El apelativo de oro líquido para el aceite es ya tradicional. Sin embargo, nunca en la última díécada había sido tan acertado como en estos últimos días. El precio del producto ha alcanzado máximos que no se tenían desde febrero de 2006. Respecto al año pasado, el importe abonado en origen por íél ha crecido un 60%.
El calor y la sequía son los principales causantes de que la última cosecha, la de 2014/2015, haya sido la mitad del año anterior, quedándose en 900.000 toneladas. Aunque es cierto que la campaña 2013/2014 fue excepcional, se estima que la media debiera de estar en torno a 1.250.000 toneladas. Esta escasez ha provocado que el precio se haya disparado, llegando estos días por encima de los 4 euros por kilo, cuando en los últimos ejercicios se pagaba por debajo de los 3 euros.
“Hay nerviosismo en el sectorâ€, explica Enrique Delgado, director general de Infaoliva, asociación que representa a los fabricantes de aceite de oliva. La escalada de precios ha sido continuada desde hace meses, aunque la alarma no ha llegado hasta los últimos días, cuando se han superado cotas que hacía años que ni se rozaban. Esta situación ha impactado en los resultados de empresas como Deoleo. En la presentación de su balance de los primeros seis meses del año, la propietaria de Carbonell o Koipe entre otras marcas señaló que su ebitda se redujo un 44% por culpa de los elevados precios en origen. Explicó que la dificultad de llevar esta subida de precios al consumidor final lastró sus cuentas.
Pero España no es un caso aislado. El segundo mayor productor de aceite del mundo, Italia, ha visto mermada su producción en un 50% por culpa de una enfermedad que ha afectado a los olivos conocida como Xylella Fastidiosa. Esta plaga ha impactado especialmente en el sureste del país. Ambos países son causantes de que, según datos del Consejo Oleícola Internacional, la producción mundial haya descendido un 29%. Según explica Delgado, de Infaoliva, se ha tenido que acudir a importar aceite de Túnez y Marruecos para cubrir la demanda, que ha seguido creciendo estos meses. La propia Deoleo informó en sus resultados que había incrementado sus ventas en volumen y en importe.
Además del mercado nacional, España tiene que cubrir su creciente demanda en el exterior. El 66% de la producción de aceite en España se dedica a la exportación, según explica Josíé Carlos Marzal, presidente de la Fundación para la Promoción y el Desarrollo del Olivar. Por su lado, Delgado explica que el principal impacto en el mercado exterior será que no se abrirán nuevos países donde comercializar este producto y que habrá que “esperar a cosechas mejoresâ€.
El consumidor final de aceite de oliva todavía no ha notado de igual manera este crecimiento de los precios. Según informaba Reuters hace unos días basándose en datos de Euromonitor, los importes han subido un 10% en un año, mientras que con datos de Deoleo ha sido cercano al 15%.
Por encima de costes
Marzal recuerda que el precio del aceite ha vivido grandes oscilaciones y los agricultores han tenido que vivir mucho tiempo con importes por debajo de los costes, que han llegado incluso a 1,50 euros. Señala que un precio medio que debiera mantenerse tendría que estar en el entorno de los tres euros.
En esta línea, Agustín Rodríguez, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Andalucía, rebaja la preocupación sobre este problema. “Se trata de un debate interesadoâ€, apunta, “sin embargo, es la primera vez en dos díécadas que los agricultores hemos vendido por encima de los costes [2,40 euros]â€. Señala que el precio medio “real†que han cobrado los productores se ha situado en 3 euros, y no en los 4,05 euros en los que cerró la semana pasada. Rodríguez apunta a la responsabilidad de los distribuidores. Según el representante de los agricultores, los supermercados venden a precios bajos al usarlo como reclamo para los clientes.
Para mantener los precios, Rodríguez apunta a la necesidad de fijar un importe en origen. “En Italia ya se paga cuatro euros por el aceite de oliva virgen extra, aquí se ha pagado a dos eurosâ€, lamenta. En una línea similar se encuentra Delgado, de Infaoliva. Considera que es importante controlar los excedentes para utilizarlos cuando la cosecha mengue. Es la primera vez desde 1995, según datos de la UPA que la campaña acaba con “cero stockâ€.
La evolución de los precios altos durante la campaña 2015/2016 estará condicionada en buena parte por la climatología de los dos próximos meses. Se prevíé que la cosecha comience en octubre. Las previsiones no son las mejores. En los casos más optimistas se podría alcanzar una recolección en torno a 1,3 millones de toneladas. Sin embargo, Rodríguez apunta más bajo. “Si no llueve pronto y se adelanta el otoño, la cosecha será malaâ€. Las estimaciones oscilan entre 1,1 y 1,3 millones de toneladas. Pero el representante de los agricultores tranquiliza: “no va a faltar aceite de olivaâ€.
Diego Larrouy