Por... JULIANA ZULUAGA MONTOYA
Toda la vida nos han enseñado que Europa es lo más importante y nosotros nos lo hemos creído, pero no nos preguntamos ¿por quíé?, y cuando detallamos un mapa vemos a Europa en el centro.
Pues díéjenme decirles que Europa no es el centro, si quisiíéramos, podríamos poner a Amíérica en el centro del mundo y sería válido. Nos hemos creído inferiores a los europeos porque ellos siempre nos han tratado como inferiores, a tal punto que el historiador Hugh Trevor-Roper hablaba de la historia que no fuera europea como "giros insignificantes de tribus bárbaras en pintorescos pero insignificantes rincones de la tierra".
Para ellos nosotros somos bárbaros y así, nosotros mismos somos capaces de seguir mirándolos hacia arriba, deseando poder ir a vivir a algún país de Europa y siguiendo todas sus costumbres.
El problema del eurocentrismo radica en que ni siquiera nos damos cuenta que lo practicamos, ni siquiera somos conscientes de que la mayoría profesa el catolicismo, que es la religión que nos impusieron en la colonia. No somos conscientes de que la historia que nos han enseñado es la historia europea, como si nosotros, los americanos, no tuviíéramos historia, como si los indígenas no hubieran tenido religión, o expresiones artísticas hermosas. No, todo eso son "bobaditas" de unas "bestias salvajes", según Trevor.
A mí el hecho de que los europeos nos crean inferiores no me preocupa, me preocupa que nosotros mismos nos creamos inferiores, que idolatremos a Europa, que no tengamos ni idea de nuestra cultura, que nuestro ideal siempre sea llegar a ser como los europeos. Yo no síé ustedes, pero me fastidia el eurocentrismo, mi sueño no es, ni nunca ha sido, vivir en Europa con un montón de europeos mirándome de forma extraña solo por el hecho de ser "sudaca", no digo que no quiera conocerla ni que no valore sus cosas, es solo que no es mi ideal.
Yo AMO Latinoamíérica, amo sus paisajes, sus sabores, su calidez, su riqueza cultural, su arte; me siento muy orgullosa de ser colombiana y no voy a dejar que se burlen y nos traten como bestias tercermundistas.
Mi forma de protestar es no idolatrar a los europeos, ellos son iguales a nosotros, yo no soy eurocentrista porque, para mí, nuestra identidad como latinoamericanos es primero y si por eso me van a decir etnocentrista, pues no me molesta en absoluto.