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Autor Tema: Lo que ve un chamán en un hospital psiquiátrico  (Leído 620 veces)

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Lo que ve un chamán en un hospital psiquiátrico
« en: Junio 08, 2015, 09:57:01 pm »
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Lo que ve un chamán en un hospital psiquiátrico


Por: Stephanie Marohn y Malidoma Patrice Somíé

La chamánica vista de la enfermedad mental

En la vista chamánica, las señales de enfermedad mental indican “el nacimiento de un curandero”, explica Patrice Malidoma Somíé. Por lo tanto, los trastornos mentales son las emergencias espirituales, las crisis espirituales, y deben ser considerados como tal, para ayudar al sanador en nacer.

Lo que desde el punto de vista Occidental es visto como enfermedad mental, las personas Dagaralo lo consideran “buenas noticias desde el otro mundo”. La persona que está en crisis ha sido elegida como un medio para un mensaje a la comunidad, que necesita ser comunicado desde elreino espiritual. El “Trastorno mental, y el trastorno del comportamiento de todo tipo, es señal del hecho de que dos energí­as obviamente incompatibles se han fusionado en el mismo campo”, dice la Dra. Somíé. Estas perturbaciones se producen cuando la persona no recibe ayuda, para tratar con la presencia de la energí­a del reino espiritual.

Una de las cosas que la Dra. Somíé encontró, cuando llegó por primera vez a los Estados Unidos en 1980 para estudios de postgrado, fue cómo este paí­s se ocupa de la enfermedad mental. Cuando un compañero de estudios fue enviado a un instituto mental debido a “depresión nerviosa” y la Dra. Somíé fue a visitarlo.

“Yo estaba tan sorprendida. Esa fue la primera vez que me trajeron cara a cara con lo que se hace aquí­ a las personas que presentan los mismos sí­ntomas que he visto en mi pueblo”. Lo que impacto la Dra. Somíé fue que la atención prestada a estos sí­ntomas se basa en la patologí­a, en la idea de que la condición es algo que tiene que parar. Esto iba en completa oposición a la forma en que su cultura considera tal situación. Al mirar alrededor de la sala de marcado en los pacientes, algunos con camisas de fuerza, algunos divididos en zonas con medicamentos, otros gritando, sedijo a sí­ mismo: “Así­ es como los sanadores que están tratando de nacer, se tratan en esta cultura. ¡Quíé píérdida! ¡Quíé píérdida que una persona que finalmente se está alineando con un poder de otro mundo se estíé desperdiciando!”.

Otra forma de decir esto, que puede tener más sentido para la mente occidental, es que en Occidente no estamos entrenados en cómo tratar o incluso enseñar a reconocer, la existencia de los fenómenos psí­quicos, el mundo espiritual. De hecho, las habilidades psí­quicas son denigradas. Cuando las energí­as del mundo espiritual emergen en una psique occidental, ese individuo está completamente equipado para integrarlos, o incluso reconocer lo que está sucediendo. El resultado puede ser aterrador. Sin el contexto adecuado para la asistencia que permita lidiar con el avance de otro nivel de realidad, para todos los propósitos prácticos, la persona es una locura. Una pesada dosificación con medicamentos anti-psicóticos agrava el problema, y evita la integración que podrí­a conducir al desarrollo del alma, y al crecimiento de la persona que ha recibido estas energí­as.

En la sala mental, la Dra. Somíé vio una gran cantidad de “seres” que cuelgan alrededor de los pacientes, “entidades” que son invisibles para la mayorí­a de la gente, pero que los chamanes y videntes son capaces de ver. “Ellos estaban causando la crisis en estas personas”, dijo. Le parecí­a que estos seres estaban tratando de conseguir los medicamentos y sus efectos fuera de los cuerpos de las personas, que los seres estaban tratando de fusionarse con ellos, y aumentaban el dolor de los pacientes en el proceso. “Los seres estaban actuando casi como una especie de excavadora en el campo de la energí­a de las personas. Eran realmente feroces con eso. Las personas a las que les estaban haciendo eso, solo  gritaban y gritaban”, dijo. Ella no podí­a quedarse en ese ambiente y tuvo que abandonarlo.

