalizar sus cuerpos fí­sicos. Ellos pueden mantener cuerpos jóvenes por miles y miles de años, sin signo de decaimiento alguno. Ellos controlan su clima con sus constantes pensamientos armoniosos. Los patrones erráticos del clima en la superficie son creados nada más que por los patrones emocionalmente erráticos de la gente de la superficie. No me importa lo que digan nuestros cientí­ficos, los elementos de la naturaleza, ya sean manifestados por los patrones climáticos, agradables o no, son otra faceta de la Vida que refleja el uso correcto o incorrecto de la energí­a por parte de la humanidad.




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Re: LOS INTRATERRENOS
« Respuesta #1 en: Septiembre 11, 2008, 09:58:31 pm »
Ellos han aprendido la total maestrí­a de la energí­a en cada aspecto de sus vidas. Han conquistado la decadencia de la enfermedad y la muerte al conseguir inmortalizar sus cuerpos fí­sicos. Ellos pueden mantener cuerpos jóvenes por miles y miles de años, sin signo de decaimiento alguno. Ellos controlan su clima con sus constantes pensamientos armoniosos. Los patrones erráticos del clima en la superficie son creados nada más que por los patrones emocionalmente erráticos de la gente de la superficie. No me importa lo que digan nuestros cientí­ficos, los elementos de la naturaleza, ya sean manifestados por los patrones climáticos, agradables o no, son otra faceta de la Vida que refleja el uso correcto o incorrecto de la energí­a por parte de la humanidad.

Si queremos controlar el clima a nuestro favor, existe sólo una forma! Como una raza, necesitamos aprender a controlar nuestros pensamientos, nuestras emociones y darle nuestro amor incondicional a cada partí­cula de vida existente en este planeta. El dí­a que sepamos cómo mantener nuestros pensamientos y emociones en la onda de Amor, Luz, Alegrí­a y Hermandad, nos aseguraremos un clima perfecto, sin la necesidad de interferencia de nuestros gobiernos.

Hace muchos años que la gente “subterránea” ha entendido este principio. En las ciudades subterráneas, desde el momento en que todos viven sus vidas sólo de acuerdo a los preceptos de Amor y Hermandad verdadera, ellos disfrutan del clima perfecto todos los dí­as de su vida. El clima para ellos es una primavera constante, con una temperatura promedio de 20 a 25 grados durante todo el año.

Necesitamos comenzar a percibir que el tipo de clima que tenemos en este planeta, es como un barómetro que contiene los pensamientos y emociones de la conciencia de la masa. El calor o frí­o extremos son muy buenos indicadores de los pensamientos y sentimientos en extremo negativos de la humanidad en general. Cuando toda la humanidad retorne al camino del amor, crearemos el tipo de clima balanceado que queremos. El clima en este planeta, controlado por los elementos de la naturaleza, no representan nada más que un gran espejo de emociones y de los pensamientos de la gente que vive en ella.

En las ciudades subterráneas, están aquellos que han evolucionado a una conciencia de quinta dimensión y aquellos que lo han hecho a una cuarta dimensión, mientras retienen un cuerpo inmortalizado que es totalmente libre de las limitaciones humanas a las que estamos aún sujetos en la superficie. Todos ellos viven en una especie de paraí­so maravilloso que se han forjado por sí­ mismos, durante los miles de años que han vivido bajo tierra. Nuestra forma de vida aquí­ es totalmente diferente a la de ellos. Ellos nos consideran aún muy primitivos en nuestras formas de vida, la forma en que estructuramos nuestras sociedades, nuestros gobiernos, nuestro sistema legal, nuestro sistema educacional y nuestros míétodos de curación con los sistemas de corte, quemado y envenenamiento, etc.

Si nos comparamos con ellos, nosotros, en la superficie, somos como infantes en pañales o salvajes en la jungla. Ellos no nos juzgan, y siguen considerándonos sus hermanos y hermanas, pero ciertamente no están interesados en compartir nuestra forma de vida. Cuando nosotros estemos listos para escucharlos, aceptarlos como nuestros maestros sin matarlos, cuando estemos listos para integrar sus formas de vida, ellos saldrán y nos ayudarán a construir en la superficie, una vida tan maravillosa como ellos la han forjado para sí­ mismos dentro de la tierra.

“El dí­a que ellos emerjan a la superficie traerá nuestra liberación”.

Ellos nos enseñarán cómo forjarnos una era dorada de amor, prosperidad para todos, inmortalidad, hermandad sincera que ellos han creado para sí­ mismos eones atrás en sus paraí­sos subterráneos. Pero hasta que no nos movamos a conciencia hacia un lugar de “no dañar a nadie” en todos los reinos de la Tierra, ellos no vendrán.

Dentro de la tierra, la gente subterránea vive en casas que parecen palacios muy lujosos comparados con nuestras casas en la superficie. La riqueza es ilimitada para todos. No hay más sistema monetario, pero un sistema de intercambio muy efectivo. No hay impuestos de ningún tipo, ni Ente Nacional que controle los impuestos, ni sistema bancario, ni sistema de tarjetas de críédito, ni corredores de bienes raí­ces, ni compañí­as de hipoteca, ni hospitales, ni míédicos, ya que nunca se enferman, ni abogados, no hay miembros de la fuerza policial, no hay sindicatos, no hay prisiones ni instituciones mentales. No hay hogares de retiro porque nadie envejece, todos pueden mantener una salud perfecta, juventud y vitalidad por miles de años, hasta que ellos mismos eligen seguir a su nueva llamada, en algún otro lugar.