En la tradición Dagara, la comunidad ayuda a la persona a conciliar las energí­as de ambos mundos: “el mundo del espí­ritu con que íél o ella se fusionan, y el pueblo y la comunidad”. Esa persona es capaz entonces de servir de puente entre los mundos, y ayudar a los vivos con la información y la curación que necesitan. Así­, la crisis espiritual termina con el nacimiento de otro sanador. “La relación del otro mundo con nuestro mundo es una de patrocinio,” explica la Dra. Somíé. “Muy a menudo, los conocimientos y habilidades que se derivan de este tipo de fusión, son un conocimiento o una habilidad que se proporciona directamente desde el otro mundo”.

Los seres que fueron aumentando el dolor de los internos en el hospital mental, en realidad estaban tratando de fusionarse con los internos, con el fin de obtener los mensajes a travíés de este mundo. Las personas que habí­an escogido para fusionarse, no estaban recibiendo ninguna ayuda en el aprendizaje de cómo ser un puente entre los mundos, y los intentos de los seres para fusionarse fueron frustrados. El resultado fue el sostenimiento de la enfermedad inicial de la energí­a, y el aborto del nacimiento de un sanador.

“La cultura occidental ha ignorado sistemáticamente el nacimiento del curandero”, afirma la Dra. Somíé. “En consecuencia, habrá una tendencia desde el otro mundo a seguir intentándolo, con tantas personas como sea posible, en un intento de llamar la atención de alguien. Tienen que esforzarse más”. Los espí­ritus se sienten atraí­dos por personas cuyos sentidos no han sido anestesiados. “La sensibilidad es más o menos leí­da como una invitación a entrar”, señala.

Los que desarrollan los llamados trastornos mentales son aquellos que son sensibles, que se ve en la cultura occidental como hipersensibles. Las culturas indí­genas no lo ven de esa manera y, como resultado, las personas sensibles no se observan a sí­ mismos como demasiado sensibles. En Occidente, “es la sobrecarga de la cultura en la que están, que simplemente los destroza”, observala Dra. Somíé. El ritmo freníético, el bombardeo de los sentidos, y la energí­a violenta que caracterizan a la cultura occidental, puede abrumar a las personas sensibles.

La esquizofrenia y la energí­a exterior

Con la esquizofrenia, hay una especial “receptividad a un flujo de imágenes e información, que no se puede controlar”, declaró la Dra. Somíé. “Cuando este tipo de avalancha se produce en un momento si haberlo elegido, y en particular cuando se trata de imágenes que dan miedo y son contradictorias, la persona entra en un frenesí­â€.

Lo que se requiere en esta situación es, primero separar la energí­a de la persona, de las energí­as extranjeras extrañas, mediante el uso de la práctica chamánica (lo que se conoce como un barrido) para borrar factores externosdel aura de la persona. Con su campo de energí­a limpio, la persona ya no recoge una avalancha de información, y por lo tanto ya no tiene razón de estar asustado y perturbado, explica la Dra. Somíé.

Entonces es posible ayudar a la persona, a que se alinee con la energí­a del espí­ritu que esta intentando llegar a travíés del otro mundo, y dar a luz a la curandera. El bloqueo de ese nacimiento es lo que crea problemas. “La energí­a del sanador es una energí­a de alto voltaje”, observa. “Cuando está bloqueado, sólo quema a la persona. Es como un corto circuito. Los fusibles se funden. Es por esto que puede ser realmente aterrador, y entiendo por quíé esta cultura prefiere confinar a estas personas. Aquí­ están gritando y gritando, y son puestos en una camisa de fuerza. Esa es una imagen triste. “Una vez más, el enfoque chamánico es trabajar en la alineación de las energí­as para que no haya bloqueo, “la fusión” no está sucediendo y la persona puede llegar a ser el sanador que está destinado a ser.

Es necesario señalar en este punto, sin embargo, que no todos los seres espirituales que entran en el campo energíético de una persona, están allí­ a los efectos de promover la curación. Hay energí­as negativas, que son presencias indeseables en el aura. En esos casos, el enfoque chamánico es eliminarlos del aura, en lugar de trabajar para alinear las energí­as discordantes.

Alex: Loco en los EE.UU., sanador en ífrica

Para probar su creencia en el mundo occidental de que la visión chamánica de la enfermedad mental es cierta, así­ como en las culturas indí­genas, la Dra. Somíé llevo a un enfermo mental de vuelta a ífrica con íél, a su pueblo. “Me decidí­ por mi propia curiosidad de saber si hay algo de verdad en la universalidad,  que indique que la enfermedad mental podrí­a estar conectada con una alineación con un ser de otro mundo”, dice la Dra. Somíé.

Alex era un joven de 18 años de edad, estadounidense que habí­a sufrido un brote psicótico cuando tení­a 14 años. í‰l tení­a alucinaciones, era suicida, y atravesó ciclos de depresión severa peligrosamente. Se encontraba en un hospital psiquiátrico, y le habí­an dado un montón de drogas, pero nada lo ayudaba. “Los padres habí­an hecho todo sin íéxito,” dice la Dra. Somíé. “Ellos no sabí­an quíé más hacer”.

Con su permiso, la Dra. Somíé llevo a su hijo a ífrica. “Despuíés de ocho meses allí­, Alex se habí­a vuelto bastante normal, informa la Dr. Somíé. Incluso fue capaz de participar con los curanderos en el negocio de la curación; sentarse con ellos durante todo el dí­a y ayudarlos en lo que estaban haciendo con sus clientes, pasó cuatro años en mi pueblo. “Alex se quedó por elección, no porque necesitaba más la curación”. Se sentí­a “mucho más seguro en el pueblo que en Amíérica”.

Para poner su energí­a y la del ser de la esfera espiritual en alineación, Alex pasó por un ritual chamánico diseñado para ese propósito, aunque era un poco diferente del utilizado por el pueblo Dagara. “í‰l no nació en el pueblo, así­ que otra cosa aplica. Pero el resultado fue similar, a pesar de que el ritual no era, literalmente, el mismo”, explica la Dra. Somíé. El hecho de que la alineación de la energí­a funciono para sanar a Alex le demostró a la Dra. Somíé, que la conexión entre los demás seres y las enfermedades mentales, es de hecho universal.

Despuíés del ritual, Alex comenzó a compartir los mensajes que el espí­ritu tení­a para este mundo. Por desgracia, las personas con la que estaba hablando no hablaban inglíés (la Dra. Somíé estaba ausente en ese momento). Sin embargo,  la experiencia llevó a Alex a ir a la universidad para estudiar psicologí­a. Regresó a los Estados Unidos despuíés de cuatro años porque “descubrió que todas las cosas que tení­a que hacer se habí­an hecho, y entonces podí­a seguir adelante con su vida”.

Lo último que la Dra. Somíé escuchó, fue que Alex estaba en la escuela de postgrado de psicologí­a en Harvard. Nadie habrí­a pensado que iba a ser capaz de completar los estudios de pregrado, y mucho menos obtener un grado avanzado.

La Dra. Somíé resume que la enfermedad mental de Alex se trataba de que: “í‰l estaba surgiendo. Fue una llamada de emergencia. Su trabajo y su propósito era ser un sanador. í‰l dijo que nadie estaba prestando atención a eso”.