Todos reciben uno de esos palacios en el cual vivir cuando alcanzan la madurez o comienzan una familia propia. Nadie tiene que comprar nunca nada. Pueden conseguir lo que quieren sólo al ir a uno de los varios centros de distribución y pedirlo. La comida se distribuye fresca y saludable diariamente en diferentes centros de distribución, y cada uno toma lo que necesita. La comida es “gratis”, fresca, totalmente orgánica con una gran concentración de vida, proveyendo minerales, vitaminas, enzimas, oxí­geno, etc., que mantienen sus cuerpos en tan excelentes condiciones. Ellos nunca pensarí­an en contaminar su comida con una interminable lista de quí­micos tóxicos para mejorar su crecimiento o antes de consumirla, como hacemos nosotros acá en la superficie. Ellos deben creer que sufrimos algún tipo de mal mental o que somos bastante retrógrados, ya que envenenamos el suelo como lo hacemos, contaminamos nuestros sistemas de aguas; y luego nos alimentamos con los 10.00 diferentes quí­micos que la industria alimenticia utiliza para dar a nuestra comida un mejor aspecto y una mayor vida “en el anaquel”. Nuestra comida debe parecerles como veneno para ratas, y me han dicho que no consideran el comerla. No es de extrañar que cada uno de nosotros sufra de algún tipo de mal.

En las ciudades subterráneas, todos trabajan aproximadamente 20 horas por semana, a beneficio de todos. Ellos son, por mucho, más solidarios en sus proyectos comunitarios y mantienen sus comunidades o ciudades, trabajando en forma pareja. Todo el trabajo es considerado “igual” y “sagrado”. En la misma medida, nadie tiene que pagar por nada de lo que quiera o necesite. Todo es gratis. Desde el momento que su vida carece totalmente de stress y ellos eligen sus trabajos, cada uno disfruta su trabajo. Todo el trabajo es hecho con amor y con un alto grado de excelencia. Trabajan en equipos para la mayor cantidad de proyectos y como se sienten en armoní­a entre ellos mismos, el tiempo de trabajo es considerado como un gran juego y muy satisfactorio. Todos tienen mucho tiempo libre para desarrollar sus propios talentos, sus hobbies, sus estudios de interíés personales y sus pasatiempos favoritos.

En las ciudades subterráneas, la mayorí­a de los habitantes son vegetarianos. Los Lemurianos, que viven bajo el Monte Shasta, son totalmente vegetarianos. Ninguno come otro ser viviente, ni siquiera a los animales. Todos los animales tambiíén son vegetarianos, incluyendo los leones, tigres, panteras, etc. Debido a que no existe la violencia de la matanza en el reino animal subterráneo, su tierra es pura y bendita. En Telos, ellos necesitan sólo siete hectáreas de tierra para alimentar al millón y medio de Telosianos.

Podrí­a seguir y seguir explicando el por quíé la gente que vive en el mundo subterráneo no tienen deseos de hacerlo en la superficie. Hasta que nuestra conciencia evolucione en una dirección más positiva, o tal vez, hasta que dejemos nuestros “pañales” y comencemos a actuar como seres humanos más maduros y evolucionados, honremos a la Tierra y Sus muchos reinos, hasta que nosotros podamos ser considerados guardianes maduros para nuestra Sagrada Tierra, nuestra plataforma de evolución, y terminemos basureando Su cuerpo, hasta que nosotros dejemos de matarnos unos a otros, y dejemos de asesinar a nuestros animales, seguiremos siendo vistos, no solo por las diferentes civilizaciones subterráneas, sino que tambiíén por numerosas otras civilizaciones intergalácticas, como primitivos, no confiables, impredecibles y no se considerará seguro estar cerca nuestro.

¿Hace falta que diga más? Yo mismo, si pudiera mudarme al mundo subterráneo hoy en dí­a y compartir el tipo de vida que la gente disfruta dentro de la Tierra, lo harí­a sin dudarlo y sin pesar. Tambiíén síé que muchos vendrí­an conmigo al momento, por lo mucho que anhelamos la paz y la verdadera hermandad.

Despiíértense, gente de la superficie de la Tierra. Juntos, unamos nuestras manos para crear para nosotros ese maravilloso paraí­so que todos anhelamos desde hace tanto tiempo. Hoy, abracemos la calidez, amabilidad, amor, compasión, hermandad, perdonándonos el uno al otro, por todos los seres animales del reino y por todos los otros reinos de la Tierra. Comencemos a hacerlo hoy mismo, y en cada momento de cada dí­a por venir. Creemos un nuevo comienzo y probemos que somos confiables y que estamos listos para ser entrenados fí­sicamente por nuestros hermanos y hermanas del “mundo subterráneo”. Unámonos con ellos en espí­ritu en nuestros rezos diarios, y pronto en nuestros cuerpos, para que, todos juntos, podamos crear una nueva civilización de seres humanos en este planeta, que igualarán los logros y maestrí­as que nuestros hermanos y hermanas, viviendo bajo tierra, han logrado. Hagámoslo... ahora, y sepamos que si nos unimos todos para hacerlo, muy pronto, nuestras dos civilizaciones se unirán nuevamente “fí­sicamente” en una gran celebración de Amor y Luz



según los Lemurianos

por Aurelia Louise Jones, Mt. Shasta