Despuíés de ver lo bien que el enfoque chamánico funciono para Alex, la Dra. Somíé concluyo que los seres espirituales son tanto un problema en Occidente como en su comunidad en ífrica. “Sin embargo, la pregunta permanece, la respuesta a este problema se debe encontrar aquí­, en lugar de tener que ir todo el camino al extranjero para buscar la respuesta. Tiene que haber una manera en la que un poco de atención vaya más allá de la patologí­a de toda esta experiencia, y conduzca a la posibilidad de dar con el ritual adecuado para ayudar a la gente.

Anhelo de Conexión Espiritual

Un hilo común que la Dra. Somíé ha notado en los trastornos “mentales” en Occidente es una “muy antigua energí­a ancestral que se ha colocado en estasis, que por fin está saliendo en la persona”. Su trabajo, entonces es trazar de nuevo y retroceder en el tiempo para descubrir lo que el espí­ritu es. En la mayorí­a de los casos, el espí­ritu está conectado a la naturaleza, sobre todo en las montañas o grandes rí­os, dice.

En el caso de las montañas, como un ejemplo para explicar el fenómeno, “es un espí­ritu de la montaña que está caminando al lado de la persona y, como resultado, crea una distorsión del espacio-tiempo que está afectando a la persona atrapada en ella”. Lo que se necesita es una fusión o la alineación de las dos energí­as,“con lo que la persona y el espí­ritu de la montaña se convierten en uno”. Una vez más, el chamán realiza un ritual especí­fico para llevar a cabo esta alineación.

La Dra. Somíé cree que se encuentra con esta situación tan a menudo en los Estados Unidos debido a que “la mayor parte de la trama de este paí­s se compone de la energí­a de la máquina, y el resultado de ello es la desconexión y la ruptura del pasado. Se puede huir del pasado, pero no se puede ocultar de íél. El espí­ritu ancestral de la naturaleza viene de visita. No es tanto lo que el espí­ritu quiere, sino lo que la persona quiere”, dice. “El espí­ritu ve en nosotros una llamada a algo grande, algo que va a hacer la vida más significativa, por lo que el espí­ritu es la respuesta a eso”.

Esa llamada, que ni siquiera sabemos que la estamos haciendo, refleja “un fuerte anhelo de una conexión profunda, una conexión que trasciende el materialismo y la posesión de las cosas, y se mueve en una dimensión cósmica tangible. La mayor parte de este anhelo es inconsciente, pero para los espí­ritus, conscientes o inconscientes, no hace ninguna diferencia”. Ellos responden a cualquiera.

Como parte del ritual de fusionar la montaña y la energí­a humana, los que están recibiendo la “energí­a de la montaña” son enviadas a una zona de montaña de su elección, donde recogen una piedra que los llame. Traen esa piedra consigo para el resto del ritual y luego la mantienen como una compañera; algunos incluso se la llevan con ellos. “La presencia de la piedra hace mucho en afinar la capacidad perceptiva de la persona”, señala la Dra. Somíé. “Ellos reciben todo tipo de información de la que puedan hacer uso, así­ que es como si consiguieran alguna orientación concreta del otro mundo en cuanto a cómo vivir su vida”.

Cuando es la “energí­a del rí­o”, las personas están siendo llamadas a ir al rí­o y, despuíés de hablar con el espí­ritu del rí­o, encuentran una piedra de agua y regresan a recibir el mismo tipo de ritual que con el espí­ritu de la montaña.

“La gente piensa que es algo extraordinario que se debe hacer en una situación extraordinaria como íésta”, dice. Eso no es generalmente el caso. A veces es tan simple como buscar una piedra.

Un Ritual Sagrado como enfoque para la enfermedad mental

Uno de los regalos que un chamán puede traer al mundo occidental es ayudar a la gente a redescubrir el ritual, que esta tristemente deficiente. “El abandono del ritual puede ser devastador. Desde el punto de vista espiritual, el ritual es inevitable y necesario si se quiere vivir”, la Dra. Somíé escribe en Ritual: Poder, Sanación y comunidad. “Decir que se necesita el ritual en el mundo industrializado es un eufemismo. He visto en mi propia gente que probablemente, es imposible vivir una vida sana sin íél”.

La Dra. Somíé no sentí­a que los rituales de su pueblo tradicional simplemente podrí­an ser transferidos a Occidente, por lo que con sus años de trabajo chamánico aquí­, ella ha diseñado rituales que satisfagan las necesidades, tan diferentes de esta cultura. Aunque los rituales cambian de acuerdo a la persona o el grupo involucrado, se encontró con que hay una necesidad de ciertos rituales en general.

Uno de ellos consiste en ayudar a las personas a descubrir que su angustia viene del hecho de que están siendo “llamados por seres de otro mundo, a cooperar con ellos, en hacer un trabajo de curación”.El ritual les permite salir de la angustia y aceptar ese llamado.

Otro ritual necesario se refiere a la iniciación. En las culturas indí­genas de todo el mundo, los jóvenes se inician en la edad adulta, cuando llegan a una cierta edad. La falta de dicha iniciación en Occidente es parte de la crisis que la gente tiene aquí­, dice la Dra. Somíé. Se insta a las comunidades a reunir “las personas creativas que han tenido este tipo de experiencia, en un intento de llegar a algún tipo de ritual alternativo que, al menos, comience a hacer un hueco en este tipo de crisis”.

Otro ritual que se menciona en varias ocasiones a los que vienen con la necesidad de ayuda, implica hacer una hoguera, y luego poner en la hoguera “artí­culos que sean un sí­mbolo de problemas hallados en el interior de las personas, podrí­an ser los problemas de ira y frustración en contra de un antepasado, que ha dejado un legado de asesinato y esclavitud, o nada, cosas con las que el descendiente tiene que vivir”, explica. “Si estos están bloqueando la imaginación humana, el propósito en la vida de la persona, e incluso la opinión de la persona de la vida, como algo que puede mejorar, entonces tiene sentido empezar a pensar en tíérminos de cómo a su vez desbloquear esa carretera puede conducir a algo más creativo y más satisfactorio”.

El ejemplo de los problemas con un antepasado necesita rituales diseñados por la Dra. Somíé que abordan una disfunción grave en la sociedad occidental, y en el proceso de “disparar la iluminación” en los participantes. Estos son los rituales ancestrales, y la disfunción que dirigen a la masa de inflexión sobre los antepasados. Algunos de los espí­ritus que intentan atravesar, como se ha descrito anteriormente, pueden ser  “antepasados ​​que quieren fusionarse con un descendiente en un intento de curar lo que no fueron capaces de hacer, mientras que estaban en su cuerpo fí­sico”.

“A menos que la relación entre los vivos y los muertos este en equilibrio, el caos surgirá“, dijo. “Los Dagara creen que si existe un desequilibrio como este,  es el deber de los vivos sanar a sus antepasados. Si estos antepasados ​​no se curan, su energí­a enferma perseguirá las almas y mentes de aquellos que son responsables de ayudarlos. “Los rituales se centran en la curación de la relación con nuestros antepasados, tanto las cuestiones especí­ficas de un antepasado como los aspectos culturales más grandes contenidos en nuestro pasado.La Dra. Somíé ha visto suceder una extraordinaria curación en estos rituales.

Tomar un ritual sagrado como enfoque ante una enfermedad mental, más que ver a la persona como un caso patológico da a la persona afectada, y de hecho a la comunidad en general, la oportunidad de empezar a mirar desde este punto de vista, lo que conduce a “un sin fin de oportunidades y la iniciativa ritual que puede ser muy, muy beneficiosa para todos los presentes”, afirma la Dra. Somíé.


 
Extraí­do de: La Guí­a de Medicina Natural para la esquizofrenia, o la guí­a de la medicina natural para el Trastorno Bipolar, páginas 178-189, Stephanie Marohn (con Malidoma Patrice Somíé).

Críéditos: Republicado aquí­ con permiso de Waking Times

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